jueves, 13 de marzo de 2014

Nicaragua. Mujeres en la historia del país.



Marcia Traña Galeano

Radio La Primerísima.

Estas son algunas de las mujeres nicaragüenses que se han destacado en la historia de nuestro país, que han asumido su papel histórico en diferentes circunstancias, ya sea defendiendo nuestra patria, como revolucionarias, como educadoras, como productoras, como guías espirituales, intelectuales, poetisas y dirigiendo instituciones públicas y privadas a lo largo y ancho de nuestro país.

Este 8 de marzo rendimos tributo a estas mujeres que han tenido protagonismo y participación en nuestra sociedad. También queremos rendir tributo a todas las mujeres trabajadoras por el importante papel que cada una desempeña día a día para el buen funcionamiento de sus áreas de trabajo y a la vez cumplir con su rol de madres, esposas y ciudadanas.

Rafaela Herrera, primera mujer que recoge nuestra historia, símbolo de valentía considerada un referente Nacional su hazaña es aún recordada: el 29 de Julio de 1762, se libra una batalla desigual entre piratas ingleses con más de 50 barcos y dos mil hombres, en contra del Fuerte español, ubicado en el Castillo de la Concepción en el Río San Juan, defendido por un pequeño número de hombres, al mando del Capitán José Herrera y Sotomayor, quien durante el ataque de los ingleses fallece. Ante la muerte del jefe, la tropa se atemoriza y vacila al verse sin Mando y hasta piensan en rendirse, ya que los ingleses envían un ultimátum de que “respetarán la vida de quienes se entreguen”.

Ante la actitud de temor de los soldados, su hija Rafaela con tan solo 17 años, se dirige a ellos y les dice: Que el Castillo lo va a defender con su vida si es necesario y pronuncia su frase célebre, que ha quedado grabada a través de la historia: “Que los cobardes se rindan y que los valientes se queden a pelear conmigo”. De acuerdo a la historia, toma la tea encendida, coloca y enfila el cañón hacia las naves invasoras. Efectúa 3 disparos causándoles graves daños a tres naves inglesas, incluyendo el barco que ocupan los principales jefes, causándoles numerosas bajas. Y antes que los piratas ingleses se reorganicen, orienta que sábanas empapadas de alcohol y sobre ramas secas, se depositen sobre el Rio San Juan, creando una barrera que al mismo tiempo flotaba llevado por la corriente hacia los barcos invasores, lo que los atemoriza y se van en retirada. Rafaela era hija natural, fruto de una unión fugaz entre Herrera y una bella mulata que murió en el parto.

Doña Josefa Chamorro, encarcelada y sus bienes confiscados por su activa participación en los primeros brotes de lucha independentista en 1811 y 1812 en Granada, Nicaragua.

Josefa Vega, luchó por ingresar a la Universidad de Granada, hija de Don Fulgencio Vega, logrando convencer a Don Laureano Pineda, entonces jefe del Estado de Nicaragua, de promulgar el Decreto No. 7 del 21 de Agosto de 1852, autorizando a Josefa Vega a matricularse para estudiar filosofía, graduándose con excelentes calificaciones.
Josefa Castro Rivera, la primera mujer en Nicaragua en ejercer la profesión de periodista. En Julio de 1896, fue Directora del periódico “La Tarde”, en Granada, fue saboteada por un grupo de hombres que no aceptaban que una mujer fuese periodista.

Las educadoras
En el campo de la educación se destacan por su ejemplo y tenacidad mujeres que logran incursionar en un campo exclusivo de los hombres en su época, tales como:
Elena Arellano Chamorro, quien nació en Granada, Nicaragua en 1836 y murió en 1911. o mejor conocida como Mamá Elena Arellano fue una bienhechora nicaragüense destacada en la ciudad de Granada, considerada como modelo de abnegación y educación.
Fue la hija de don Narciso Arellano del Castillo quien se desempeñaba como Primer Ministro de Nicaragua. En 1842 a la muerte de su padre hizo votos de castidad y pobreza. Como fruto de esos votos recibía en su casa a todos los pobres que se acercaban pidiendo su ayuda. Tenía gran personalidad y belleza física. Como parte de su apostolado fundó la Casa de Huérfanas de Artes y Oficios, a este centro atendía a viudas, jóvenes acechadas por su belleza, prostitutas. Para 1872 funda en su casa de habitación una escuela para señoritas, donde recibían como mínimo la educación elemental.

