miércoles, 2 de noviembre de 2011

Cataclismo griego ¿Miedo a la democracia?



Las cancillerías europeas, la UE por supuesto, hasta Obama ha intervenido. Las bolsas se hunden y ni sus animosos repuntes pueden con la terrible verdad: el presidente griego, Yorgos Papandreu, osa proponer que sea la sociedad a la que representa la que decida si quiere más ajustes o no, si quiere el plan de la UE. Y no se sabe aún si también planteará si seguir con el euro o volver al dracma. Con algunas excepciones y matices, los más influyentes medios condenan la medida. Un país que supone el 2% del PIB de la UE la va a hundir entera, ha dejado “sin hoja de ruta” al G20. Por Dios, qué calamidad. Irritación, lamentos, error craso, monumental… sorpresa (¡Cómo no!, siempre se “sorprenden”). Pero en Junio, cuando se negociaban las condiciones de su segundo “rescate” por parte de UE y FMI, Papandreu avisó que consultaría a los griegos. Lo publicaron medios internacionales, aunque se diría que en general lo que le pase a la gente no interesa, y no se le dio mayor importancia.

Veamos. La cuna de la democracia llevaba en las últimas décadas un camino un tanto desvariado. Son ciertos sus problemas estructurales y los ciudadanos admiten con desgana que “robaron todos los políticos”, alertando de cuán grave es dejar pasar estas conductas, incluso los propios griegos se atribuyen parte de culpa. Ahora bien, la crisis se desata cuando en octubre de 2009 el Partido Socialista griego gana las elecciones y su líder, Yorgo Papandreu, revela que se ha encontrado unas cuentas catastróficas dejadas por los varios gobiernos conservadores que le han antecedido. En concreto, cifra el déficit presupuestario anual en el 12,5 % del PIB, en lugar del 3,7 % del que se hablaba. Luego hemos sabido con profusión que Goldman Sachs (y concretamente su vicepresidente, Mario Draghi, hoy flamante nuevo presidente del Banco Central Europeo) los ayudó a maquillar sus cifras desde 2001 para que pudieran entrar en el euro y que la UE jamás investigó su veracidad. Pero, eso sí, ahora coge la vara del castigo con inusitada rapidez. Divulgado el secreto, las agencias de calificación se aprestan a rebajar la nota de la deuda griega, ya desde diciembre de 2009, hasta dejarla en “bono basura”. Hay fuego, corramos a echar gasolina.

En enero de 2010 el ejecutivo de George Papandreu anuncia un plan de ajuste que incluye rebajas de salarios a funcionarios, recortes de partidas presupuestarias, una reforma para combatir la evasión fiscal… y un plan de privatizaciones. Los griegos comienzan a manifestarse en la calle y lo harán sin descanso desde entonces sin que apenas nos lleguen noticias de ello. Convocan una primera huelga general que paraliza el país. El gobierno también se rebela entonces: Papandreu acusa a la UE de doble moral y a Italia, Francia y Bélgica de falsear también sus estadísticas. Luego llega el primer rescate de 110.000 millones de euros. A cambio de muchas más “reformas” que incansablemente promovía Angela Merkel para que no les faltara de nada a los bancos alemanes, tan laboriosos, no como los vagos mediterráneos (que trabajan más horas, con menos medios aportados por las empresas, sueldos notablemente más bajos y en condiciones sociales de bienestar mucho peores). Y, desde luego, más “ambiciosos” planes de privatización —así los califican en Bruselas y en la prensa— para vender a particulares un patrimonio que forma parte incluso de la historia de la humanidad. Pero no será suficiente, nunca lo es. La economía griega no deja de menguar y su deuda pública acumulada no cesa de crecer: ya se estima que representaba, en el primer rescate, el 158 % del PIB. Los recortes a asalariados y pensionistas no dan abasto para pagar a los acreedores privados, cada vez a mayor interés, y la “austeridad” nunca reactiva el crecimiento económico. Por el contrario, agudiza la crisis. No desde luego para quienes se lucran de ella.

Papandreu, no solamente ha puesto en práctica los planes de “reforma” requeridos, sino que llegó a mandar gasear a los manifestantes al punto que los médicos alertaron de que el nivel de toxicidad alcanzado por su abultado número podía ser letal. Recordemos que los griegos llevan casi dos años de protestas y que ahí siguen pese a todo. Se han ganado a pulso que se les tenga en cuenta. Y es que todo tiene un límite, porque a cambio de un segundo rescate que inicialmente supone la entrega de 8.000 millones de euros, se exigen muchas más “reformas”, insoportable mermas para entendernos. Ya pasan hambre algunos griegos, han aumentado las cifras de suicidios. Y el paro: desde que se despeñó el sistema financiero (él solito y por su culpa) en 2008 el desempleo ha pasado en Grecia del 7.2% al 16,6%, como cuenta, entre otros muchos jugosos detalles, Ramón Lobo.

El dinero puesto a disposición entonces por los gobiernos a los bancos lo cifró la propia UE en3,7 billones de euros –aunque luego en esos ajustes “contables” haya ido dando otras cifras, esas cosas que pasan ahora- , ha habido otro fondo de rescate de 750.000 euros, y ahora se les ha beneficiado con 100.000 millones de euros más que pueden no ser los últimos. ¡Y todo lo que se les ha pedido es que cuenten (por si acaso) con un 9% de dinero bueno!

¿Cómo es posible por otro lado que con tanto ajuste y tanta “privatización” Grecia deba cada día más? Ah, porque paga los intereses al 18.5% (fue una de las últimas cifras que encontré pero ya lo paga más caro), mientras, por ejemplo, Alemania que tiene una deuda pública superior a la española, los paga al 2%. O sea que se especula con la deuda, y por eso no quiere Angela Merkel que se establezcan eurobonos. “El resultado de aplicar los planes de ajuste (severos recortes de gasto público, privatizaciones, moderación salarial…) ha sido recaudar 1.900 millones de euros menos y gastar 2.700 millones de euros más. Eso no recorta el déficit, lógicamente, sino que lo incrementa (…). Ante esto, la “troika” ha pedido una vuelta de tuerca más: más recortes, más privatizaciones, más ajuste en definitiva. Y Grecia ha dicho “que paren, que se baja” , explicaba hace meses ya el economista Alberto Garzón que, mira por donde, también se enteró de que Papandreu pretendía consultar a los griegos.

Quien sepa sumar y relacionar conceptos tiene materia con estos datos reunidos para que se vean bien (que por cierto he sacado en su mayoría de mi libro “La energía liberada” que sale dentro de una semana). Pero de todo la nueva vuelta de tuerca de la desfachatez es esta revolución desatada entre los poderosos porque el presidente de Grecia apele a la democracia convocando un referéndum. Todos esos que protestan ¿aún mantienen que el sistema que han podrido es una democracia? Porque si es así deberían explicarnos sus argumentos. Hace falta mucha caradura, con los gravísimos errores de la UE, el G20 y la política en general, para culpar de ningún hundimiento a un pequeño país. Y sobre todo para semejante ira porque se consulte a los ciudadanos… que son los ponen a los políticos en sus poltronas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario