miércoles, 30 de abril de 2014

Gritan las paredes.



José Carlos García Fajardo 
Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)


El graffiti más conmovedor para mí, y que me estremece hasta las lágrimas, es este grito de soledad que anuncia la desesperación de quienes ya no tienen nada que perder: “¿Hay alguien ahí?”
En Quito, me golpearon estos graffiti: “¡Ya basta! Todos somos inocentes”. Ellos, los pobres, también.
“Les propongo legalizar la vida y dejar salir al sol todos los días”. No parece una propuesta desproporcionada, legalizar la vida.
“No permitas que la moral te impida hacer el bien”. Si lo que muchos entienden por moral continua enviando a la desesperación a millones de personas, es natural que nos pongamos de parte del bien y de la justicia. Al fin y al cabo, habíamos quedado en que la moral que rige el llamado progreso no es sino un invento de la razón al servicio de unos intereses. Como lo fueron los supuestos diez mandamientos ‘entregados’ en la cima del Sinaí al conductor de un pueblo contumaz para poder gobernarlo y mantenerlo unido ante los expolios que iba a acometer entre quienes habitaban una tierra que les apetecía a ellos. Eso sí, en nombre de su dios y del pacto establecido con el ‘pueblo elegido’.

Es increíble adonde puede llegar la estulticia humana sostenida por Estados Unidos, cuyos mandatarios han declarado que “Israel tiene derecho a defenderse”. Pienso en la pretensión de un pueblo que buscaba un hogar y se quedó con todos los territorios enviando al exilio a sus habitantes. Ellos, que padecieron deportaciones y exilios reproducen esos crímenes en otras personas en una acción que podría acumular injustamente carbones encendidos sobre las cabezas de sus hermanos en la diáspora. ¿Dónde queda ya el “ojo por ojo” si planifican asentamientos en tierras palestinas? Actúan desde el portaaviones estadounidense mientras su poderoso lobby influye en la potencia que decide los destinos del mundo en función de sus intereses.
“¿Hasta cuándo estaremos esperando lo que nos pertenece?”, proclama un graffiti. Si esto lo leemos en Rilke “es menester que nada extraño nos acontezca fuera de lo que nos pertenece desde siempre”, entonces, nos admira su belleza, pero en una pared desnuda algunos denuncian invasión de propiedad.
Consideremos estas perlas: “La justicia tarda, pero no llega”. “No sé adónde voy, pero sé que debo ir”. “Pobres del mundo uníos, última llamada”. “Vivimos la resaca de una orgía en la que no participamos”. “¿Hasta cuándo seremos los pacíficos dueños de tanto absurdo?”

Pero no han de alarmarse las gentes de orden, todavía, porque estos descamisados vienen con unas intenciones  que nadie sospecharía: “Retomaremos la ira hasta volverla esperanza”. A pesar de ser conscientes de que “Jesús no viene por falta de promotor adecuado” y, a veces, se desaniman “Olvídense de lo que soñaron, sus sueños ya fueron vendidos”. Lo saben. “Somos mártires de una causa perdida, pero seguimos”, ya que, “Cuando habíamos aprendido las respuestas, nos cambiaron las preguntas”. ¿Acaso no nos suenan estos cambios en el sistema para perpetuar las injusticias?  “Nos quieren privatizar hasta la memoria”. “Privatizar, privatizar ¿quién piensa en redistribuir?” Y aportan pruebas: “Quieren iniciar el futuro mientas subastan el presente”. Pero luchan a pesar de esto “Nada y nada. Hasta salir de la nada”. ¡Parece un texto de Qohélet, el Eclesiastés de la luminosidad nublada! 
A veces, les acomete la desesperanza “No nacimos para sobrevivir, nacimos para esperar en vano”, pero insisten haciéndose eco de nuestras ecológicas campañas “No mate los ideales, son especie en extinción”. Han leído a Brecht y golpean “Hay hombres que luchan un día… ¿y el resto?”. No les falta el humor “La policía me persigue, y yo pintando esta pared”, “Sr. Dueño de esta casa, no es nada personal, pero su pared blanca tiene un no sé qué”, y remata en otra fachada “Si esta pared es el límite de su propiedad, déjenos decorar sus limitaciones” porque nos desconciertan con verdades como puños “Nuestra única deuda es con la alegría de los niños”.
¿Qué decir? Y llaman como testigos franciscanos a las aves del cielo “Menos mal que los pájaros se siguen cagando en las  estatuas” porque, “Cuando a la mierda le pongan precio, los pobres nacerán sin culo”.