En 1888 viaja a Europa donde se entrevistó con el Papa León XIII, asistió al entierro de Don Bosco y se entrevistó con Santa Francisca Javier Cabrini, la patrona de los inmigrantes, quien nació en Italia y luego radicó en Estados Unidos, y ha sido la primera mujer canonizada con ciudadanía estadounidense.
Para 1892 la ciudad de Granada fue afectada por la alfombría (Viruela negra) y Mamá Elena se dio a la tarea de ayudar a curar a los enfermos en los “Lazaretos” dispuestos en la ciudad.

En 1891, funda el Colegio La Inmaculada. Ese mismo año arribó a Nicaragua Francisca Javier Cabrini con ocho profesas dedicadas a educar en el instituto fundado por Mamá Elena. El 20 de agosto de 1894 el General José Santos Zelaya expulsó de Nicaragua a las religiosas Salesas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, y Mamá Elena viaja con ellas.

Al regreso de Mamá Elena a Nicaragua en 1895, fundó el Colegio de varones San Luis Gonzaga, siendo su director el pedagogo Porfirio Pasos. En 1903 gestiona la llegada de las Oblatas del Sagrado Corazón, religiosas encargadas del Colegio Nuestra Señora de Guadalupe (Colegio Francés). En marzo de 1912, comenzó el funcionamiento del Colegio San Juan Bosco dirigido por los religiosos salesianos.

Mamá Elena Arellano murió el 11 de octubre de 1911, sus restos fueron sepultados en la capilla María Auxiliadora del Colegio Salesiano de Granada.
Josefa Emilia Toledo Murillo más conocida como doña Josefa Toledo de Aguerri, nacida en Chontales en 1866 y fallecida en Managua en 1961, a los 95 años. Fue por mucho tiempo la primera educadora de Nicaragua. En 1900, a los 34 años, se casó con el español Juan Francisco Aguerri. En 1924 fue nombrada Directora General de Instrucción Pública. Por primera vez en la historia de Nicaragua, una mujer accedió a tan alto cargo público. Pero no duró mucho allí, fue removida porque “era muy independiente y cuestionadora”.

Se la conocía por “Doña Chepita” y prefería vivir “en donde la justicia tuviera su mejor representatividad”. Declaraba a Cervantes y a Darío, respectivamente, “el prosista y poeta predilectos”. Chopin era su músico más admirado y al español Bartolomé Esteban Murillo, su pintor más afín. Tenía un libro del pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi de cabecera y el héroe de la vida real que más admiraba era el sacerdote Mariano Dubón (1861-1934). Su heroína por antonomasia: Rafaela Herrera; su aversión particular, la hipocresía; y su lema: “Todo por la patria, la familia y el honor”.

Fue la pionera del feminismo en Nicaragua, bregó por la superación y los derechos de la mujer. Este posicionamiento social tuvo su difusión en las publicaciones periódicas Revista Femenina Ilustrada (1918 a 1920) y Mujer Nicaragüense (1929 a 1930). Asimismo, su Enciclopedia Nicaragüense (1932) da fe de su faceta de promotora cultural. Encabezaba las luchas feministas de su tiempo e hizo un gran aporte a estas luchas. El colegio dirigido por ella era el único donde las mujeres podían obtener su bachillerato, para luego ingresar a la universidad.

Su carrera abarcó la dirección de varios centros de instrucción públicos –en tiempos del general José Santos Zelaya– y la fundación de su propio Colegio y de la Escuela Femenina de Prensa, de la Escuela Normal de Señoritas; el Colegio de Señoritas Técnico-Práctico y el Kindergarten Modelo. Sin embargo, su vocación educativa fue más amplia, resultando una escritora pedagógica de grandes capacidades, una ensayista teórica de la enseñanza y autora de teatro escolar. Cultivó, también, la crónica de viaje y la biografía breve, el editorial y el artículo divulgativo, como dan fe media docena de obras.

Varios intelectuales, amigos y admiradores, le dedicaron un “Libro de Oro”, entre ellos el unionista centroamericano Salvador Mendieta, Modesto Barrios, el historiador Sofonías Salvatierra, Ramón Romero, Hernán Rosales, Hildebrando A. Castellón, el profesor y biógrafo de Darío Edelberto Torres Espinoza, el intelectual Guillermo Rotschuh Tablada y quien fuese Ministro de Educación Modesto Armijo.
En 1950, se le otorgó el reconocimiento continental de “Mujer de las Américas”, convirtiéndose –hasta ahora– en la única nicaragüense merecedora de este honor, que antes sólo lo habían merecido Gabriela Mistral, Minerva Bernardino, Eleonor Roosevelt y Carrie Capman.

