viernes, 2 de diciembre de 2011

Tres ex generales y un obispo muerto.



Es la primera causa que involucra al entonces ministro del Interior, Albano Harguindeguy. El juez concluyó que el entonces obispo de La Rioja fue asesinado para acallar sus denuncias sobre violaciones a los derechos humanos.
El dictador Jorge Rafael Videla, su ex ministro Albano Harguindeguy y el ex comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, fueron procesados con prisión preventiva por el homicidio del ex obispo riojano Enrique Angelelli en 1976.

El juez federal de La Rioja, Daniel Herrera Piedrabuena, consideró probado que el siniestro que le costó la vida a Angelelli fue un “accidente automovilístico provocado”, en respuesta a las denuncias por los asesinatos de religiosos en la localidad de Chamical. El religioso tenía en su poder al momento del asesinato documentación sobre crímenes de la dictadura que terminó en el despacho de Harguindeguy, entonces ministro del Interior, quien a diferencia de Videla y Menéndez todavía no fue condenado en ninguna causa.
La decisión del juez federal de La Rioja incluyó además al ex segundo jefe del escuadrón de tropas en Chamical, Luis Estrella, y al ex comisario y por entonces jefe del Servicio de Informaciones de la policía riojana, Juan Carlos “la Bruja” Romero. Por los cargos jerárquicos que ocupaban en la estructura represiva ilegal, los cinco procesados fueron considerados autores mediatos de homicidio calificado y asociación ilícita agravada.
El magistrado consideró probado que la dictadura hizo inteligencia sobre sacerdotes que trabajaban con sectores pobres y con campesinos que luchaban por sus tierras y que el crimen de Angelelli se enmarcó “en un intento por evitar que las denuncias por violaciones a los derechos humanos y asesinatos tomaran estado público, sobre todo en el exterior, ya que el religioso cordobés tenía llegada a altas jerarquías de la Iglesia en distintos lugares del mundo”.
“Previo a la muerte de monseñor Enrique Angelelli existía un cuadro de persecución a ciertos sectores de la Iglesia Católica, que se exteriorizaban desde años anteriores al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, lo que es corroborado por distintos testimonios y, como se señalara anteriormente, concluyeron en los homicidios de Longueville, Murias, Pedernera y de monseñor Angelelli”, advirtió el juez en una extensa resolución de 120 carillas, dictada a 35 años de los hechos. Los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias habían sido asesinados en Chamical el 18 de julio de 1976 junto con el laico Wenceslao Pedernera. Angelelli intentaba desentrañar los crímenes y llevaba “una carpeta con información que había recopilado”, escribió el juez, y agregó que el obispo “temía por su vida” porque “era perseguido por la policía provincial”.
El accidente provocado en el que murió Angelelli ocurrió el 4 de agosto de 1976. El vehículo, una camioneta Fiat 125 que manejaba el propio obispo, fue siniestrado cerca de la localidad de Punta de los Llanos. Su acompañante, el ex sacerdote Arturo Pinto, resultó herido, pero sobrevivió. En el mismo año, el primero de la dictadura, la Justicia local cerró el caso en la interpretación de que se trató de un accidente. El expediente se reabrió tras el retorno de la democracia en 1984, cuando comenzó a investigarse el homicidio, pero volvió a ser archivado a raíz de la sanción de las leyes de punto final y obediencia debida.
Herrera Piedrabuena consideró probado, en base al testimonio de Pinto, entre otros, que la camioneta Fiat 125 fue arrinconada por otro vehículo. Testigos que acudieron al lugar confirmaron la presencia de policías y personal civil de inteligencia del Ejército, que estaba bajo la órbita del procesado Menéndez, que “apuntaban con Itakas” para que los pobladores se alejaran. El magistrado relató también que, antes de partir desde Chamical rumbo a La Rioja, el sacerdote Pinto había hecho revisar el vehículo en una estación de servicio, por lo cual “la camioneta estaba en perfectas condiciones para viajar”. Partieron a las 14.30 por la Ruta Nacional 38 y tomaron por un “camino viejo de la ruta” para evitar ser “hostigados”. Según el relato de Pinto, un vehículo blanco se acercó en la misma dirección que el que conducía Angelelli y realizó una maniobra “intencionalmente brusca por el lado izquierdo, provocando que volcara”.
El procesamiento de Videla, Menéndez y Harguindeguy incluye una resconstrucción de la obra pastoral de Angelelli, con citas de sus sermones y testimonios sobre el trabajo que realizaban los sacerdotes provinciales para evitar que los campesinos fueran expropiados de sus tierras por grandes empresas. Angelelli había viajado en abril de 1976 para entrevistarse con Harguindeguy en Buenos Aires y pedir la libertad del párroco de la localidad de Olta, Eduardo Ruiz, y mantenía reuniones con altas jerarquías de la Iglesia, ante quienes planteaba una y otra vez sus denuncias, tal como surge de la correspondencia con monseñor Vicente Zazpe. “Era clara la amenaza de que la represión que se estaba llevando a cabo en la Argentina alcanzara trascendencia internacional”, concluyó el juez para explicar el móvil del crimen.