No obstante, el más conmovedor para mí, y que me estremece hasta las lágrimas, es este grito de soledad que anuncia la desesperación de quienes ya no tienen nada que perder: “¿Hay alguien ahí?”
Porque yo, a veces, también me lo pregunto desde mi soledad elegida para poder liberarme del fardo que me agobia.

fajardoccs@solidarios.org.es
Twitter: @GarciafajardoJC

EL ENVÉS 2014 04 25

martes, 29 de abril de 2014

Países andinos son más vulnerables al cambio climático e inseguridad alimentaria.


- Nuevo atlas resalta áreas vulnerables en cuatro países andinos: Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.

Servindi, 27 de abril, 2014.- El Programa Mundial de Alimentos (PMA) presentó un nuevo atlas de la región andina en la que destaca las áreas más vulnerables al cambio climático, desastres e inseguridad alimentaria.

El Atlas de Seguridad Alimentaria, Desastres y Cambio Climático analiza la situación de cuatro países: Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, basado en la información que publicada u obtenida por fuentes oficiales de los gobiernos.

Miguel Barreto, director regional del PMA, afirmó que “El mapa muestra de manera muy visual una fractura a través del continente. En los cuatro países estudiados en la región andina, las comunidades de bajos ingresos tienen las mismas dificultades al tratar de acceder a servicios básicos como agua, energía y mercados.”

“Ello reduce sus capacidades de respuesta y los vuelve más vulnerables a los desastres provocados por el clima. Si logramos actuar juntos para reducir esas condiciones desiguales, podríamos revertir esta situación y lograr que esas comunidades sean resilientes a los efectos del cambio climático,” añadió.

El atlas destaca las áreas que necesitan apoyo e intervención y es el resultado de los trabajos de análisis en seguridad alimentaria que el PMA realiza y se conoce como VAM (Análisis y Mapeo de la Vulnerabilidad, por sus siglas en inglés).

“Este atlas también puede servir de guía en la toma de decisiones de los gobiernos ayudando a que planeen y tomen acción para mitigar el impacto de los desastres provocados por el clima, tales como la perdida de los medios de vida y el alza de precios de los alimentos, y para que inviertan en la reducción de los riesgos de desastres,” dijo Barreto.

De acuerdo con el atlas en Bolivia hay 148 municipalidades en Bolivia que están bajo la categoría “Grave Vulnerabilidad” y 32 bajo “Muy Alta Vulnerabilidad”.

En Colombia se identificaron seis departamentos bajo la categoría “Grave Vulnerabilidad” y otros seis bajo “Muy Alta Vulnerabilidad”.

En Ecuador existen 389 parroquias que sufren de “Grave Vulnerabilidad” y 586 de “Muy Alta Vulnerabilidad.”. Finalmente, en Perú 190 distritos sufren de “Grave Vulnerabilidad” y 673 de “Muy Alta Vulnerabilidad”.

El cambio climático está incrementando la frecuencia e intensidad de los desastres naturales, tales como las sequías, inundaciones, granizo, tormentas de nieve, heladas y el derretimiento de los glaciares, lo cual incrementará la población con necesidad de asistencia alimentaria.

El PMA es la agencia humanitaria más grande para combatir el hambre en el mundo en todo el mundo. Cada año el PMA alimenta a más de 90 millones de personas en más de 80 países.

El PMA trabaja junto con los gobiernos de la región andina para encontrar soluciones para que su población más vulnerable –especialmente mujeres y niños- sea menos vulnerable y cuente con más capacidad para soportar los choques climáticos.

Para ver el mapa visite el siguiente enlace:



Otras noticias:

Fuente: Servindi

lunes, 28 de abril de 2014

Una jornada histórica para el Vaticano y para la Iglesia.


