lunes, 3 de enero de 2011

México: “La guerra contra las drogas, sólo un show mediático”



Edgardo Buscaglia, investigador de la ONU y experto del ITAM hace las siguientes declaraciones en una entrevista al periódico alemán Tageszeitung. Publicado en Por Esto el 25 de diciembre del 2010

Show mediático

Así califica el académico e investigador de la ONU, Edgardo Buscaglia, la “guerra” contra las drogas que Calderón declaró en diciembre del 2006/ El crimen organizado es un fenómeno político y social y declararle la guerra a éste, es como declararle la guerra a uno mismo/ La sociedad apoya a estas organizaciones y los grupos de criminales son parte de la red social, son parte del estado

MEXICO, D..F., 24 de diciembre (Especial).- La mafia ha entrado profundamente a las instituciones gubernamentales y la economía de México. Pero sí hay maneras de quitarle el inmenso poder que tiene – eso nos enseñan otros países, dice Edgardo Buscaglia, docente y profesor de derecho y economista. Die Tageszeitung (taz): Sr. Buscaglia, las autoridades mexicanas de seguridad han detenido o matado tres de los jefes del crimen organizado recientemente – primero Arturo Beltrán Leyva y luego “La Barbie” Edgar Valdéz y “El Grande” Sergio Villareal. Y ahora lograron incautar 134 toneladas de mariguana incluyendo detenciones.

¿Son estos logros que hacen avanzar la lucha contra los carteles?

Edgardo Buscaglia: Para causar revuelco y deshacer el crimen organizado tienen que pasar otras cosas. Se tienen que atacar las estructuras corruptas del estado y de la iniciativa privada, y aparte la estructura financiera de la mafia. Estas son las bases de los criminales. No sirve de nada solo dedicarse al show mediático, detener o matar capos. Organizaciones criminales funcionan con y sin “La Barbie”. Ellos no dependen de personas, sino de estructuras.

Si los narcos…

¡Alto! Es falso clasificar el crimen organizado en México solo como la mafia de drogas. Trabaja en 23 áreas: tráfico humano, contrabando, copias piratas, criminalidad en internet, secuestros, extorsiones. Con estos delitos hace entre 52 y 55 por ciento de sus ganancias. Los grupos mexicanos están organizados trasnacional y actúan en 49 países. En todos estos países tienen bienes y sus bases operativos.

¿Como trabajan los carteles?

Ya solo el cartel de Sinaloa está activo en 35 países de Latinoamérica y tiene sus asalariados a por lo menos nivel municipal. En México los que apoyan a la mafia se encuentran en las dependencias del gobierno a nivel municipal, estatal y federal. Grandes empresas legales proporcionan barcos y bodegas, en empresas farmacéuticas se producen drogas sintéticas. Aparte constructoras, empresas agrarias y de minería les dan una base operativa. En el 78 por ciento de los sectores económicos hay dinero de la mafia.

Bajo estas circunstancias, ¿que sirve la guerra contra las drogas que Felipe Calderón declaró en diciembre del 2006?

Solo es un show mediático. Las estructuras corruptas hasta ahora ni siquiera se han tocado. El crimen organizado es un fenómeno político y social y declararle la guerra a este es como declararle la guerra a uno mismo. La sociedad apoya estas organizaciones. Los grupos de criminales son parte de la red social, son parte del estado.

¿Entonces Usted cree que el crimen es parte de la sociedad?

Hay complicidad social y complicidad política. No significa, que todos los mexicanos están involucrados. Pero en sectores clave de la economía existe una actitud pasiva y hasta activa de protección al crimen organizado. Lo mismo pasa en los sectores marginalizados de la población, en los barrios pobres y en áreas rurales. En algunos estados los criminales están protegidos por los pobres, porque la mafia invierte en la infraestructura. La guerra es un camino sin sentido. Ningún gobierno puede llevar una guerra contra si mismo, su própia sociedad.

