martes, 27 de octubre de 2009

Manifiesto "Bogota" Por la Paz Mundial

Desde el 1 al 4 de octubre sesionó la Cumbre Mundial de Paz 2009 en la ciudad de Bogotá, Colombia donde temáticas como cultura, democracia, justicia; se los consideró estrechamente ligados a la convivencia pacífica entre pueblos y naciones. Damos a conocer, textualmente, el Documento final de la Cumbre.

Si tuviésemos que hacer un minuto de silencio por cada uno de los muertos que ha producido la violencia este año en el mundo, tendríamos que quedarnos en silencio horas. Si pensamos en los muertos anuales, serían varios días de silencio. Una década nos obligaría a callar por meses. Por ellos deberíamos quedarnos mudos durante años, siglos. Es muy posible que eso sea lo que quieren los violentos.
Como decían Médicos Sin Fronteras en la presentación del Premio Nobel “no estamos seguros de que las palabras salven vidas, pero si lo estamos de que el silencio puede matar”.

Porque La Acción Es Urgente
La Cumbre Mundial de Paz en Bogotá es el inicio de un diálogo global, un escenario que nos permita crear una nueva agenda política pacifista, donde se recogieron para este documento las propuestas y las demandas de diversos actores, que están dispuestos a dar pasos específicos hacia la creación de una sociedad pacifista y una cultura no violenta.
Hombres y mujeres asistentes a este encuentro se comprometen a realizar acciones específicas para dar seguimiento a los puntos acordados en este manifiesto.
Los Participantes De La Cumbre Mundial De Paz Manifiestan Que
La paz es el reconocimiento de los Derecho Humanos en su acepción más amplia, mientras que la guerra constituye el mayor fracaso político y la negación del concepto mismo de humanidad.

Es necesario y urgente comprender que la explotación la discriminación, la inequidad y la invasión armada y económica nos ha llevado a una situación humanitaria insostenible, que de no cambiar el rumbo de manera urgente, tendrá consecuencias catastróficas para todos y todas por igual, sin distinciones.

La violencia ejercida sobre una sola persona, denigra el conjunto de la humanidad. En un tiempo de cambio y retos globales, es preciso reconocer que la paz es una responsabilidad universal con implicaciones tanto individuales como colectivas.

Consideramos urgente mantener viva la herencia de los pueblos originarios, reconociendo sus derechos y territorios, sus esfuerzos y contribuciones hacia la cultura de la no violencia. Debe generarse un acercamiento no soberbio hacia las etnias del mundo para conocer su cosmovisión y el respeto que tienen por la naturaleza, permitiendo a la humanidad aprender y recobrar formas no agresoras hacia nuestros semejantes y nuestro entorno.
Debemos reconocer el derecho a la verdad y a la justicia de quienes han sido víctimas de la violencia, y con esto comenzar a abrir el espacio emocional de las sociedades.
Sólo por la reconstrucción de la memoria podemos acercarnos a la reconciliación como condición fundamental para una sociedad pacífica, ya que la memoria de las víctimas debe ser el motor para no repetir la barbarie en ningún lugar del planeta.
Rechazamos no sólo la violencia armada, sino también la económica, la violencia cultural, de género y sexual, la étnica y religiosa, así como la violencia estructural que permite la existencia de inequidades e injusticias que devienen en conflictos de toda índole y gravedad.

Desandar el camino de la guerra es un proceso arduo que exige gestos, compromisos, renuncias y propuestas realizables y posibles. Renunciar a las armas y además abrir espacios para el diálogo son para las personas aquí firmantes, las únicas vías para terminar con todas las formas de violencia actuales.

Rechazamos la militarización de la política y de la democracia y condenamos la carrera armamentista que desde los países productores se fomenta, alienta y dinamiza. Es necesario renunciar a la economía de guerra; exigimos un control a la venta de armas legal e ilegal y proponemos la creación de un observatorio ético de ese comercio.
Rechazamos la concentración de la riqueza, la desmesurada concentración de capital y tierras, en unas pocas manos y abogamos por la limitación de la riqueza.

Las personas firmantes de este manifiesto creemos que la política de paz debe ser una de las tareas más urgentes de los gobiernos. Las naciones democráticas están obligadas a emprender acciones eficaces para desmantelar la economía de guerra e impulsar el nacimiento de democracias basadas en la no violencia, los Derechos Humanos y la educación para lograr la paz.

Educar para la paz significa reivindicar la cooperación y la solidaridad, condiciones imprescindibles para evitar que la infancia y la juventud sean sujetos activos en los escenarios de violencia y en ese sentido exigimos que la objeción de conciencia sea considerada como un derecho en aquellos países donde el servicio militar es obligatorio.
Educar para la paz e invertir en la humanidad será imposible mientras que la diplomacia actual esté basada en un manejo hipócrita de los discursos contrarios a los hechos, por eso desde Bogotá la Cumbre Mundial de Paz quiere denunciar que:

Las primeras democracias y economías del mundo son las principales exportadoras de armas; mientras no haya un cambio de rumbo en esta política, aspirar a una verdadera sociedad pacifista será imposible.
Los países que controlan el Consejo de Seguridad de la ONU fomentan no sólo la escalada de violencia armada, sino que además impulsan un modelo económico basado en la economía de guerra.

El acceso a la justicia, el respeto a la dignidad individual y colectiva, así como la justa restitución de recursos y territorios, deben ser condiciones básicas para el verdadero cambio estructural que el planeta necesita de forma urgente.

Compromisos De Quienes Firman
Las personas asistentes a la Primera Cumbre Mundial de Paz asumimos el compromiso de trabajar para la consecución de metas específicas, en cada uno de nuestros ámbitos de actividad.
Quienes aquí firmamos nos comprometemos a la creación y desarrollo de la Red Internacional De Pacifistas Sin Fronteras, responsable de la realización y desarrollo de la Cumbre Mundial de Paz y de la promoción, divulgación de sus compromisos, procesos y logros.
Somos responsables de mostrar al mundo y demostrar a los gobiernos que la voz de la paz puede hacerse oír y puede incluso desmantelar las formas de la guerra, porque tenemos pleno convencimiento que quienes habitamos este planeta queremos y buscamos la paz en mayor medida que quienes hoy permiten o provocan las guerras.
Porque la acción es urgente, porque es tiempo de que todos nos convirtamos en constructores de paz en lo individual, lo colectivo y lo social, la Cumbre Mundial evaluará los avances tangibles de nuestro emprendimiento inicial en los próximos encuentros.

Porque sabemos que la paz es mucho más que la ausencia de guerra, sabemos también que lograr la paz, es mucho más que hablar de ella.-
Siguen las firmas de los y las participantes en la reunión de Consenso para la elaboración del Manifiesto en la Cumbre Mundial de Paz Bogotá 2009.+ (PE)
Fuente:
http://www.ecupres.com.ar/

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