Entre 800.000 y un millón de fieles homenajean a Juan Pablo II y Juan XXIII

El abrazo entre Francisco y Ratzinger, el momento más emotivo de una ceremonia intensa

Redacción, 27 de abril de 2014.

Miles de jóvenes de Polonia, donde se celebrará la próxima Jornada Mundial de la Juventud en 2016, pero también de España, Alemania, de Brasil, México, Perú, Estados Unidos, Uganda, y de otros rincones del Globo.
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Benedicto XVI en la canonización


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Dos sacerdotes portan un cuadro de los dos futuros santos

La ceremonia de canonización de los papas Juan Pablo II y Juan XXIII, fue considerada"histórica" por la Iglesia Católica y varios números dan cuenta de la importancia que tuvo el acto, al que acudieron entre 800.000 y un millón de peregrinos y fieles.

En toda Roma se instalaron 19 pantallas gigantes. Solamente de Polonia, la tierra natal de Juan Pablo II, llegaron 1.700 micros, 58 aviones y 5 trenes.


Unos 150 cardenales y 700 obisposestuvieron en la Misa de la que participó también el papa emérito, Benedicto XVI. Cerca de 600 sacerdotes y 270 diáconos repartieron la comunión a la multitud de personas que estuvieron en el Vaticano.

Delegaciones de 93 países, incluyendo 24 jefes de Estado, estuvieron en la ceremonia. Entre los mandatarios participaron los Reyes de España, de Bélgica, además de presidentes y cancilleres.

Unas 2.000 millones de personas de los 5 continentes siguieron la ceremonia por televisión, con 9 satélites que la trasmitieron en Alta Definición, según estimó el Centro de Televisión Vaticano que también informó que 500 salas de cine de unos 20 países proyectaron la canonización gratuitamente en 3D.


Unos 2.400 agentes especiales reforzaron la seguridad, con vigilancia especial en monumentos, aeropuertos y estaciones de tren. Además, 2.600 voluntarios de la Protección Civil repartieron 4 millones de botellas de agua a turistas y peregrinos y 600 personas, entre médicos y enfermeros, ofrecieron sus servicios a los visitantes.

Casi 10 millones de dólares le costó la ceremonia a Roma, según lo anunció el alcalde Ignazio Marino. La capital italiana tuvo que invertir en estaciones de primeros auxilios y mil baños químicos, entre otros gastos.



Cantos, aplausos, bailes y banderas procedentes de todos los rincones del mundo inundaron hoy la Ciudad del Vaticano para celebrar la proclamación como santos de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II.

Banderas de España, Colombia, México, Brasil, Costa Rica, Venezuela, Nicaragua, Ecuador y de otras partes del mundo pintaron de color la capital del catolicismo, donde sin duda alguna los tonos predominantes fueron el rojo y el blanco de la insignia de Polonia, país de nacimiento de Karol Wojtyla, san Juan Pablo II desde hoy.

Desde primeras horas del sábado centenares de peregrinos se acercaron ya a los aledaños de la Plaza de San Pedro para hacer cola y lograr el mejor sitio.

Como Lidia Obando, nicaraguense residente en Roma desde hace treinta años, que desde la tarde del sábado rondaba las inmediaciones de la plaza para no perderse una jornada histórica.



Muchos pasaron la noche con mochilas y sacos de dormir, a la intemperie, con frío y una fina lluvia, con el objetivo de acceder a la Plaza de San Pedro desde las cinco y media de la mañana, cuando la Santa Sede permitió la entrada a la zona, y asistir a la canonización de Juan XXIII y de Juan Pablo II en primera fila.

Pero no todos lo lograron, muchos tuvieron que contentarse con ver la ceremonia en alguna de las pantallas que el Vaticano habilitó para la ocasión en las calles colindantes.

Los afortunados que sí se hicieron un hueco en la plaza vaticana, asistieron a los actos con la alegría y la ilusión de poder vivir en primera persona "el día de los cuatro papas".