La violencia se incrementó aún más después de la ofensiva de Calderón. Si no hubiera pasado esto, ¿México se hubiera salvado de la escalación?

No, la violencia por la lucha por mercados e influencias hubiera crecido de todos modos. La política del presidente causó la recaída de México al “paradox de la represión”. Quién manda más y más policías y soldados, pero no ataca al mismo tiempo los fondos de financiamiento, tiene que enviar aún más policías y soldados. Los criminales también invierten más dinero para poder defenderse mejor. El gobierno cree, que la mafia se retira como un criminal común si moviliza el ejército. Pero organizaciones criminales no reaccionan como individuos, sino como empresas. En México se aplica una medicina, que es más peligrosa que la enfermedad, porque la agrava.

Entonces, ¿que tiene que pasar?

Hay que ver muy bien, que hicieron otros países. Por ejemplo Italia y Colombia. Ahí fueron combinadas cuatro acciones: prevención social, incautación de bienes ilegales, reformas jurídicas y lucha contra la corrupción.

¿Porque varones jóvenes entre 8 y 12 años terminan en pandillas de jóvenes como las Maras, que trabajan para la mafia?

Tiene que ver con la falta de educación. Ocho millones de niños en México no van a la escuela, andan de vagos en la calle, toman drogas y se vuelven violentos. Este es el fondo del cual se desarrolla la criminalidad. Pero las autoridades mexicanas no hacen nada. Tampoco se incautan bienes ilegales. Aunque Calderón habla de eso en verdad no se toca este dinero. Por cierto también hay dinero de la mafia en Alemania.

¿Que se puede hacer en contra de eso?

La lucha contra la corrupción tiene que tocar la clase política a más alto nivel. Cada político y sus familiares tienen que comprobar de dónde provienen sus bienes de los últimos 15 años. Eso estaría una medida para aplicarse a corto plazo, que tuviera un efecto inmediato tanto penal como preventivo. Todos los políticos se enterarían que ya se acabó la fiesta. Pero eso tampoco pasa en México porque no hay consenso entre los partidos. Nadie quiere ser el primero para evitar ser el perdedor, ya que 77 por ciento del dinero para las campañas electorales proviene de la mafia. Aparte e importante también son necesarias las condiciones jurídicas favorables y seguridad de derecho. Jueces tienen que ser adiestrados para garantizar derechos humanos y derechos individuales. Ni el presidente ni la clase política creen necesaria una reforma jurídica, que garantiza los derechos individuales en un juicio penal. Para Calderón un acusado y un convicto son lo mismo. ¿Porque más pudiera decir, que gran parte de los 28,000 asesinados en los últimos años pertenecían al crimen organizado? Ningún juez ha confirmado eso nunca.

¿Qué le hace sentirse tan seguro, que las acciones propuestas llevan al éxito?

19 de los países, que han aplicado estas cuatro reglas, han logrado bajar el crimen organizado más del 40 por ciento, y eso en los primeros diez meses después de haber implementado estas iniciativas al mismo tiempo. México no ha implementado ni una sola, y así no espero ningún cambio. Todo lo demás es show. México tiene que ponerse en duda a si mismo voluntariamente política y socialmente. Pero eso solo pasa bajo circunstancias de sufrimiento extremo. México llegará a este punto y va a hacerlo. Desgraciadamente tienen que morir aún más gente y la inestabilidad aún tiene que incrementar.

¿Quiere decir, que es necesario un aún más grande incremento de violencia?

Para un cambio una condición es inevitable: los empresarios tienen que estar frente a un abismo. Van a hacer algo solo cuando sus bienes están el peligro, por ejemplo por extorsiones, secuestros a sus familias o asesinatos a ellos mismos por coche bombas. Normalmente la élite económica de un país se encarga de controlar el monstruo, que ellos mismos crearon, para que no los coma a ellos mismos. Así estuvo en Colombia. México aparentemente no ha llegado a este límite de dolor.

¿Y la política?

Es necesario una élite política, un partido gobernante con una mayoría clara. Solo así puede implementar medidas sin tener que tener cuidado de la oposición. El gobierno debe tener la posibilidad de obligar la oposición a un pacto. Así pasó en los años 90 en Italia y después en Colombia. En México esto no se está viendo ni de lejos, porque el presidente tiene una mayoría muy pequeña y aparte gobierna bajo la acusación de haber llegado al poder por un fraude.

¿Que piensa Usted de la sospecha, que Calderón tiene conexiones con el cartel de Sinaloa? ¿Solo es una teoría de complot?

Las cifras que averiguamos la estación estadunidense National Public Radio y yo independientemente el uno del otro en enero de este año, efectivamente dan lugar para preguntas. El cartel de Sinaloa es la empresa más importante en el negocio de las drogas, maneja el 46 por ciento de las exportaciones a Estados Unidos y la Unión Europea. Pero de los detenidos convictos solo el 1.8 por ciento pertenece a este cartel. Ahí hay una discrepancia grande. Esta ventaja hacia una organización no ha logrado explicar el gobierno. Sinaloa corrompe mejor, amenaza mejor, extorsiona mejor y por eso está mejor protegido que todos los demás.

¿Es México un “estado fallido”?

No, pero México es un estado débil a todos los niveles: al municipal, al estatal y al federal. Existen regiones, en dónde sí se puede hablar de un estado fallido, porque ningún gobierno tiene influencia alguna. En estados como Sonora, Michoacán, Durango, Sinaloa, Chiapas hay zonas, que tienen similitud con Afganistán respecto a la falta de instituciones gubernamentales. Yo hablaría de un estado fragmentado, en el cual como en un rompecabezas cada pieza pertenece a otro grupo criminal. Eso a su vez paraliza al gobierno en la lucha contra estos grupos.

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2010, año sangriento

Jesusa Cervantes / Proceso
MÉXICO, D.F., 31 de diciembre (apro).- En medio de la narcoviolencia y altos niveles de crueldad concluye uno de los años más sangrientos del sexenio calderonista.

El aumento del crimen organizado en México ha ido aparejado de escenas cada vez más espeluznantes. Un ejemplo de ello fue lo ocurrido el 12 de diciembre: el hallazgo de tres cuerpos mutilados en la carretera de Acapulco. El hecho no resulta novedoso de no ser porque las tres personas fueron desolladas de la parte superior del cuerpo. Como trabajo de filigrana, quienes lo realizaron hicieron cortes precisos para arrancarles la piel de la cara y, cual si se tratara de mascaras, fueron presentadas y colocadas sobre las barras de concreto de la carretera con sus respectivos narcomensajes.

Esta parte, oscura y repulsiva del narcotráfico, es lo que la población va conociendo día tras día; es lo que la autoridad y los medios de comunicación muestran. Pero del otro lado de la moneda está el beneficio que deja tanta ejecución y crueldad al crimen organizado: el blanqueo de sus ganancias, de su dinero sucio y lleno de sangre.

Las ejecuciones son producto de enfrentamientos entre diversas organizaciones criminales que, a su vez, se disputan el territorio y el mercado para la venta de estupefacientes. Si la lucha es tan cruenta es porque el negocio para los narcotraficantes vale la pena, porque la plaza es buena, porque la venta de droga les resulta gratificante. Siendo así las cosas, todo parece indicar que, a mayor violencia, mayores ganancias.

Y si las ganancias son multimillonarias, ¿por qué el gobierno no habla de ello? ¿Por qué no ataca el lavado de dinero en México? ¿Por qué ni siquiera, cuando aborda el tema, ofrece cifras creíbles? ¿Qué hay detrás del silencio y la inacción gubernamental?

