domingo, 31 de marzo de 2013

Mensaje por la Pascua 2013.




Por: Arzobispo Juan Carlos Urquhart de Barros

Iglesia Episcopal Antigua en Argentina. 


En la historia tenemos noticias de dos celebraciones de la Pascua especialmente solemnes. La primera está en conexión con la reforma religiosa de Josías; se dice que se vuelve a celebrar como en su origen, aludiendo quizá con ello a la solemnidad y no a una repristinación del ritual (2 Re 22, 21-23). La segunda es la gran fiesta del retorno, celebrada bajo Esdras (Esd 6, 19-22).

Sin duda hay a lo largo de la historia evolución y notables transformaciones. Hasta hay evolución en la valoración de su importancia y en la valoración relativa de una fiesta frente a la otra; la Pascua predominó sobre los Ázimos (fiesta agrícola en la que se comían panes sin levadura) como la gran fiesta de la liberación. El ritual que leemos en el Éxodo recoge mucha praxis de la fiesta a lo largo de la historia, se densifican en él muchas etapas. La Pascua no es sólo memoria, celebración de un pasado que se apropia y se revive sacramentalmente; aunque objetivado es un modelo, ese pasado tiene una realidad viva y nueva en el momento de la celebración; pero, además, es promesa y esperanza, celebración adelantada de la salvación total.(1)

La Pascua Cristiana asume el mismo sentido, pero con contenido nuevo: es el paso del Señor de la muerte a la vida, principio  de la victoria  de todos sobre el mal y sobre la muerte.     

Este año 2013 con la Cuaresma comenzamos la preparación para la semana Santa, y la puerta se nos abrió el domingo de ramos con la entrada triunfal a nuestro corazón donde inhabita Cristo. El Jueves Santo oramos y le dijimos al Señor gracias por la fraternidad y la Eucaristía, los clérigos renovaron su Si; el viernes meditamos al pie de la cruz y nos nutrimos del mismo amor que Cristo brindo a sus ovejas cuando enfrentó la cruz y decidió morir para liberarlas; y finalmente el sábado la Vigilia Pascual para vivir el domingo la resurrección junto a Cristo y vencer a la muerte.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.

Jesús resucitó y venció a la muerte y al pecado; demostró ser Dios, y ganó para nosotros la vida eterna, resucitaremos también, por eso nuestra vida adquiere sentido.

La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.(2)

Los que festejamos a Cristo resucitado, el Jesús Dios que camina entre nosotros, consideramos a toda la Semana Santa como época de Fiesta, de felicidad, por más que tratemos de revivir la pasión dolorosa de nuestro redentor con cierto luto y tristeza. El Cristo vivo que late en nuestro interior, no permite más cruz y resignación para nosotros, y con mayor razón para un servidor comprometido, como los clérigos (que renovaron su compromiso con Cristo el Jueves Santo) los más comprometidos en irradiar la luz para que cada fiel; agnóstico; ateo; indiferente o hermano creyente de cualquier religión; conozca que Cristo Vive y camina entre nosotros.

El hombre religioso que observa escrupulosamente todos los mandamientos y las prescripciones de la ley, que intenta suplir las inevitables faltas con obras suplementarias no prescritas (oraciones, ayunos voluntarios, limosnas) que se esfuerza por ser perfecto en cada cosa, este hombre da a Dios obras…, no a si mismo.

Pero a Dios no le bastan las obras del hombre, sus actividades, ni siquiera la observancia fiel en cada momento de todos los mandamientos o una vida entera gastada al servicio de Dios, si esta fidelidad o actividad se queda en lo extremo, si no cambia lo íntimo del hombre. Este puede emplear toda su existencia en hacer lo que Dios prescribe y seguir siendo en su interior un perfecto pagano (cf Mt 23, 25-28).

Lo que Dios quiere es al propio hombre en su interioridad y por entero. Quiere ser realmente el único todo para cada uno, elegido de forma exclusiva y total; El no admite rival: “Ningún criado puede estar al servicio de dos amos; porque aborrecerá a uno y querrá al otro, o bien se apegará a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero” (Lc 16,13). Quiere penetrar en el “corazón” del hombre y transformarlo. En efecto, lo esencial en el hombre es el “corazón”, entendido no como sede de los sentimientos, sino como el centro íntimo en el que la persona se presenta a sí misma y donde nacen las grandes elecciones y decisiones responsables.(3)

Es necesario escoger con todo nuestro ser al único tesoro que es el Dios cercano en su Reino: “Donde tengas tu riqueza tendrás el corazón” (Mt. 6, 21).

Por eso los invito queridos hermanos a resucitar cada día con Cristo, fijarnos la meta de la santidad diaria, luchando contra la tentación que nos acecha y sobre todo combatiendo con la oración y la acción al Pecado Social, que destruye a nuestros semejantes….Que el Cristo resucitado en nuestro corazón explote hacia afuera: entre los más humildes y necesitados, para que lo disfruten caminando entre todos.

Que la semana Santa que pasamos, pase por nuestro corazón y nos encuentre cada día mejor persona.

Feliz Resurrección con Cristo nuestro Señor.

Arzobispo Juan Carlos
Iglesia Episcopal Antigua en Argentina

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Bibliografía consultada:


1-      Comentarios a la Biblia Litúrgica, Antiguo Testamento, Éxodo pag.170. Marova, Ed. Paulinas. Madrid 1976.-
2-      Fernandez, Teresa. Domingo de Resurrección. Catholic Net.
3-      Autores Varios, El Dios de Jesucristo; Cap III El Nuevo Testamento: El Dios revelado por Jesucristo: Los Sinópticos. Rossé, Gérard. 3- Las exigencias del amor, pags 93 y 94. Ed. Ciudad Nueva. Madrid 1984.-
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sábado, 30 de marzo de 2013

Gustavo Gutiérrez: “Hagamos realidad el sueño del Papa de una Iglesia pobre y para los pobres”.


Religión Digital


El auténtico poder de la Iglesia, servir a los pobres”
El fundador de la TL se preguntó si la iglesia está dispuesta a seguir al Papa
“¿Estamos, como cristianos y como Iglesia, dispuestos a morir a nuestras propias ventajas y a ciertas consideraciones sociales por solidaridad con los más pobres?

El sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación (TL), exhortó a los católicos a hacer realidad el sueño del papa Francisco de “una iglesia pobre y para los pobres” renunciando a ciertas ventajas, en su primera reflexión pública sobre el nuevo pontífice.

