martes, 24 de enero de 2012

Prohíben los símbolos religiosos y políticos en las escuelas.




Por Domingo Riorda.

En las escuelas públicas de la Provincia de Buenos Aires no se podrán colocar símbolos religiosos ni de partidos políticos. La resolución fue tomada mediante un decreto del 22 de noviembre, publicado en el Boletín Oficial bonaerense el 26 de diciembre y que recién trasciende ahora.

La información fue suministrada por el matutino Página12, el sábado 21, bajo la firma de la periodista Mariana Carbajal quien la amplía diciendo que “La flamante norma elimina además la bendición obligatoria de banderas y escuelas por inaugurar, salvo que se trate de un acto ecuménico y lo decida la comunidad educativa”

Carbajal explica que la medida “no alcanza a los establecimientos confesionales” pero que “Pese a eso, causó malestar al ultraconservador arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, que quiere frenar su aplicación”

Aguer, presidente de la Comisión Episcopal de Educación, quiere que ese decreto quede sin efecto. La periodista menciona que “Por el momento, para calmar sus ánimos caldeados, le han prometido que la aplicación no será retroactiva, esto es, no se quitarán los múltiples crucifijos e imágenes de vírgenes entronizadas en edificios escolares públicos en el territorio bonaerense”

La cuestión no tiene que ver solo con satisfacer la sensibilidad religiosa de un sector de las iglesias cristianas, sino con la aplicación de un estilo de vida societaria.

Mariana Carbajal explicita el método de trabajo aplicado para llegar al decreto de referencia “que incluye más de 300 artículos y fue impulsado y debatido ampliamente durante la gestión del ex director General de Cultura y Escuelas, Mario Oporto, para aggiornar el anterior, fue sometido a un largo proceso de discusión que se extendió por más de dos años y, que incluyó consultas a través de la página web oficial de la cartera. Y además, pasó por acuerdos con los gremios docentes y no docentes”

Si se rechaza o se aplica la norma de retroactividad se arrojaría al tacho de basura el procedimiento altamente democrático aplicado por ex director General de Cultura y Escuelas, Mario Oporto y las opiniones y debates de numerosas personas y gremios que participaron de ese desarrollo participativo.

Aguer no solo propone mantener los símbolos de su confesión religiosa sino que quiere que se aplique un sistema donde dos o tres personas deciden lo que debe hacerse en la Provincia y que se anulen las instancias democrática de la discusión pública, abierta y responsable. En resumen, lo que el Arzobispo de La Plata desea y anhela es que en Argentina se aplique la práctica verticalista -y machista- de su denominación religiosa.

Acerca de ese aspecto alertábamos en una nota publicada en PE (PreNot 9785 del 120117) sobre “El caso Ferrer” referido al libro del pastor metodista Pablo Ferrer que fue publicado por la Editorial San Pablo y posteriormente censurado por la Congregación para la doctrina de la fe de la Iglesia Católica Romana. En ella señalábamos la casi nula publicación del caso por los medios locales y manejábamos la hipótesis de que era por la fuerza del inconsciente colectivo de creer que la versión cristiana católica romana es la única válida y que no se la quiere molestar.

En el “Caso Ferrer”, como en otros similares, se aplicó la norma verticalista que decide que se lee o se deja de leer que retrotrae las imágenes de la quema de libros del nazismo y de la Dictadura Cívico Militar Argentina. También ahora, en relación a la prohibición de símbolos religiosos y de partidos políticos en las escuelas públicas, la repercusión en los medios fue mínima.

Más allá del debate de otros aspectos de este Decreto, como el merecido avance para la aplicación plena de la educación laica, hay que darle el debido espacio a este punto de la aplicación de un sistema que contradice abiertamente al deseo y esfuerzo ciudadano de crecer en la democracia. No se trata de sensibilidad religiosa sino de un estilo de vida. + (PE)


PreNot 9795
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PreNot9795

Fuente: Ecupres

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