miércoles, 21 de septiembre de 2011

Conflictos en África y fundamentalismos.



Habíamos prometido ir presentando a discusión en ATRIO el esquema y algunos párrafos de cada una de las ponencias del XXXI Congreso de Teología celebtado recientemente en Madrid. Así se podía ir desgranando y extendiendo los temas expuestos que sólo algunos pudimos oír y continuar los comentarios y el debate que allí se redujo a pocos minutos. Pero no hemos podido disponer de los textos, como se nos había prometido. Los organizadores prefieren que se espere a que se publiquen las actas. Nosotros, sin embargo, vamos a publicar algunas intervenciones que hemos podido recuperar. Si alguien hizo esquemas o recogió textos, agradeceríamos que nos los enviara para poder ponerlos en común . Gracias. Este primer texto es una parte de la intervención de Jean Baptiste Migheri, teólogo laico congoleño, que habló sobre CONFLICTOS EN ÁFRICA Y FUNDAMENTALISMOS.
Se entiende al fundamentalista como una persona que adopta prácticamente una visión exclusiva de la verdad, y en ese sentido hay que tomar en consideración todos los aspectos de la verdad. Sus consecuencias se pueden resumir en la visión dualista, en el pensar, en el sentir, en el hacer, en los tópicos, como la buena religión en contra de la supuesta mala religión, en el eje del bien contra el supuesto eje del mal, la buena cultura en contra de la supuesta mala cultura, como buena civilización en contra de la supuesta mala civilización, y eso en todos los ámbitos de la vida humana. El fundamentalismo se manifiesta como intransigencia frente a la opinión, a la cultura, el modo de vida de los demás. Y aunque parezca expresarse más en la forma religiosa, tenemos que comprender y aceptar que éste no es el modo exclusivo de su manifestación.
Cuando se habla de los conflictos africanos desde fuera, se les suele calificar de tribales o étnicos. Es la manera más atolondrada e irresponsable de definirlos, y por ende de no querer responder por ellos, exponiendo sus verdaderas causas. Política, economía, cultura y religión son en realidad los grandes marcos de los conflictos africanos, como lo son de alguna manera, en realidad, en todo el mundo.
Pero ¿cómo se manifiestan esos fundamentalismos políticos, económicos culturales y religiosos en los diversos conflictos del continente? ¿Cuáles son sus alcances negativos y cómo se pueden contrarrestar? Nos acercaremos a todas estas preguntas, desde la consideración histórico-socio-cultural hasta la consideración político-económica, pasando por el aspecto religioso en general.
Partiendo del contexto histórico-socio-cultural podemos descubrir que el continente africano en su larga historia en su larga historia de diversidad cultural, es su marca más propia, es un verdadero mosaico de la humanidad, un museo antropológico viviente. Pero al mismo tiempo, África es el continente más pobre, o mejor dicho, el continente más empobrecido. Quinientos años de trata de seres humanos, de esclavitud, de colonización, de saqueo de las riquezas naturales y culturales, de manipulación de sus poblaciones y alineación de su historia, de expolio de sus tierras, y todo esto coronado por el actual neocolonialismo político y económico. Todos estos aspectos dejan en la cuna de la humanidad gravísimas heridas. Por otro lado, este continente sigue sufriendo un cierto fundamentalismo cultural, tradicional, que crea un ambiente socialmente conflictual. Por ejemplo, en la materia de la igualdad entre hombre y mujer, al no aprovechar y desarrollar positiva y rápidamente mente los derechos de la mujer, muchas sociedades africanas han seguido manteniendo un ambiente familiar de no-paz y fomentando indirectamente la ignorancia, ya que les falta la totalidad del liderazgo femenino, necesario para la cultura de la paz. Sin embargo, la mujer africana no deja de ser la principal clave del desarrollo y de la paz en África, a través de un feminismo llamado a fomentarse respetando y promoviendo los valores socio-familiares para llegar a una sociedad socialmente responsable y socialmente fecunda. En efecto, la igualdad es ante todo, según mi consideración, un camino de dignidad humana. El machismo no se resuelve con favoritismos, mas bien con el respeto de