“El papa Francisco acaba de decirnos que sueña con una ‘Iglesia pobre y para los pobres’, para eso necesitamos, como lo ha dicho también, reconocer que el auténtico poder de la Iglesia consiste en servir a los pobres”, dijo Gutiérrez en un texto publicado por la Pontificia Universidad Católica de Perú.
El fundador de la TL se preguntó si la iglesia y los fieles están dispuestos a seguir al Papa para hacer realidad esa sueño.
“¿Estamos, como cristianos y como Iglesia, dispuestos a morir a nuestras propias ventajas y a ciertas consideraciones sociales por solidaridad con los más pobres, en los que encontramos a Jesucristo, muerto y resucitado por todos”, escribió Gutiérrez, hoy de 85 años y sacerdote dominico.
“Si no es así, aunque hayamos pasado por la Semana Santa, ella no habrá pasado por nosotros”, aseguró Gutiérrez en el texto “La Semana Santa y los pobres”, publicado en la revista institucional de la universidad, un centro de estudios enfrentado al Vaticano desde el papado de Benedicto XVI (2004-2013).
La TL surgió en América Latina hace más de cuatro décadas con el objetivo de renovar el mensaje central de la religión católica en una de las regiones con mayores desigualdades del mundo.
El Vaticano, bajo el pontificado del papa Juan Pablo II (1978-2004), acusó de marxista a la TL por resaltar la opción preferencial de Dios por los pobres y sancionó a varios sacerdotes vinculados a ella, como el brasileño Leonardo Boff o el nicaragüense Ernesto Cardenal.
La ofensiva del Vaticano contra la TL se tradujo en el nombramiento de obispos conservadores en América y en subrayar que la iglesia optaba por los pobres, pero no tenía una “opción preferencial por los pobres” como pregonaba la TL, una idea que Roma atribuía al análisis sociológico y a la lucha de clases.
Gutiérrez salió bien librado de esa ofensiva, pero recibió un llamado de atención en 1984 de Joseph Ratzinger, entonces prefecto de la Congregación de la Santa Fe. El peruano optó por quedarse dentro de la iglesia.
En la actualidad, la TL dejó de ser la ‘piedra en el zapato’ del Vaticano y quedó relegada a un segundo plano desde el papado de Benedicto XVI.(RD/Agencias)

viernes, 29 de marzo de 2013

Guatemala: El éxtasis del Viernes Santo neoliberal.


Por Ollantay Itzamná
29 de marzo, 2013.- Las principales ciudades se encuentran revestidas de telas de color morado y blanco. Adornados con carteles gigantes en las que sus representantes políticos les desean bendiciones por Semana Santa. Una marea humana vestido con hábitos de color morado, blanco y negro inundan las calles y plazas de las ciudades alfombradas de flores y aserrín de colores con motivos religiosos.
Gigantescas estatuas de yeso y madera recorren por las ciudades, en inmensas andas barrocas, sobre los hombros de compungidos penitentes que llevan sobre sus cabezas el capirote (cucuruchos) en señal de penitencia pública. Cada procesión avanza lento al ritmo de melodías de agonía de las bandas de música. Todo el país se concentra en estas festividades dolorosas. La Semana Santa es el feriado nacional más largo del año. Desde la televisión, los periódicos, las radio emisoras y las iglesias se inculcan con ímpetu la mansedumbre, la obediencia, el dolor, la humildad y el despojo como las virtudes sublimes de un cristiano penitente.

Despojo despiadado y aniquilamiento selectivo de dirigentes sociales

Mientras las y los guatemaltecos, católicos o no, viven afligidos su Semana Santa con la cabeza agachada y los ojos cerrados, el Presidente Otto Pérez Molina, en pleno feriado de Miércoles Santo, entregó el Puerto Quetzal (el puerto marítimo más importante del país) en usufructo para 25 años a la Empresa Portuaria Quetzal, subsidiaria de una empresa española. El sindicato de trabajadores y sectores organizados del país, desde hace varios meses, estuvieron resistiendo a este acto de privatización, pero el despojo se consumó en pleno feriado de Semana Santa.
De esta manera, Guatemala, quien ya cedió tierras, ríos, playas, bosques, minas, servicios públicos, etc. a las corporaciones privadas, quedará enclaustrada y atrapada bajo el dominio marítimo de una empresa extranjera. Igual o peor de lo que le ocurrió con la prepotente y nefasta historia de la empresa bananera norteamericana en el siglo pasado.
Simultánea a la aplicación del neoliberalismo recargado, el Estado implementa una sistemática política de criminalización, persecución, encarcelamiento y/o asesinato selectivo de dirigentes/as de organizaciones sindicales, sociales e indígenas que se resisten al calvario neoliberal.
Entre febrero y marzo del presente año fueron asesinados 5 dirigentes sindicales e indígenas que exigían el cumplimiento de derechos laborales y/o se oponían a proyectos mineros. En este momento, varios dirigentes sociales guardan cárcel preventiva, otros tantos son amenazados, perseguidos e investigados, sólo por oponerse a más despojos o exigir la devolución de lo robado.

El crimen neoliberal y el silencio de las iglesias

Cuando los ricos saquean y roban, lo llaman negocio para el progreso. Pero, cuando los empobrecidos intentan recuperar lo que les robaron, los persiguen y asesinan como a delincuentes.
En esta Guatemala que se vanagloria de ser cristiana, cada 80 minutos se asesina a bala a una persona en algún rincón del país, de los cuales más del 95% de casos queda en la impunidad. El 90% de las tierras de cultivo son acaparadas por neo latifundistas que representan menos del 2% de la población nacional, mientras casi el 70% de guatemaltecos sobreviven en el empobrecimiento. Cerca del 50% del total de niños/as menor de cinco años sufre desnutrición. ¿Por qué será que éstas y otras calamidades anticristianas no son denunciadas por los predicadores en Semana Santa?
Hace cinco siglos llegaron los pordioseros buscando riquezas por estas tierras. Nos obligaron a abandonar nuestras espiritualidades de la Vida. Nos dijeron que el bautismo nos traería civilización si acaso a cambio les cedíamos los bienes de la Madre Tierra. Se quedaron con todo, y cambio nos dieron miseria, Biblia y cucuruchos para cargar en hombros a sus ídolos blancos y barbudos que en nada se parecen a los personajes bíblicos, hebreos rebeldes de piel cobriza como nosotros/as.
El Jesús bíblico predicó la rebeldía y la liberación integral del ser humano. Organizó un movimiento socio religioso de liberación. Fue asesinado por el Imperio por subversivo y por blasfemo. Pero, estas verdades bíblicas no se predican en las iglesias. Más por el contrario, se censura la virtud de la rebeldía y se predica/promueve el vicio de la mansedumbre-resignación como la virtud sublime, hasta el límite de convertirnos en un tumulto compungido de providencialistas con cucuruchos que caminan hacia el cadalso, como lo hacían en la Edad Media los heréticos penitentes condenados a la pena capital. ¿Por qué será?
Por estas y otras traiciones, Jesús de Nazareth asesinado por el Imperio romano no resucitará en Guatemala, mientras los fariseos neoliberales continúen despojando y asesinando a los Cristo que se insubordinan y organizan para defender sus derechos y los derechos de la Madre Tierra.
El Domingo de Resurrección sólo ocurrirá en Guatemala si acaso las y los guatemaltecos nos atrevemos a abandonar nuestra actitud de penitentes eternos de Viernes Santo.
Podemos cargar, en andas de plata, por otros quinientos años, a ídolos blancos, barbudos y sangrantes (que representan a nuestros verdugos), pero éstos serán siempre la premonición del sufrimiento y de la muerte de nuestro pueblo. El milagro de la resurrección de la Vida ocurrirá cuando nos atrevamos a desafiar las mentiras que nos impusieron como verdades, y a confiar y creer en nuestra capacidad creativa. Debemos asumir que nadie en este mundo ha nacido para ser penitente eterno.