Elba Ochomogo, la primera nicaragüense que concluyó sus estudios universitarios, graduándose como farmaceuta, fue alumna de doña Chepita.
Concepción Palacios (Conchita Palacios), fue la primera nicaragüense que llegó a ser Doctora en Medicina y también fue preparada por doña Chepita. Además, una de sus hijas se graduó de bacterióloga. Conchita se destacó como revolucionaria y durante sus años de exilio en México, su casa era refugio seguro de los perseguidos por el régimen somocista.

Una santa
En el ámbito religioso Sor María Romero se destaca por su santidad en el servicio religioso y milagros efectuados. Fue beatificada el 14 de Abril del 2002. Nació el 13 de enero de 1902, en Granada, Nicaragua, y falleció el 7 de julio de 1977, en Las Peñitas, León, a los 75 años.

Cuando tenía 8 años de edad, el 8 de diciembre de 1909, María Romero Meneses hizo su Primera Comunión. Al año siguiente, llegaron a Nicaragua las misioneras de Don Bosco, hijas de María Auxiliadora (FMA), congregación de la que sería parte integrante durante todo el resto de su vida.

A inicios de 1920, a los 18 años de edad, María Romero parte hacia El Salvador al Instituto de las FMA, para iniciar su noviciado. El 19 de marzo de ese mismo año, recibe la esclavina negra e inicia con el uso del hábito negro que la caracterizó durante todo el resto de su vida. El 16 de enero de 1921, recibe el hábito religioso de las Hijas de María Auxiliadora, por lo que pasa a llamarse formalmente «Sor María Romero». Durante sus años en el noviciado se destaca por sus habilidades en la música, especialmente el piano, por lo que se le asigna la responsabilidad de profesora de música y directora del coro.

El 24 de mayo de 1924, Sor María Romero regresa a Nicaragua para dar clases de música en el Colegio María Auxiliadora de Granada, donde trabajó durante 7 años consecutivos. Durante esos años se desempeñó además como asistente de las alumnas internas e impartiendo clases de piano, canto, dibujo, pintura y mecanografía.
En 1931 la congregación la envió a San José, Costa Rica, donde se dedicó a servir a los necesitados durante 46 años. A pesar de considerar a Costa Rica como una «segunda patria», Sor María siempre se consideró nicaragüense y nunca renunció a su ciudadanía.

Entre sus obras sociales y espirituales más importantes en Costa Rica están consultorios médicos, que brindan servicios gratuitos de medicina general y medicamentos básicos a quienes no tienen protección del seguro social; internado para jóvenes en la Casa María Auxiliadora que favorece a muchachas que antes vivían en la calle; capacitación en actividades como la cocina, la costura y otros oficios a muchachas y señoras; la Asociación de Ayuda a Necesitados, que construye viviendas para albergar a familias que antes vivían en condiciones infrahumanas; «Ropero», servicio que ofrece prendas de vestir a precios simbólicos y, en oportunidades, en forma gratuita; repartición diaria de canastas de alimentos básicos a personas de escasos recursos económicos.

En 1977, estando en Costa Rica, había expresado a su superiora que se sentía cansada, por lo que planea con sus hermanas reunirse en Nicaragua como parte de unas vacaciones. El 2 de julio, Sor María parte hacia su país natal. Su hermana Pastora alquila una casa en el balneario de Las Peñitas, en León. El 7 de julio, estando en la casa de veraneo a orilla de la playa, falleció de un infarto al corazón. El sábado 9 de julio de 1977, los restos mortales de Sor María Romero fueron trasladados a Costa Rica y enterrados en el Cementerio General. El 9 de noviembre de 1991 se procedió a su exhumación y fueron depositados finalmente en la Casa de la Virgen, al lado de la capilla, conocido ahora como Mausoleo de Sor María Romero.
Fue declarada Venerable por el Papa Juan Pablo II el 18 de diciembre del año 2000 y el 14 de abril de 2002, el Papa Juan Pablo II la proclamó Beata, siendo la segunda mujer centroamericana a la que se otorga dicho reconocimiento por parte de la Iglesia Católica.

Las mujeres en la lucha de Sandino
Las mujeres que en Puerto Cabezas el 24 de Diciembre de 1926 se lanzaron al mar para rescatar 30 fusiles y 7 mil cartuchos que los norteamericanos durante la intervención arrojaron al Mar Caribe y que utilizó el General Sandino en su lucha Nacionalista y antiimperialista.

Las mujeres que acompañaron al General Sandino y que fueron parte del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional:
Blanca Aráuz Pineda, la telegrafista de San Rafael, quien al contraer matrimonio con el General Sandino, se constituye en su asistente personal, responsable de las comunicaciones del Ejército y Asesora en estrategias militares. Autora del Himno Patria y Libertad del E.D.S.N. Fue encarcelada en varias ocasiones.
Conchita Alday, brazo derecho del General Francisco Sequeira “Cabuya”, quien estando embarazada fue asesinada atrozmente.