“Se puede silenciar al profeta pero no la profecía”

Informe de las Comunidades Cristianas de Base de La Rioja sobre la causa judicial del crimen de Monseñor Angelelli


“Sólo la Verdad nos hará libres”
Con la esperanza de que la Justicia sea una realidad, como fruto de la Verdad, asistimos en el pasado mes de abril a la exhumación de los restos de nuestro querido Obispo y Pastor Enrique Angelelli. Se asumió este pedido de la justicia a pesar del dolor que significó para familiares, amigos y todos los que en estos 33 años lucharon por esclarecer su asesinato y mantener viva su memoria. La misa de cuerpo presente en la Catedral que se pretendió formal y que el cariño de la gente desbordó en aplausos, cantos, lágrimas expresaron el sentir de un pueblo que reconoce al Pastor que los amó hasta Dar la Vida. Mirando el cajón depositado frente al altar recordamos quienes somos y a que estamos llamados, contemplamos la paradoja de la muerte martirial todavía no reconocida, que estalla ante nuestros ojos dando abundante Vida.
Los últimos acontecimientos de la semana, de público conocimiento: el apresurado y parcial informe de los resultados de las pericias correspondiente a la necrópsia realizada, la lamentable difusión de las fotos de los restos de Monseñor Angelelli tomadas el día de su exhumación demostrando falta de ética periodística (publicadas en el portal de radio Fénix). Nos llevan a manifestar que estos hechos no solo agravian el sentir y respeto de nuestro pueblo hacia la persona del Pastor y Profeta querido, sino que desvían intencionalmente la atención de la cuestión principal: Su homicidio por el cual reclamamos Justicia.
Para un buen entender traemos a la memoria de la comunidad riojana lo ya investigado y Dictaminado por el Juez Aldo Fermín Morales el 19 de junio de 1986 “Los hechos probados son los siguientes; Que con motivo de los homicidios de los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longeville, el Obispo Angelelli se trasladó a la ciudad de Chamical, provincia de La Rioja, para participar en el oficio religioso del novenario. Que en esa ciudad el Obispo se dedicó a reunir material acerca de aquellos homicidios, entrevistando a numerosas personas y formando una carpeta con todo el material reunido. Que encontrándose el Obispo en la ciudad de Chamical con el motivo expuesto, recibió una invitación para realizar un curso en Perú, siendo aconsejado por sus Vicarios que aceptara en miras a salvaguardar su integridad- manifestando el Obispo que el Pastor no debía dejar solas a sus ovejas. Que también en la ciudad de Chamical, el día 3 de Agosto de 1976, se desarrolló una reunión donde participaron el Obispo Angelelli y un numeroso grupo de sacerdotes y monjas…le manifestaron a Monseñor Angelelli el temor por su vida, circunstancia en que el Obispo reiterando expresiones vertidas en otras oportunidades, dibujo un espiral para hacer más gráfica su expresión, espiral que fue ubicando figuradamente los asesinatos de Murias, Longeville y del laico de Sañogasta Wenscelao Pedernera, para concluir ubicándose asimismo en el centro de dicho espiral, manifestando que a quién en definitiva buscaban era a él. Que el día 4 de Agosto de 1976 Angelelli solicita al sacerdote Arturo Pinto que lo acompañe a la ciudad de La Rioja. El Obispo le requiere también a Pinto que antes de viajar lleve la camioneta hasta una estación de servicio para efectuar un control de presión de los neumáticos, combustibles y aceite iniciando el viaje a La Rioja el Obispo junto a Pinto aproximadamente a las 14 hs. 30 minutos. Que conducía el vehículo Monseñor Angelelli, tomando la precaución de salir desde Chamical hacia la ruta 38 por el trazado viejo de la ruta, para evitar evidenciar su viaje. Que el Obispo llevaba consigo la carpeta que contenía los antecedentes recopilados en relación al asesinato de los sacerdotes, carpeta que guardo tras el asiento. A unos 6 km. Después de pasar la localidad de Punta de los Llanos en dirección a La Rioja otro vehículo que circulaba en la misma dirección, de color claro posiblemente blanco, aparentemente Peugeot 404 alcanzó a la camioneta por la izquierda de esta encerrándola bruscamente, en el momento que se produce la explosión, perdiendo Pinto el conocimiento en ese momento. Que la camioneta en tales circunstancias sale a la banquina derecha, para ingresar nuevamente a la ruta, aproximadamente a unos 80 metros y vuelca…Que el cuerpo del Obispo quedó ubicado a unos 25 metros de lugar del reposo final de la camioneta, con ambas manos extendidas de cara al cielo , cuerpo extendido con los pies juntos, mostrando ambos talones con pérdida de piel, no teniendo nada de esto ni en el rostro ni en el cráneo, encontrándose descalzo. Que el cuerpo de Angelelli fue arrastrado hacia dicho lugar , que ello permite inferir intervención posterior de parte de sus autores , que la camioneta presentaba una goma desinflada cuya cámara tenía un corte de 13 centímetros, lo que no fue causa del vuelco . Que indudablemente El Obispo Angelelli , los sacerdotes, las religiosas y el consenso general esperaban o temían la eliminación física de Mons. Angelelli . Que por lo expuesto este Juzgado de Instrucción, en lo criminal y lo correccional de La Rioja resuelve :
1.- Declarar que la muerte de Enrique Angel Angelelli no obedeció a un accidente de tránsito , sino a un homicidio fríamente premeditado y esperado por la victima .
(Extracción del Dictamen de la Resolución Judicial efectuada por El Juez Instrucción Dr. Aldo F. Morales – Dra. Mabel Lucia Falabrino – Secretaria -Año 1986)
Brindamos este aporte, a la Verdad y a la exigencia de urgente Justicia.
Por todos los que sostienen y sostuvieron la Memoria, abriendo espacios de encuentros donde todavía seguimos gestando Sueños y Lucha Nuevas
Comunidades Cristianas Barriales
Seminario de Formación Teológica – La Rioja
Fuente: @DIN – Agencia Digital Independiente de Noticias

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