*Ollantay Itzamná, indígena quechua. Acompaña a las organizaciones indígenas y sociales en la zona maya. Conoció el castellano a los diez años, cuando conoció la escuela, la carretera, la rueda, etc. Escribe desde hace una década no por dinero, sino a cambio de que sus reflexiones que son los aportes de muchos y muchas sin derecho a escribir “Solo nos dejen decir nuestra verdad”

Otras noticias:

Fuente: Servindi

jueves, 28 de marzo de 2013

Jueves Santo 2013: lavatorio de los pies.


“…los amó hasta el fin.” (Juan 13, 1-15)

·
Jesús no enseña a ser equilibrado, moderado, sensato.
El amor que Jesús vive, ofrece y propone es desequilibrado, ilimitado.
Da todo sin esperar nada a cambio.
Hoy, en la Ultima Cena, queda definido lo que es el amor.
En el gesto de lavar los pies, en su Cuerpo ofrecido en la Eucaristía, Jesús define su posición: la medida del amor es amar sin medida.
·

Cuando me siento a tu mesa,

descubro que tú estás ahí para mí.

Oigo tu voz que me dice:

venid a mi todos,

los heridos por la vida,

los cansados y oprimidos por intereses mezquinos,

los que lloráis,

los que estáis desanimados.

A todos nosotros,

tú nos ofreces el Pan y el Vino

que son tu Vida como ofrenda ofrecida.

·
Lázaro Hades.
Fuente: Rezar en Cuaresma. Editorial CCS.

Lavatorio de los pies
 
1. LECTIO
 
a) Oración inicial:
 
“Cuando tu hablas, Señor, la nada palpita de vida: los huesos secos se convierten en personas vivientes, el desierto florece… Cuando me dispongo a hablarte, me siento árido, no sé qué decir. No estoy, evidentemente, sintonizado con tu voluntad, mis labios no están de acuerdo con mi corazón y mi corazón no hace un esfuerzo por entonarse con el tuyo. Renueva mi corazón, purifica mis labios, para que hable contigo como tú quieres, para que hable con los demás como tú quieres, para que hable conmigo mismo, con mi mundo interior, como tú quieres (L. Renna).
 
b) Lectura del evangelio:
 
1 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
2 Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, 3 sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, 4 se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
6 Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?» 7 Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde.» 8 Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo.» 9 Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza.» 10 Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.» 11 Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos.»
12 Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? 13 Vosotros me llamáis `el Maestro' y `el Señor', y decís bien, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.15 Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros.
 
c) Momentos de silencio orante:
 
En una escucha amorosa la palabra no es necesaria, porque también el silencio habla y comunica amor.
 
2. MEDITATIO
 
a) Preámbulo a la Pascua de Jesús:
 
El pasaje del evangelio de este día está inserto en un conjunto literario que comprende los capítulos 13-17. El comienzo está constituido por la narración de la última cena que Jesús comparte con sus discípulos, durante la cuál realiza el gesto del lavatorio de los pies (13,1-10). Después, Jesús pronuncia un largo discurso de despedida con sus discípulos (13, 31-14,31), los capítulos 15 -17 tienen la función de profundizar algo más el precedente discurso del Maestro. Inmediatamente sigue, el hecho del prendimiento de Jesús (18, 1-11). De todos modos, los sucesos narrados en 13-17,26 están conectados desde el 13,1 con la Pascua de Jesús. Es interesante anotar este punto: desde el 12,1 la Pascua no se llama ya la pascua de los judíos, sino la Pascua de Jesús. Es Él, de ahora en adelante, el Cordero de Dios que librará al hombre de su pecado. La Pascua de Jesús es una Pascua que mira a la liberación del hombre: un nuevo éxodo que permite pasar de las tinieblas a la luz (8,12) y que llevará vida y fiesta a la humanidad (7,37).
Jesús es consciente de que está por terminarse su camino hacia el Padre, y por tanto dispuesto a llevar a término su éxodo personal y definitivo. Tal pasaje al Padre se realiza mediante la Cruz, momento nuclear en el que Jesús entregará su vida en provecho del hombre.
Llama la atención del lector el constatar cómo el evangelista Juan sepa representar muy bien la figura de Jesús siendo consciente de los últimos acontecimientos de su vida y, por tanto, de su misión. Y a probar que Jesús no es arrastrado por los acontecimientos que amenazan su existencia, sino que está preparado para dar su vida. Precedentemente el evangelista había anotado que todavía no había llegado su hora; pero ahora en la narración del lavatorio de los pies dice, que Jesús es consciente de que se aproxima su hora. Tal conciencia está a la base de la expresión juanista: “después de haber amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin” (v.1) El amor “por los suyos”, aquéllos que forman la nueva comunidad, ha sido evidente mientras ha estado con ellos, pero resplandecerá de modo eminente en su muerte. Tal amor viene mostrado por Jesús en el gesto del lavatorio de pies que , en su valor simbólico, muestra el amor continuo que se expresa en el servicio.
 
b) Lavatorio de los pies:
 