cada uno por su ser, ser humano. Por lo mismo, una educación no discriminatoria, me parece el mejor medio para ir eliminando todas las formas de discriminación en nuestra sociedad. Aspectos tradicionales como la dote, todos sabéis de que se trata, debería estar sujeta a un profundo discernimiento comunitario, ya que ha ido perdiendo su valor simbólico, que tiene que ver con la fecundidad de la mujer madre y la fortaleza del varón protector, sugiriendo a muchos la idea de que se trata más bien de una venta o compra. Con este ejemplo quiero señalar que muchos simbolismos africanos han ido perdiendo su valor a lo largo de los años y necesitan ser discernidos y actualizados comunitariamente, familiarmente para no convertirse en debilitadores de la armonía social.
Cuando de habla de fundamentalismo religioso, nacido en el siglo pasado en el sur de Estados Unidos, hoy pensamos primeramente en nuestros hermanos musulmanes o, como mínimo, a los árabes, si bien la historia confirma la existencia de muchos fundamentalismos.
Benedicto XVI lo captó claramente cuando dijo: grupos que dicen pertenecer a las distintas religiones se difunden en África. Lo hacen en nombre de Dios, pero según una lógica opuesta a la divina. Es decir, engañando; enseñando no el amor y el respeto a la libertad, sino la intolerancia. Lo que consideramos como fundamentalismos es esencialmente una alineación de la doctrina, y por lo tanto habría que ponerle siempre un calificativo, un atributo, precisando siempre mejor para evitar la confusión. Nos vale reconocer aquí que el Islam, su misión, no tiene nada que ver con el fundamentalismo de algunos de sus practicantes. Lo mismo con todas las demás religiones, incluyendo la nuestra, la católica, acusada no pocas veces por un tipo de prensa occidental de promocionar el fundamentalismo. En todo caso, todas las religiones del mundo han experimentado, de una u otra manera, el sufrimiento de movimientos fundamentalistas. Lo mismo ocurre en las culturas, las corrientes de pensamiento, las ideologías, los sistemas, etcétera. Y curiosamente se observan similitudes entre los diferentes fundamentalismos religiosos.
África es uno de los continentes donde sus religiones tradicionales son poco representativas, o mejor dicho, poco valoradas. Por ejemplo, el hermoso y profundo culto de los ancestros, que para mi es la única idea que me hace creer en los santos, y entrar sin hesitación en la vivencia cristiana de su culto, esta experiencia, digo, es a menudo mirada con recelo. Hay tantos otros ejemplos a los que podemos referirnos: la danza religiosa africana, los colores, el uso de las lenguas africanas, etcétera. Observasteis seguramente lo que sucedió en el último sínodo de la Iglesia africana en Roma, cuando se prohibieron algunas manifestaciones africanas. Desde luego podréis comprender que en África un catolicismo al que se ha impedido ser africano, no es para africanos.  La diversidad positiva no se opone jamás a la universalidad, más bien es para ella la garantía carismática. En todo caso, como la fe tradicional no deja de tener su influencia en todos los africanos,  hay que evitar una relación conflictiva entre los diferentes puntos de vista. Es verdad que en este caso la incidencia es minima. La indiferencia y el rechazo es la actitud mas adoptada, la ignorancia puede contribuir a esto también.
Exceptuando el llamado animismo los conflictos religiosos se agudizan y se profundizan en le territorio africano, y especialmente entre el cristianismo y el Islam, sobre todo en la parte norte del continente. Curiosamente, porque se trata de las dos grandes religiones del tronco de Abraham, importadas a África en compañía de dos sistemas de colonización que los musulmanes árabes y los conquistadores europeos trajeron con su conquista política.
Desgraciadamente a historia sigue haciendo sus pasos en este continente, y en este sentido son pocos los conflictos en los que elemento religioso está ausente. La mayoría de los países de África del Norte lo experimenta muy a menudo. Quienes lean los periódicos se darán cuenta de tantas victimas debidas a la violencia religiosa. El caso mas concreto es el delos monjes de Tibhirine.
Fuente: ATRIO

No hay comentarios:

Publicar un comentario