María Altamirano, esposa del General Pedro Altamirano, jefa de un campamento guerrillero. El General Sandino le llamaba “La Generala”.
Tiburcia García Otero, originaria de El Cuá, Jinotega. Después que los Marines Norteamericanos destruyeran su finca y asesinaran a sus hijos, se integra al EDSN. Fue encarcelada, y para obtener información acerca de los movimientos del General Sandino y su Ejército, fue torturada y violada. Sin embargo, no pudieron sacarle información. Se escapó de sus captores, llega a Costa Rica, después a Honduras y se integra nuevamente a la lucha
Teresa Villatoro, de origen salvadoreño. Gran colaboradora del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.

Juana Cruz, dueña de una cantina de guaro lija en Jinotega), cambiaba tiros por guaro y cuando la Guardia Nacional y los Marines N.A. estaban ebrios, les sacaba información valiosa para el Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional EDSN.
Úrsula Gadea, espía y correo del General Sandino.
Angelita González, a quien la Guardia Nacional consideraba compañera del General Sandino, fue capturada, torturada, violada y luego asesinada.

Recordamos «La marcha de mujeres enlutadas» en 1944 en contra del régimen somocista y en julio de 1959 en contra de la masacre estudiantil del 23 de julio de 1959.
En la década del 60, de efervescencia revolucionaria en América Latina y sobre todo en Nicaragua, con el surgimiento de organizaciones revolucionarias estudiantiles y urbanas en contra de la Dictadura Somocista hasta conformarse el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), la presencia de la mujer fue de gran importancia, como Doris Tijerino Haslam, Olga López Avilés, Gladys Báez y Benigna Mendiola.
Las Mujeres del Cuá, heroínas que fueron capturadas, torturadas y violadas por la Guardia Nacional para obligarlas a revelar la identidad y los escondites de los guerrilleros sandinistas, entre ellas:
Amanda Aguilar, que se llamaba realmente María de la Cruz, más conocida por Petrona Hernández López, que también fue cocinera del General Sandino. Amanda murió el 14 de febrero de 2007 a los 116 años de edad en el mismo sitio donde había permanecido durante toda su vida en el municipio de Rancho Grande, departamento de Matagalpa.

María Venancia
Angelina Díaz Aguilar
Cándida Martínez
Martina González Hernández
Aurelia Hernández
Facunda Catalina González Díaz
Natividad Martínez Sánchez
Marling Hernández
Apolonia González Romero
Cándida María González Donaire
Esperanza Hernández García

Recordamos a centenares de mujeres, que se integran masivamente a la lucha revolucionaria vanguardizada por el FSLN entre ellas: Nora Astorga, Luisa Amanda Espinoza, Angelita Morales Avilés, Arlen Siu, Claudia Chamorro, Mildred Abaunza, Bertha Calderón, Yolanda Mayorga, Lupita Camacho, Mirian Tinoco, Lucrecia Lindo, Aura Ortiz, Mary Barreda, María del Pilar Gutiérrez, Martha Angélica Quezada, María Asunción Tinoco, Urania Zelaya, Vilma González, Yelba Antúnez, Zulema Baltonado, Idania Fernández, Aracelly Pérez, Martha Cruz Conrado, Mercedes Avendaño, Aura Velia González, Alma Lubby Morales, Zulema Baltodano Marcenaro, Martha Navarro Mendoza, doña Lidia Saavedra de Ortega y Julia Herrera de Pomares. Muchas de ellas, sufrieron cárcel, torturas, violaciones para heredarnos una patria libre y llena de esperanza.
A estas mujeres se suman centenares de heroínas y mártires anónimas, que sin su generosidad y sacrificio no hubiese sido posible obtener el triunfo revolucionario, por la paz, la libertad y la democracia.

Concluimos con un fragmento del mensaje del Comandante Daniel Ortega dirigido a las mujeres nicaragüense el 8 de Marzo del año pasado:
“Así podríamos ir mencionando no solamente a decenas de mujeres, sino miles de mujeres que entregaron su vida por la liberación de Nicaragua, a todas ellas en este día HONOR Y GLORIA y decirles que están presentes en la lucha que hoy libramos hombres y mujeres todos juntos para transformar la sociedad”.

(*) Historiadora, Abogada y Notario. Distribuido por la Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico de la Alcaldía de Managua, en conmemoración del Día Internacional de la Mujer.

Fuente: Red MUndial de Comuniades Eclesailes

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