Jesús se encuentra en una cena ordinaria con los suyos. Tiene plena conciencia de la misión que el Padre le ha confiado: de Él depende la salvación de la humanidad. Con tal conocimiento quiere mostrar a “los suyos”, mediante el lavatorio de los pies, cómo se lleva a cumplimiento la obra salvífica del Padre e indicar con tal gesto la entrega de su vida para la salvación del hombre. Es voluntad de Jesús que el hombre se salve y un consumidor deseo lo guía a dar su vida y entregarse. Es consciente de que “el Padre había puesto todo en sus manos” (v. 3a); tal expresión deja entrever que el Padre deja a Jesús la completa libertad de acción.
Jesús, además, sabe que su origen y la meta de su itinerario es Dios; sabe que su muerte en la cruz, expresión máxima de su amor, es el último momento de su camino salvador. Su muerte es un “éxodo”: el ápice de su victoria sobre la muerte; en el dar su vida, Jesús nos revela la presencia de Dios como vida plena y ausente de muerte.
Con esta plena conciencia de su identidad y de su completa libertad Jesús se dispone a cumplir el grande y humilde gesto del lavatorio. Tal gesto de amor se describe con un cúmulo de verbos (ocho) que convierten la escena complicada y henchida de significado. El evangelista presentando la última acción de Jesús sobre los suyos, usa esta figura retórica de acumulación de verbos sin repetirse para que tal gesto permanezca impreso en el corazón y en la mente de sus discípulos y de cualquier lector y para que se retenga un mandamiento que no debe olvidarse. El gesto cumplido por Jesús intenta mostrar que el verdadero amor se traduce en acción tangible de servicio. Jesús se despoja de sus vestidos se ciñe un delantal símbolo de servicio. El despojarse de sus vestidos es una expresión que tiene la función de expresar el significado del don de la vida. ¿Qué enseñanza quiere Jesús transmitir a sus discípulos con este gesto? Les muestra que el amor se expresa en el servicio, en dar la vida por los demás como Él lo ha hecho.
En tiempos de Jesús el lavado de los pies era un gesto que expresaba hospitalidad y acogida con los huéspedes. De ordinario era hecho por un esclavo con los huéspedes o por una mujer o hijas a su padre. Además era costumbre que el rito del lavado de pies fuese siempre antes de sentarse a la mesa y no durante la comida. Esta forma de obrar de Jesús intenta subrayar la singularidad de su gesto.
Y así Jesús se pone a lavar los pies a sus discípulos. El reiterado uso del delantal con el que Jesús se ha ceñido subraya que la actitud de servicio es un atributo permanente de la persona de Jesús. De hecho, cuando acaba el lavatorio, Jesús no se quita el paño que hace de delantal. Este particular intenta subrayar que el servicio-amor no termina con la muerte. La minuciosidad de tantos detalles muestra la intención del evangelista de querer poner de relieve la importancia y singularidad del gesto de Jesús. Lavando los pies de sus discípulos Jesús intenta mostrarles su amor, que es un todo con el del Padre (10,30.38). Es realmente impresionante esta imagen que Jesús nos revela de Dios: no es un soberano que reside sólo en el cielo, sino que se presenta como siervo de la humanidad. De este servicio divino brota para la comunidad de los creyentes aquella libertad que nace del amor y que vuelve a todos su miembros “señores” (libres) en tanto que servidores. Es como decir que sólo la libertad crea el verdadero amor. De ahora en adelante el servicio que los creyentes darán al hombre tendrá como finalidad el de instaurar relaciones entre los hombres en el que la igualdad y la libertad sean una consecuencia de la práctica del servicio recíproco. Jesús con su gesto intenta demostrar que cualquier asomo de dominio o prepotencia sobre el hombre no está de acuerdo con el modo de obrar de Dios, quien, por el contrario, sirve al hombre para atraerlo hacia Sí. Además no tienen sentido las pretensiones de superioridad de un hombre sobre otro, porque la comunidad fundada por Jesús no tiene forma piramidal sino horizontal, en la que cada uno está al servicio del otro, siguiendo el ejemplo de Dios y de Jesús.
En síntesis, el gesto que Jesús cumple expresa los siguientes valores: el amor hacia los hermanos exige un cambio en acogida fraterna, hospitalidad, o sea, servicio permanente.
 
c) Resistencia de Pedro:
 
La reacción de Pedro al gesto de Jesús es de estupor y protesta. También hay cambio en el modo de dirigirse a Jesús: Pedro lo llama “Señor” (13,6). Tal título reconoce en Jesús un nivel de superioridad que choca con el “lavar” los pies, una acción que compete, en verdad, a un sujeto inferior. La protesta es enérgicamente expresada por las palabras: “¿Tú lavarme a mí los pies?” A los ojos de Pedro este humillante gesto del lavatorio de los pies parece una inversión de valores que regulan las relaciones entre Jesús y los hombres: el primero es el Mesías, Pedro es un súbdito. Pedro no aprueba la igualdad que Jesús quiere establecer entre los hombres.
A tal incomprensión Jesús responde a Pedro invitándolo a acoger el sentido de lavar los pies como un testimonio de su afecto hacia él. Más precisamente: le quiere ofrecer una prueba concreta de cómo Él y el Padre lo aman.
Pero la reacción de Pedro no cesa: rechaza categóricamente que Jesús se ponga a sus pies. Para Pedro cada uno debe cumplir su papel, no es posible una comunidad o una sociedad basada en la igualdad. No es aceptable que Jesús abandone su posición de superioridad para hacerse igual a sus discípulos. Tal idea del Maestro desorienta a Pedro y lo lleva a protestar. No aceptando el servicio de amor de su Maestro, no acepta ni siquiera que muera en la cruz por él (12,34;13,37). Es como decir, que Pedro está lejos de comprender qué cosa es el verdadero amor y tal obstáculo sirve de impedimento para que Jesús se lo muestre con la acción.
Mientras que Pedro no esté dispuesto a compartir la dinámica del amor que se manifiesta en el servicio recíproco no puede compartir la amistad con Jesús, y se arriesga, realmente, a autoexcluirse.
A continuación de la advertencia de Jesús: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo” (v.8), Pedro consiente a las amenazantes palabras del Maestro, pero sin aceptar el sentido profundo de la acción de Jesús. Se muestra abierto, dispuesto a dejarse lavar, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Parece que Pedro admite mejor el gesto de Jesús como una acción de purificación o ablución, más que como servicio. Pero Jesús responde que los discípulos están purificados (“limpios”) desde el momento en que han aceptado dejarse guiar por la Palabra del Maestro, rechazando la del mundo. Pedro y los discípulos no tienen necesidad del rito judaico de la purificación, sino de dejarse lavar los pies por Jesús; o mejor, de dejarse amar por él , que les da dignidad y libertad.
 
d) El memorial del amor:
 
Al término del lavatorio de los pies, Jesús intenta dar a su acción una validez permanente para su comunidad y al mismo tiempo dejar en ella un memorial o mandamiento que deberá regular para siempre las relaciones fraternas.
Jesús es el Señor, no en la línea de dominio, sino en cuanto comunica el amor del Padre (su Espíritu) que nos hace hijos de Dios y aptos para imitar a Jesús, que libremente da su amor a los suyos. Esta actitud interior de Jesús lo ha querido comunicar a los suyos, un amor que no excluye a ninguno, ni siquiera a Judas que lo va a traicionar. Por tanto si los discípulos lo llaman Señor, deben imitarlo; si lo consideran Maestro deben escucharlo.
 
e) Algunas preguntas para meditar:
 
- se levantó de la mesa: ¿cómo vives la Eucaristía? ¿De modo sedentario o te dejas llevar por la acción de fuego del amor que recibes? ¿Corres el peligro de que la Eucaristía de la que participas se pierda en el narcisismo contemplativo, sin llevarte al compromiso de solidaridad y deseos de compartir? Tu compromiso por la justicia, por los pobres, ¿viene de la costumbre de encontrarte con Jesús en la Eucaristía, de la familiaridad con Él?
- se quitó los vestidos: Cuando de la Eucaristía pasas a la vida ¿sabes dejar los vestidos del contracambio, del interés personal, para dejarte guiar por un amor auténtico hacia los demás? ¿O después de la Eucaristía no eres capaz de dejar los vestidos del dominio y de la arrogancia para vestir el de de la sencillez, el de la pobreza?
- se puso un delantal: es la imagen de la “iglesia del delantal”. En la vida de tu familia, de tu comunidad eclesial ¿vas por la vía del servicio? ¿Estás comprometido directamente con el servicio a los pobres y marginados? ¿Sabes percibir el rostro de Cristo cuando pide ser servido, amado en los pobres?
 
