viernes, 29 de octubre de 2010

Religión y ciencia.


(Creacionismo y Diseño Inteligente)


Un español que ha dedicado una buena parte de su vida y su gran bagaje científico a evitar que se enseñe el creacionismo en las escuelas americanas, por considerar que no es un método científico. Su nombre es Francisco J. Ayala (Madrid, 1934), genetista, licenciado en Física, ordenado sacerdote dominico, asesor científico de varios papas y en la actualidad ciudadano norteamericano casado desde 1985 con una mujer de origen checo, con la que tiene dos hijos.


Su tesis es que ni solo la ciencia tiene sentido ni todas las respuestas están en la Biblia, un libro, la Biblia, que muchos utilizan como texto de primaria, según afirma Ayala: “Leer el Génesis como un texto científico es una barbaridad científica y religiosa”; y tomando como ejemplo los capítulos 1 y 2 sobre la creación del hombre, concluye: “la interpretación literal de la Biblia se autodestruye”. Sin embargo no tiene ningún empaque en mostrar sus discrepancias con el científico Richard Dawkins, quien defiende que sólo la ciencia tiene sentido; postura tan extraña, afirma Ayala, como quien encuentra todas las respuestas en la Biblia. Por supuesto, la ciencia no tiene nada que decir sobre el alma y el espíritu, al igual que la Biblia no pretende una explicación científica del universo.


Francisco Ayala, miembro de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, uno de los más prestigiosos científicos de origen español en activo, especializado en biología evolutiva, defiende que la evolución biológica sigue ocurriendo, pero a la vez se hace eco de la evolución cultural que nos permite volar mejor que los pájaros sin tener alas y navegar mejor que los peces sin poseer branquias; mientras la evolución biológica se produce en miles de generaciones, la cultural ocurre en una escala de años.


A sus muchos títulos y reconocimientos académicos (es doctor honoris causa de una quincena de universidades y miembro de numerosas academias de ciencias), se une su sensibilidad religiosa y su espiritualidad y defensa de la divinidad. Posee la Medalla Nacional de la Ciencia de los Estados Unidos y, recientemente, le ha sido concedido el Premio Templeton (cuyo nombre completo, en inglés, es Templeton Prize for Progress Toward Research or Discoveries about Spiritual Realities)[1], que culmina otros muchos premios y medallas de diferentes países, que reconocen su dimensión científica universal.


Entre sus múltiples publicaciones sobre temas científicos en los que no elude su dimensión religiosa, el último traducido al español (mayo 2007), publicado por Alianza Editorial es Darwin y el diseño inteligente: creacionismo, cristianismo y evolución, al que queremos prestar una atención especial. Tiene otras publicaciones dedicadas al mismo tema, como La evolución de un evolucionado: escritos seleccionados, Universidad de Valencia, Servicio de Publicaciones (2006); Teoría de la evolución (1999), Ediciones Temas de Hoy; La teoría de la evolución del hombre (1995), Alianza Editorial; La teoría de la evolución: de Darwin a los últimos avances de genética (1997), Ediciones Temas de Hoy; Origen y evolución del hombre (1995), Alianza Editorial; La naturaleza inacabada(1994), Salvat Editores y otros más, así como más de 500 artículos científicos.


El libro Darwin y el diseño inteligente: creacionismo, cristianismo y evolución, editado en rústica, tiene 232 páginas y un precio de 17,35 €: está estructurado en diez capítulos, precedidos de una introducción en la que analiza la relación entre Biblia y Evolución. Los capítulos abarcan los temas siguientes: 1) Diseño inteligente; 2) La evolución de Dawin; 3) Selección natural; 4) Pruebas de la evolución; 5) Evolución humana; 6) Evolución molecular; 7) El creacionismo y sus problemas; 8) Creacionismo y fundamentalismo en Estados Unidos; 9) Ciencia: poder y límites; y 10) Darwin en la historia de las ideas.


Ayala trata en este libro, como ha hecho en publicaciones anteriores, de conciliar ciencia y religión con respecto a un tema tan vidrioso, especialmente en el entorno social donde él se mueve, los Estados Unidos de Norteamérica, sometido a la presión de los movimientos fundamentalistas, como es la evolución de las especies. Centra sus esfuerzos en sostener que ciencia y religión no son dos aspectos antinómicos, sino complementarios; no hay contradicción posible, puesto que se trata de asuntos que se mueven en planos diferentes, sin que exista solape entre ellos. Mientras que la ciencia trata de descubrir y explicar los procesos de la naturaleza, la religión trata del significado y propósito del universo y de la vida, la forma como se relaciona el ser humano con su Creador en cuya relación cobran un protagonismo principal los valores morales que inspiran y guían la vida humana y que la ciencia soslaya por no formar parte de sus intereses.


La selección natural explica la evolución de las especies a través de millones de años y la adaptación de los organismos a su entorno, con ojos para ver, alas para volar, y agallas para respirar en el agua. Y añade en su análisis que el mundo de la vida está lleno de imperfecciones, sufrimiento, crueldad y sadismo. La espina dorsal esta mal diseñada, los depredadores devoran a sus presas, los parásitos destruyen a sus huéspedes. La selección natural da cuenta de estas calamidades que, por ello, no necesitan ser atribuidas a mal diseño o perversidad del Creador.

Según explica Ayala, la evolución por selección natural esta más de acuerdo con la fe religiosa en un Dios de amor, misericordia y sabiduría, que el llamado “diseño inteligente” que atribuye al Creador las imperfecciones del mundo de la vida. Dios ha concedido al ser humano la capacidad de “señorear la tierra”, es decir, descubrir sus misterios y analizar todo cuanto afecta tanto al universo como a los seres humanos y le invita a servirse de su inteligencia para desentrañar los misterios de la Creación. No hacerlo así es despreciar los dones concedidos por Dios. No existe, pues, confrontación entre ciencia y religión.


Desde el punto de vista teológico, nos queda un amplio camino por recorrer, que comienza por adoptar un plano de humildad ante la inmensidad de la Creación y de respeto ante la capacidad concedida por Dios a sus criaturas para desentrañar los misterios del Universo.

El libro Darwin y el Diseño Inteligente proporciona la mejor introducción a Darwin y a la biología de la evolución actualmente disponible y supone un reto para los creyentes que desean tener la mente abierta para comprender mejor la obra de Dios.

Octubre de 2010.



[1] El Premio Templeton es un premio internacional otorgado anualmente desde 1972 por la Fundación John Templeton a las personalidades que contribuyen a la investigación o los descubrimientos de realidades espirituales. El premio lleva el nombre de su fundador, Sir John Templeton, un empresario estadounidense de origen británico, nombrado caballero en 1987 por Isabel II en reconocimiento a su labor como filántropo. Hasta 2001 se llamó Premio Templeton para el progreso de la religión y desde 2001 hasta la actualidad se le ha llamado Premio Templeton para el Progreso hacia la investigación o descubrimientos sobre realidades espirituales. Actualmente el premio es entregado por el príncipe Felipe de Edimburgo en una ceremonia que tiene lugar en el Palacio de Buckingham. El Premio rinde homenaje a una persona viva que haya hecho una contribución excepcional a la afirmación de la dimensión espiritual de la vida, ya sea a través de una idea, descubrimiento, o la práctica de determinadas obras. Hombres y mujeres de cualquier credo, profesión u origen nacional pueden ser nominados para el Premio Templeton. La distinguida lista de anteriores ganadores incluye a representantes del cristianismo, el judaísmo, el islamismo, el hinduismo y el budismo. Entre ellos hay variospremios Nobel. []



Fuente:LUPA PROTESTANTE

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