Las cifras que dan el gobierno y organismos internacionales son diametralmente opuestas. Por ejemplo: de acuerdo con la Procuraduría General de la República (PGR), cada año se lavan 10 mil millones de dólares producto del narcotráfico; según el la consultora internacional Mancera, Ernst and Young la cantidad asciende a 24 mil millones de dólares. Para el Fondo Monetario Internacional (FMI) es de entre 8 mil y 25 mil millones de dólares, pero para expertos independientes, como la firma estadunidense “No Money Laudering”, el lavado es de alrededor de 45 mil millones de dólares al año.

Y siendo cantidades impresionantemente, ¿por qué el gobierno no habla de esa parte que también genera el crimen organizado, porqué sólo muestra la parte escandalosa y terrible de la muerte?

Quizá el gobierno evita hablar del lavado de dinero porque, como dicen los expertos, toda la economía mexicana está inundada de ese dinero ilícito. Porque ese dinero es el que circula en casas de cambio, bancos, casas de bolsa, empresas de seguros, subastas de arte v venta de joyas, de inmuebles de aeronaves, de yates, de autos, de aparente explotación de minerales, conglomerados de medios de comunicación y, lo más novedoso, por las agrupaciones religiosas.

Y sin olvidar a los sindicatos, fideicomisos, obras de gobierno y, por supuesto, de campañas políticas. Por lo menos es lo que sostienen especialistas, como Edgardo Buscaglia.

A partir de esto, podemos entender que “los señores del dinero en México” tendrían que ser investigados, pues quizá, sin saberlo, sus grandes empresas están siendo utilizadas para lavar multimillonarias sumas de dinero. ¿Será por esto que el gobierno no habla de esa otra parte del crimen organizado? Porque si verdaderamente investiga llega hasta su propia casa pasando por todos los poderes fácticos del país.

En 2008, el gobierno federal anunció al Poder Legislativo que presentaría su iniciativa sobre el lavado de dinero, pero tuvieron que pasar dos años para que cumpliera. Apenas en agosto pasado, Calderón envió su iniciativa contra el blanqueo de dinero, pero ésta no ha podido avanzar en la Cámara, cuyos legisladores no han tenido la capacidad política para concretar la política de su jefe: el Presidente la República.

¿O será a caso que esto es una farsa y en realidad no se pretende atacar el problema, justamente porque se podrían afectar grandes consorcios y diversos sectores de la sociedad? No lo sabemos. Lo único que vemos es que mientras el gobierno más se tarda en atacar lo que da vida al crimen organizado, su sistema financiero, las nuevas formas de lavar dinero siguen apareciendo y con altas posibilidades de que aquí en México se estén poniendo en práctica.

Por ejemplo, según la Internacional Compílanse Association, ICAM, un instituto académico con sede en Londres y que en forma asociada con la Universidad de Manchester imparte capacitación en materia de criminalidad financiera y políticas sobre el combate al lavado de capitales, la forma más novedosa de lavar dinero es a través de actividades aparentemente religiosas y que tienen representación en diversos países de Latinoamérica.

Es decir, parte del lavado de dinero se realiza en organizaciones que dicen ser religiosas Si esto efectivamente es así, entonces el gobierno de Calderón debiera incluir en su iniciativa la indagación de los recursos que “mueven” las 7 mil 554 asociaciones religiosas que existen en el país y que tienen registro en la Secretaría de Gobernación.

No es novedad que algunas membresías de carácter religioso en México no sólo se dedican al culto, sino que han participado en algunos delitos, como por ejemplo la introducción de un buen número de extranjeros al país, muchos de los cuales lo hacen con documentos que se han detectado como falsos.

Entonces, si el gobierno quiere acabar con la narcoviolencia, con el desollamiento de jóvenes atrapados por el narco, con los mutilados, descabezados y ejecutados, debe empezar por atacar esta parte de la cadena del crimen organizado: el blanqueo del dinero sucio, que por cierto, no sólo es producto de la venta de estupefacientes. También está el secuestro y tráfico de indocumentados, por ejemplo, acontecimientos que, por cierto, son con los que esta cerrando el gobierno calderonista.

mjcervantes@proceso.com.mx

Fuente: Chacatorex
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