3. ORATIO
 
a) Salmo 116 (114-115), 12-13;15-16;17-18
 
El salmista que se encuentra en el templo y en presencia de la asamblea litúrgica escoge su sacrificio de acción de gracias. Voltaire, que nutría una particular predilección por el v.12, así se expresaba: “¿Qué cosa puedo ofrecer al Señor por los dones que me ha dado?”
 
¿Cómo pagar a Yahvé
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de salvación
e invocaré el nombre de Yahvé.
 
Mucho le cuesta a Yahvé
la muerte de los que lo aman.
¡Ah, Yahvé, yo soy tu siervo,
tu siervo, hijo de tu esclava,
tú has soltado mis cadenas!
 
Te ofreceré sacrificio de acción de gracias
e invocaré el nombre de Yahvé.
Cumpliré mis votos a Yahvé
en presencia de todo el pueblo,
 
b) Oración final:
 
Fascinado por el modo con que Jesús expresa su amor a los suyos, Orígenes reza así:
 
Jesús, ven, tengo los pies sucios,
Por mí te has hecho siervo,
versa el agua en la jofaina;
Ven, lávame los pies..
Lo sé, es temerario lo que te digo,
pero temo la amenaza de tus palabras:
“Si no te lavo los pies,
no tendrás parte conmigo”
Lávame por tanto los pies,
para que tenga parte contigo.
(Homilía 5ª sobre Isaías)
 
Y San Ambrosio, preso de un deseo ardiente de corresponder al amor de Jesús, así se expresa:
 
¡Oh, mi Señor Jesús!
Déjame lavar tus sagrados pies;
 te los has ensuciado desde que caminas por mi alma…Jueves Santo

Fuente: ocarm.org
 

miércoles, 27 de marzo de 2013

Un obispo en el infierno africano.


Mons. Juan José Aguirre, obispo de Bangassou

Joana Socías

Un obispo cordobés en el infierno


San Francisco Javier
El Papa admira a los misioneros. Reparará en monseñor Aguirre, cuya misión ha sido saqueada en la República Centroafricana. «Han puesto precio a mi cabeza», dice
Monseñor Juan José Aguirre sabe que su cabeza tiene precio, pero eso no le impide alzar el tono de voz ante las lágrimas de su pueblo. Le buscan los fanáticos islamistas que hace seis días entraron «a saco» en su misión en Bangassou (sureste de la República Centroafricana), lo destrozaron todo y se llevaron cualquier cosa de valor que encontraron, incluidos los siete coches de la misión.

Los radicales -agrupados bajo las siglas de Seleka [Alianza en sango, idioma nacional]- no pueden soportar que este obispo de origen cordobés se haya convertido en el altavoz de su pueblo, acosado y atemorizado por las armas que nutren impunemente a los grupos armados del Sahel desde la caída de Libia.

A los extremistas que acosan la República Centroafricana les molesta la osadía de Aguirre, que no concibe bajo ningún concepto quedarse callado ante las atrocidades de esos «brutos y salvajes» que en tan sólo unos días han convertido un lugar de color y alegría en un escenario de llanto e inquietud. «Me buscan porque dicen que tengo dinero en la misión. Quieren la llave de la caja fuerte», cuenta indignado, pero con pasmosa tranquilidad a Crónica el religioso, que no cree que los radicales, si consiguen encontrarle, se atrevan a matarlo, pero sí a dejarle «muy lisiado».

Le han hecho saber que no cejarán en su empeño hasta expulsarle de la que ha sido su casa los últimos años. Cuenta el obispo que entraron con una violencia inaudita; destrozaron el quirófano montado por la misión, todos los instrumentos y el material, la sala de pediatría, la farmacia… También entraron sin compasión en la casa de los padres espiritanos, en la casa de las franciscanas, en el seminario menor y en el taller de mecánica y carpintería. El único consuelo es que no hubo que lamentar pérdidas personales.

Este hombre de voz dulce y piadosa vive desde hace 33 años en pleno corazón de África, en la frondosa e impenetrable selva centroafricana. Y sabe que en África la muerte es un fenómeno muy cotidiano, totalmente desprovisto de drama. «La muerte es barata aquí en África; se muere por muy poco y se muere antes», cuenta desde Bangui, la capital de la República Centroafricana, donde desde hace cinco días se refugia de los islamistas hasta que considere prudente volver con los suyos a Bangassou. «Mi gente en la misión me ha pedido que no vaya hasta que las cosas se calmen», dice al otro lado del teléfono.

Tras la invasión y saqueo, el pasado lunes, los fundamentalistas han cortado la única carretera que une la capital con Bangassou, donde ahora además las líneas telefónicas no funcionan. La incertidumbre es máxima y nadie sabe con exactitud la suerte que corren los religiosos y cooperantes (algunos de ellos españoles) que se han quedado atrapados en la región, de una extensión como toda Andalucía.

En la República Centroafricana, uno de los países más pobres y más desconocidos de África, monseñor Aguirre encontró su lugar en 1980 y desde entonces nunca se le ha pasado por la cabeza abandonar su misión, donde vive en condiciones muy duras, sin electricidad, sin agua corriente, sin demasiados alimentos y, por supuesto, sin medicinas.

El religioso es el único obispo español en el país, adonde llegó con tan solo 26 años, recién ordenado sacerdote comboniano (congregación misionera fundada en el siglo XIX por Daniel Comboni) tras diez años de dura formación física, espiritual e intelectual. «Querían que aprendiera muchos idiomas; que físicamente fuera robusto, capaz de soportar las condiciones de África; y que fuera fuerte en lo psicológico para poder salir adelante». Aprender a levantar la cabeza en situaciones como la que vive desde diciembre pasado, cuando los islamistas empezaron a estrechar el cerco sobre Bangassou, ciudad de 25.000 habitantes donde afortunadamente las frecuentes lluvias permiten que se cultive arroz, el principal sustento de la zona.

SU CRUZ ES DE MADERA

Tras ser ordenado en su parroquia española de Córdoba, la República Centroafricana se convertiría en su primera misión y desde que era un cura jovencito sólo le preocupa que una gran cruz de madera cuelgue de su pecho. Tras haber escuchado las noticias que llegan del Vaticano se siente orgulloso de poder decir que el Papa Francisco gasta la misma modestia y apareció por primera vez ante sus fíeles sin la tradicional cruz de oro al cuello. «Eso ya dice mucho del santo padre», que eligió llamarse así en honor a San Francisco Javier, patrón de las misiones, y a San Francisco de Asís, que renunció a todo para vivir en la más estricta pobreza.

