sábado, 8 de octubre de 2011

Creer es tener Fe.




Hubo un momento en que el animal se convirtió en humano, se descubrió y consiguió verse a si mismo, fue el momento en que nació nuestra racionalidad; decisiva para diferenciarnos del resto de seres vivos de este planeta y se lanzó a conquistar el mundo, empezando a creer en sus posibilidades.

Durante esta evolución que duró miles de años, miles de preguntas se le acumulaban al ser humano y pocas tenían explicación, había que creer en las experiencias de los más veteranos de la tribu para saber que después de un cálido verano llegaba un frío invierno.

Comienza en esta evolución a nacer Dioses que dan explicación a todo lo que se desconocía y se les comienza a venerar y creer en su poder, había dioses de todas las clases y para todos los usos necesitados, el humano comenzó a creer y a temer.

Eran los cimientos de las religiones que hoy conocemos y que con sus dogmas ocultaban las verdades de esas preguntas que tras tantos miles de años pasados aún se seguía haciendo el ser humano, era necesario creer aún sin entender, no había más camino en nuestra evolución.

Y las religiones comenzaron a crecer a ser parte de un pueblo, a dar explicación al sentido de una vida a través de una palabra llamada FE, llena de creencias ciegas y confianza absoluta.

Nació también con el tiempo la Ciencia a base de la experimentación y el hombre poco a poco empezó a comprender mejor su entorno, aprendió porqué había eclipses y hasta porqué la tierra era redonda, costó mucho entender, pues también se necesitaba creer.

Creer y Fe se mezclaron en una misma definición, pero ciencia y religión tomaron caminos distintos, hoy, actualmente, ciencia y fe se complementan; la ciencia nos muestra con pruebas todo aquello que se ha verificado con cientos de experimentos y usa la fe en todas aquellas hipótesis que cree plausibles de ser ciertas pero no puede demostrarlas; la religión poco a poco pierde algunos dogmas que la ciencia y el saber van rebatiendo, pero aún usan la fe como el único camino para entender nuestro destino final.

La fe es creer y creer nos ha acompañado desde nuestros orígenes, afirmar que ya no se tiene fe es algo incomprensible e incierto, siempre creemos en algo, creemos sin duda alguna en nosotros mismo y es lo que nos hace sobrevivir el día a día de nuestras vidas.

Pero está muy claro que la fe se pierde y se recupera y se vuelve a perder, es como el amor, una especie de sentimiento pero que esta vez está dominado por la racionalidad.

Nuestras vidas volverían a ser irracionales sin fe, no podríamos subsistir sin creer a ciegas en los consejos de un médico, en nuestros progenitores cuando nos educan, en los profesores cuando nos explican que la tierra es redonda y la estamos haciendo daño con nuestros malos usos ecológicos.

Cuando somos niños vivimos la fe con una intensidad a veces perversa, pues debemos creer a ciegas en todo, hasta que descubrimos ese momento en que algo sabemos y es que nos creemos eso que nos cuentan o nos explican.

Con la adolescencia tomamos caminos emocionales en lo espiritual y podemos encontrar respuestas en las religiones que a base de fe nos muestran nuestro destino final en este mundo.

Pero también es el momento de lo terrenal y el adolescente se hace adulto y lo espiritual va quedando rezagado a un segundo plano, la vida es cada vez más intensa y el ocio cubre nuestras necesidades de respuesta a esas miles de preguntas que se hacían los primeros seres humanos.

Llega la madurez y el esplendor de nuestras vidas y lo espiritual vuelve a asomar cuando se vuelve necesario creer sin entender, tener fe sin esperar respuestas, afrontar nuestros momentos más dolorosos como individuo desolado que vive en un mundo que es incapaz de pararse un instante para observarte.

Y al final la vejez, el fin de una vida, el momento de tomar nuestras últimas decisiones, en lo terrenal ya poco queda, ver documentales que muestran los nuevos descubrimientos de la ciencia, que sanará enfermedades que en su día se llevaron a nuestros seres queridos y que afrontará nuevos retos de expansión, el mundo se quedó pequeño y ahora toca el espacio estelar, todos afirman en la vejez que las ciencias avanzan que es una barbaridad.

Pero sabemos que todo acaba y la muerte es parte de la vida y debemos tomar la decisión más importante de todas, la espiritual, y ahí hay dos caminos, creer que no existe nada después y que hemos sido meros observadores o tener fe y pensar que hay algo más, es el momento en que de verdad uno confirma o reniega de la religión con la sabiduría de una vida vivida.

Yo creo, creo en muchas cosas, a veces me doy cuenta que son erradas y dejo de creer en ellas, así desde que tengo uso de razón entendí que era parte de nuestra racionalidad y libre albedrío, pero también tengo fe y es una fe constante e inamovible que no cambia de chaqueta por circunstancias terrenales dejando intacta mi espiritualidad.

Hoy vivimos momentos de ciencia intensos dónde se abusa con miles de teorías e hipótesis en la obligatoriedad de creer, de que las creamos, y se convierten los genios científicos en hombres venerados y se pretende de esta forma sustituir la espiritualidad por lo terrenal.

También encontramos dificultades en lo espiritual, las religiones se aferran a dogmas que hace tiempo debían ser revisados y dejan pocas opciones al individuo, tener fe o no tenerla, es un aprieto intolerable para encontrar las respuestas.

Hoy día 8 de Octubre del 2.011 y a iniciativa de un buen amigo Ángel Cabrera, nos hemos lanzado a una aventura arriesgada con el deseo de que cientos de bloggers se pongan a hablar sobre la fe en la blogosfera, esta tarde comenzaré a leer todas las aportaciones, despacio, absorbiendo lo mejor de esos artículos y sobretodo aprendiendo cada día más lo que es creer y tener fe.

Gracias a todos los que hoy se están mojando para hablar de algo tan complicado, pero creo sinceramente que los resultados merecerán la pena ser leídos y compartidos, así que tengo fe en que ustedes se visiten unos a otros y dejen sus huellas en forma de comentarios para que el mundo de los blogs sobreviva a las redes sociales y esta blogosfera siga siendo un medio de comunicación.

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