No entiende su vida religiosa de otra manera que no sea la necesidad vital de estar junto a los más débiles, a los olvidados. Desde que le nombraron obispo en 1998 viste de forma sencilla, sin ropajes ni oropeles. Es su manera de sentirse junto a su gente, los pobres, a los que dedica todo su tiempo y energía. «El obispado es un servicio que pesa muchísimo sobre los hombros; no es ningún poder, ni una distinción», explica el obispo de 59 años, que sufre el azote de la selva en forma de ciática, hepatitis y cólicos renales.

Mientras vive acosado por la guerrilla islámica, monseñor Aguirre reflexiona en voz alta sobre todo lo que le diría al santo padre. Le pediría que por favor intercediera ante el Gobierno de Francia para que les ayude a librarse de estos salvajes que han sembrado el caos y el desorden en la región. «Como no podían pasar por Sudán del Sur [país con una fuerte presencia militar por su conflicto con Sudán], han elegido el eslabón más frágil de toda la zona para hacer entrar el mundo islámico en el corazón de África», cuenta monseñor Aguirre que denuncia que el único objetivo de los asaltantes de su parroquia es «imponer el islam más radical».

Según ha podido saber tras una breve conversación telefónica con la gente de su misión, los miembros de la facción de Seleka que atacaron Bangassou no hablan sango, el idioma del país. «Todos hablan árabe y atacan por sistema todo lo que huela a africano o a cristiano; no han atacado los comercios árabes ni la mezquita de Bangassou».

Un Gobierno débil que no puede impedir que los rebeldes islámicos, del mismo corte ideológico que los que combaten al Gobierno francés en el norte de Mali, campen a sus anchas por Bangassou, mientras monseñor se ve obligado a aguardar en Bangui que la tormenta amaine. Tiene decidido que regresará cuando lo considere prudente, pero no tiene miedo a su destino. Cree que su vida está en manos de la Providencia. No es la primera vez que mira de frente los ojos de la muerte.

Fue en febrero de 2012, cuando sufrió un infarto que no le dejó tieso en su parroquia de Bangassou, enclavada en plena selva africana, de milagro. Se pasó una semana medio muerto, rezando salmos de día y de noche, esperando que un avión le sacara del país y poder llegar a España para tratarse. Al otro lado de la línea, monseñor prefiere esbozar una escueta sonrisa cuando recuerda cómo fue su paso por el hospital de Bangui. Sólo recuerda que hacía muchísimo calor y que no había nada para comer.

Los médicos en Córdoba no daban crédito a que hubiera sobrevivido cuando le vieron aparecer por el hospital y tras una operación de urgencia le dejaron el corazón como el del un muchacho. Sin esperar a estar recuperado del todo, lo primero que hizo fue regresar de inmediato a su parroquia, un lugar inaccesible, donde la carretera que une la región con el resto del país es un infierno, sin un sólo kilómetro de asfalto. Una distancia total de 600 kilómetros entre Bangassou y Bangui, recorrido que requiere 28 horas de coche. Una verdadera paliza para el cuerpo y el alma. Con la llegada de los radicales, la carretera permanece cortada. No permiten que nadie entre ni salga de allí.

En la República Centroafricana a monseñor Aguirre le conocen como el obispo de los pobres. El mote se lo puso su madre en una ocasión, en la primera de sus dos visitas a la misión de su hijo. Su madre se quedó maravillada con su trabajo, orgullosa cuando le veía tocar a los leprosos, cuando observaba como les acariciaba y como les hacía la señal de la santa cruz en la frente. Su madre, a la que define como la almohada donde arrimar la cabeza, puso nombre a una inmensa labor del obispo en la diócesis de Bangassou, centro de la diócesis desde la que atiende las necesidades de un millón de católicos, el 25% de toda la población de la República Centroafricana.

diócesis de los refugiados

Su misión, además de vivir atemorizada por los radicales islámicos, soporta con terror los abusos del movimiento armado Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en sus siglas en inglés) del fanático Joseph Kony, en busca y captura internacional desde que en 2005 la Corte Penal de la Haya le acusara de crímenes de guerra y contra la humanidad. Su diócesis, fronteriza con la República Democrática del Congo, se ha convertido en el paño de lágrimas de los miles de refugiados que huyen de la violencia despiadada este iluminado que se comunica con Espíritu Santo y quiere imponer un régimen basado en los Diez Mandamientos.

«El Ejército de Resistencia del Señor lleva siete años obligándonos a ponernos de rodillas», cuenta el obispo, que describe la situación de la zona como «un calvario impresionante». «[Kony] está secuestrando a miles de niños, matando a cantidad de gente. Yo paso por los poblados, los veo quemados y veo su huella de maldad y no me puedo quedar callado», recuerda de nuevo el hombre que se define como la caja de resonancia de su pueblo.

La violencia y acoso de los fundamentalistas -musulmanes de un lado y cristianos del otro- no impide que este hombre se declare enamorado del continente. De África, monseñor admira sobre todo los tonos. Le encanta conducir por Bangassou, donde los colores típicos son el rojo de la tierra, el verde de la selva y el azul del cielo. Admira la sencillez de sus gentes, que los domingos acuden en masa a la iglesia para celebrar durante tres horas la eucaristía.

Pero ahora se siente triste, decepcionado al pensar que los islamistas se han llevado por delante el trabajo de muchos años, fruto que hace posible la ayuda a través de la Fundación Bangassou, presidida por su hermano, Miguel Aguirre. Toda su familia -otro hermano suyo es Jesús Aguirre, senador por Córdoba del Partido Popular- está implicada en hacer realidad la ayuda con el envío de ayuda a la misión.

El religioso, que visita España una vez al año para recaudar fondos, cuenta orgulloso que acaba de firmar un acuerdo con una empresa española para surtir el orfanato donde viven un millar de niños huérfanos. De los ancianos también se ocupa el obispo Aguirre, que ha fundado cuatro asilos porque recuerda que en países como República Centroafricana no existen seguridad social ni pensiones. Además, muchos mayores de Bangassou son acusados falsamente de brujería, de haber provocado mal de ojo o de haber motivado que alguien se infectara de Sida, con el macabro objetivo de quitárselos de en medio. Ahora todo ha quedado hecho trizas tras el paso de los desalmados.

Francisco de Jasso Azpilcueta Atondo y Aznares de Javier San Francisco Javier, nacido en 1506, dejó a los 19 años el castillo familiar en Navarra y soñando laureles literarios se fue a la Universidad de París. Allí conoció a Ignacio de Loyola, que no tardó en fundar la Compañía de Jesús. En ella se enroló Francisco y anduvo por Europa curando en hospitales, adoctrinando en las calles y mendigando. A petición del rey de Portugal, en 1541 dos jesuitas salen para el Oriente lejano y uno de ellos es Francisco Javier. Diez años anduvo entre los infieles de la India y del Japón. En la rada de San Choan; en la puerta misma de China; mientras inútilmente esperaba que algún navío lo llevara a Cantón, agonizó sobre la arena. / GONZALO UGIDOS

Fuente: Redes Cristianas
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martes, 26 de marzo de 2013

Las iglesias y los derechos humanos en Argentina.



Al escuchar las recientes declaraciones del buen amigo y hermano, Adolfo  Pérez Esquivel, a raíz de su visita al Papa Francisco, quisiera poner en perspectiva una dimensión que no debemos pasar por alto: en Argentina hubo un sector importante de las iglesias que enfrentó los desafíos planteados por la tortura, la desaparición forzada y otras violaciones humanas contra el pueblo. El propio Adolfo Pérez Esquivel ayudó a fundar el Servicio de Paz y Justicia en Latinoamérica, siendo un incansable promotor de la justicia desde su radical postura militante pacifista. Incluso, estuvo muy activo en Centroamérica en los años duros de guerra en la región. [1]
Es muy cierto que hubo obispos identificados con la dictadura militar en Argentina (los hubo también en otros ligares de América Latina). Pero no es menos cierto que hemos tenido dirigentes eclesiásticos valientes y audaces, que han defendido y promovido los derechos humanos. Aquí hemos de incluir obispos católicos y protestantes, así como teólogos y teólogas que levantaron su voz y plasmaron en sus escritos posturas de claro corte profético y pastoral.
Debe destacarse el nombre de Beatriz Melano, profesora en el ISEDET y teóloga feminista pionera, que en su cátedra y su propia vida levantó la voz en defensa de los derechos de las mujeres y en claro compromiso en promover el ministerio de la mujer en la iglesia y la sociedad.  Sus escritos aparecieron en varias revistas de Latinoamérica, en los estudios del ISER y en Cuadernos de Teología, la revista del ISEDET. Su libro pionero fue, La mujer en la iglesia (Buenos Aires: El Escudo, 1973). Son una serie de conferencias dictadas en un Encuentro de Mujeres de Iberoamérica en Madrid, 1971. Beatriz Melano fue un espíritu creativo y libre. Gustaba de las innovaciones litúrgicas, sobre todo las danzas hebreas.
En Argentina se destacaron el recordado Obispo de Quilmes, Monseñor Jorge Novak. Lo conocí en circunstancias muy críticas pues la enfermedad Guillan Barré  lo obligó a hospitalizarse en la Clínica Bíblica en San José de Costa Rica. A instancias del Obispo Federico Pagura, presidente del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) lo visité, oré con él y le ofrecí todo mi apoyo. Yo era secretario de la Pastoral de Consolación y Solidaridad del CLAI y participé en un simposio auspiciado por el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, con sede en San José de Costa Rica. Monseñor Novak disertó sobre la situación de los derechos humanos en la Argentina. Eso fue en 1984.
Los obispos Jaime de Nevares y Monseñor Miguel Heysane también fueron abiertos defensores de los derechos humanos y denunciaron con fuerza el atropello contra el pueblo argentino por la dictadura militar.
Ya para 1975 un grupo de líderes, que incluyó al teólogo metodista José Míguez Bonino y líderes católicos, protestantes y judíos, y no creyentes  comprometidos con la defensa de la vida y la dignidad del pueblo, convocaron la Asamblea por los Derechos Humanos. Las iglesias evangélicas se pronunciaron sobre este tema y fundaron un organismo en 1976, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), que ha ejercido un papel determinante en la defensa, promoción denuncia de las violaciones y la educación sobre los derechos humanos. [2]
El obispo Federico J. Pagura ha sido un consistente y dedicado defensor de los derechos humanos, con una larga trayectoria en su ministerio pastoral y episcopal de denuncia profética y acompañamiento pastoral. En ese fructífero ministerio ha liderado en instancias continentales como la Comisión Evangélica Latinoamericana de Educación Cristiana, como su presidente. A través de la presidencia en el Consejo Latinoamericano de Iglesias por varios años y en su tarea como obispo metodista en Costa Rica y Argentina. Su envolvimiento en el MEDH y en múltiples instancias, foros, talleres y jornadas en todo el continente americano, lo distinguen como una figura de indiscutible integridad y verticalidad en la defensa de la vida y la promoción de los derechos humanos. Ha de recordarse su producción poética e himnológica, que cruzando fronteras, lo ha convertido en un vaso convocante por la justicia y la paz. [3] A sus 90 años el Obispo Pagura sigue incansable e inclaudicable en su compromiso en pro de los derechos humanos.
Estos ejemplos nos sirven para destacar que sí hubo un liderato eclesiástico y teológico que se esforzó, y en ocasiones sufrió la persecución y la intimidación de los militares argentinos,  por su decidida entrega en defensa de la vida y la causa justa. Es posible afirmar que hubo una perspectiva profética responsable, con una ética pertinente en tiempos sombríos. Ello mantuvo viva la llama de la esperanza. Como lo afirmara este cántico universal del Obispo Federico Pagura:
Por eso es que hoy tenemos esperanza, por eso es que hoy luchamos con confianza el porvenir en esta tierra mía


[1] Adolfo Pérez Esquivel, Christ in a Poncho. Testimonials of the Non-Violent Struggles in Latin America (Maryknoll: Orbis Books, 1982).
[2] AA. VV. Fe, compromiso y teología. Homenaje a José Míguez Bonino (Buenos Aires: ISEDET, 1985). En este libro hay varias referencias al compromiso del Dr. Míguez y su tarea pionera en el área de los derechos humanos. El propio Dr. Míguez hace referencia a su compromiso y actividad en la promoción y defensa de los derechos humanos en Guillermo Hansen, ed. El silbo ecuménico del Espíritu. Homenaje a José Míguez Bonino en sus 80 años (Buenos Aires: ISEDET,  2004),  433.
[3] Recientemente se han publicado sus memorias en un tomo definitivo editado por Carlos Sintado y Manuel Quintero, Federico Pagura, Alborada de la esperanza (Quito: CLAI, 2013).


Autor/a: Carmelo Álvarez


Carmelo Álvarez, misionero y profesor de la historia del cristianismo. Es conferencista y asesor teológico como consultor en educación teológica en Latinoamérica y el Caribe, nombrado por la Junta de Ministerios Globales de la Iglesia Cristian (Discipulos de Cristo) y la Iglesia Unida de Cristo en Estados Unidos.


    Fuente: Lupa Protestante

    Hay más de 159.000 sacerdotes católicos casados.



    Según estimaciones de la Confederación Internacional de Sacerdotes Católicos Casados, en el mundo hay por lo menos “150 mil curas” que han contraído nupcias, lo que demostraría la necesidad de que la Iglesia católica, que cuenta con cerca de 450 mil clérigos en activo, apruebe el celibato opcional, más aún porque para algunos, la cantidad de ministros católicos con pareja que se presume, es “conservadora”.
    En entrevista, Lauro Macías Raygoza, vicepresidente de la Federación Latinoamérica para la Renovación de los Ministerios, aseguró que para imponer el celibato se ha “distorsionado lo que dijo Jesús, porque él nunca lo propuso, ya que es una aberración, una forma de dividir a los cristianos de primera, los perfectos, como si la perfección recayera en la castidad, y los imperfectos, los que no son célibes. Aunque sabemos que muchos sacerdotes son incapaces de seguir este mandato, así que se ha convertido en una gran simulación”.
    Macías Raygoza, quien ejerció el ministerio durante una década y fue célibe durante ese tiempo porque “era de los convencidos y fui muy feliz”, relató que él fue testigo de la lucha interna que padecían muchos ministros “queriendo cumplir el celibato, y no se les daba, y por ello vivían en una angustia tremenda, y no sólo en el aspecto biológico sino también en el afectivo. Intentaban motivarse para ejercerlo, pero como era artificial, empezaban a vivir una doble vida”. Añadió que la Iglesia católica alberga en su seno a un grupo de sacerdotes que tienen la opción de casarse y son obedientes al Papa, pero pertenecen del rito oriental.
    En entrevista aparte, José de Jesús Aguilar, subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México, al hablar en defensa del celibato aseguró que éste también es apoyado por la feligresía. “Se calcula que cerca de 80 por ciento de la gente no estaría de acuerdo en que los sacerdotes se casaran, porque de por sí son pocos, y si los que hubiera tuvieran que dedicarse a esposa e hijos, se reduciría su tiempo dedicado a la comunidad”.
    Pero también hay una razón más terrenal, y ésta sería que la feligresía “no estaría dispuesta a mantener al sacerdote y a sus hijos. Y es que en ciertas comunidades, la gente con mucho trabajo acepta sostener al sacerdote, pero no lo haría con su familia”, precisó Aguilar.
    Sin embargo, para Macías Raygoza esto no es una explicación de peso ni siquiera realista, porque este asunto se subsanaría “si se permitiera al sacerdote vivir de su trabajo, como lo hacen los anglicanos”, y agregó que en general a la feligresía “le importa un bledo que el sacerdote sea célibe, lo que le interesa es su entrega, su responsabilidad, su amor de hermano y su testimonio, lo que no quiere es que la sirvan espiritualmente de mala gana o con neurosis, como lo hacen algunos”.
    En lo que sí coincidieron ambos es en afirmar que los abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes en contra de menores no se explican por la prohibición de tener contacto sexual.
    “Soy sicólogo, y el abusador de niños es un individuo que tiene una deformación de otro tipo, la cual no radica en que sea o no célibe, eso da lo mismo”, comentó Macías Raygoza. En tanto, Aguilar expuso que “quienes abusan de menores y cometen otro tipo de agresiones o violaciones, no es por efecto del celibato, sino producto de enfermedades, de desviaciones sexuales”, consideró.
    De acuerdo con Josué Tinoco Amador, profesor y experto en temas religiosos de laUniversidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa, “tratando de satisfacer la libido” es que algunos sacerdotes buscan calmar esa necesidad de diversas formas, y a veces no lo hacen de manera adecuada, incurriendo en “abuso sexual, incluso en contra de niños”.
    De acuerdo con datos de la referida federación “a escala global uno de cada cuatro sacerdotes católicos se ha retirado del ejercicio oficial del ministerio”, no sólo a causa del celibato, aunque la mayoría finalmente terminó casándose.
    Para el obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Felipe Arizmendi, cada vez que se hacen públicas “infidelidades al celibato, se cuestiona su razón de ser”, pero destaca que hay que entender que el celibato es un “carisma, un don, un regalo que no se concede a todos y por eso no cualquiera lo comprende”.
    El obispo reconoce que en el cumplimiento de esta norma “es innegable que ha habido fallas”, sobre todo porque “las tentaciones nos acechan por todos lados”, pero destaca en un escrito sobre este tema que “la inmensa mayoría vivimos con gozo y plenitud esta vocación, a pesar de nuestras limitaciones. Yo me siento muy fecundo y realizado gracias al celibato”, asevera.
    Y agrega: “yo decidí libre y conscientemente no casarme, no por egoísmo, no por rechazo a la mujer ni por desconocer o despreciar la belleza del sexo y del matrimonio, sino por gracia del Espíritu Santo (…) soy feliz siendo célibe”.
    Para otros, el panorama no es tan claro, y por eso postulan que el celibato debe ser opcional en la Iglesia católica de rito latino, porque éste no tiene sustento “ni en la Biblia, ni en la tradición, ni en la teología, ni en los dogmas”.
    Por esto es que el 14 de mayo de 2009 la citada federación de sacerdotes casados presentó, una vez más, una propuesta de celibato opcional al Vaticano, y la respuesta fue tan contundente como siempre: “no”.
    Mario Mullo, presidente de dicha agrupación, considera que esa “imposición” es “anacrónica” y, por tanto, la jerarquía vaticana no debe ser “intransigente” en torno a este tema, más aún cuando es claro que existe una crisis de vocaciones sacerdotales.
    Para los críticos del celibato, éste va en contra de la naturaleza humana, ya que impone renunciar a algo que es inherente a la vida: la sexualidad. Lo cual implica sólo reprimir el deseo, pero no extinguirlo.
    Esto es “muy difícil”, sobre todo en “ciertas circunstancias”, precisó un sacerdote que prefirió omitir su nombre, y quien tiene más de una década ejerciendo su ministerio, aunque ahora valora si continuará, porque hay situaciones que ya no puede evitar por más que lo intente y solicite consejos.
    En breve plática telefónica, da su testimonio sobre el tema, el cual no sólo le preocupa sino también le incomoda, porque él fue férreo defensor del celibato y no pensó verse inmiscuido en una situación como la que ahora vive.
    “No sé cómo fue, ni siquiera me di cuenta de cómo empecé a sentir esto. Ella sabe que soy sacerdote, me conoció en la parroquia, y dice que no le importa, pero a mí sí. Estoy traicionando mi vocación, ya fallé (…) he hecho ejercicios espirituales y nada (…) no hemos tenido contacto sexual, pero no estoy seguro de que pueda negarme por más tiempo. Entré muy joven al seminario, quizás me faltó vivir más a fondo ciertas experiencias, si así hubiera sido, tal vez no tendría ahora esta inquietud, no lo sé”.
    Según el padre Aguilar, cuando algún clérigo experimenta un “enamoramiento pasajero se le pide que piense bien las cosas y tome una decisión, quien está indeciso recibe apoyo sicológico de parte de la Iglesia”, y agregó que a quien “se le descubre una relación larga e incluso con hijos, es obligado a retirarse del ministerio”.
    Añadió que quien se encuentra en esta situación “debe avisar a su obispo para que éste le brinde apoyo, pero si el deseo de tener una pareja es lo que prevalece, se le debe retirar del estado clerical. Esto se establece en el Derecho Canónico, en el capítulo IV”.
    La polémica sobre el celibato en la Iglesia Católica no parece tener fin. Y aunque no hay duda de que muchos sacerdotes viven esta norma a cabalidad, incluso con alegría y entrega vocacional, también es una realidad que en el mundo hay infinidad de “hijos del celibato” y, ciertamente, esta doble moral no es benéfica para la propia Iglesia.