Y es que por primera vez se reunía de alguna manera a cuatro pontífices en el Vaticano:el papa Francisco y el papa emérito Benedicto XVI, y los ahora santos, el papa Juan Pablo II y Juan XXIII.

Los más previsores, los que primero llegaron a la Plaza, pudieron hacerse con uno de los miles de ejemplares que, con el título "Il Domenica di Pascua", la Santa Sede imprimió para la ocasión.

Un regalo que contenía una breve biografía de los papas Juan Pablo II y Juan XXIII en cuatro idiomas -español, italiano, inglés y polaco- además de la lista completa de santos de la Iglesia, y la letra de las canciones que se cantaron en este evento católico.



Ni el cansancio ni el frío de una mañana gris apagaron los ánimos de los congregados que desde antes del amanecer llenaron la plaza de bailes, risas, rezos y cánticos.

Miles de jóvenes de Polonia, donde se celebrará la próxima Jornada Mundial de la Juventud en 2016, pero también de España, Alemania, de Brasil, México, Perú, Estados Unidos, Uganda, y de otros rincones del Globo corearon en diversas ocasiones el himno de las JMJ "Jesus Christ, you are my life".

"El papa Juan Pablo II fue el papa de los jóvenes, ahora estamos aquí para asistir a su canonización, para nosotros es un momento de mucha alegría", dijo el español Rodrigo Ruiz.

Sentimiento que también compartió el venezolano Jesús Aular que, contento por vivir las canonizaciones en su primer viaje al Vaticano, pidió que Juan Pablo II ayude desde el cielo a lograr la paz en Venezuela.

Jóvenes, pero también mayores, niños, familias, parejas, monjas y sacerdotes recibieron al papa emérito Ratzinger con aplausos y gritos de "Benedicto" cuando éste llegó a la plaza.



Aplausos que se repitieron durante las más de dos horas de celebración en diversas ocasiones, como cuando el papa Francisco se acercó a abrazar a Benedicto XVI, y que se intensificaron cada vez que las cámaras del Vaticano proyectaban la imagen de Juan Pablo II en las pantallas.

Uno de los momentos más emotivos del acto fue cuando la costarricense Floribeth Mora, segundo milagro de Juan Pablo II, subió al altar del pontífice polaco para llevar una de sus reliquias y la plaza al completo estalló en vítores y aplausos.

Hombres y mujeres polacos, algunos incluso vestido con trajes típicos del país, levantaron sus banderas en homenaje al nuevo santo de su país.

Poco después del mediodía la despedida de los dos papas, Francisco y Benedicto XVI, la Plaza de San Pedro estalló en vítores, aplausos, abrazos y cánticos en honor a los dos papas ya santos.

domingo, 27 de abril de 2014

La manipulación mediática.





Controlar los medios es controlar las mentes y controlar las mentes es controlar las conductas de las gentes.

Si algo caracteriza a la época que estamos viviendo es el bombardeo mediático a que está sometido el pueblo. Nos llegan muchísimas más noticias de las que podemos atender, indagar y reflexionar. La mente no da para tanto y quizá por esa razón, o quizá porque pensar es cansado y aun peligroso, la gente se traga lo que le echan y lo digiere bien porque se lo dan aliñado con toda clase de entretenimientos.

Los medios de difusión se convirtieron durante el pasado siglo XX en el principal instrumento de manipulación mental de los pueblos. A los tradicionales carteles publicitarios, cuyos ancestros encontramos ya en el arte representativo de la antigüedad y más cercanamente en las pinturas murales de los templos medievales, se le sumó la palabra escrita y más tarde la voz a través de la radio y posteriormente la imagen en pantalla. Hoy son incontables los instrumentos de que dispone el poder para difundir su ideología.

En el lavado de cerebro que ese bombardeo mediático representa podemos sin duda hallar respuesta a la pregunta que se hace el sociólogo López-Aranguren en el vídeo cuyo enlace ofrecemos al pie [1] cuando dice: “¿Cómo puede ser que ocho millones de trabajadores en nuestro país voten PP?”.

Esa base ideológica inconsciente que late en las mentes de la población es el caldo de cultivo que hace fecundas la manipulación de noticias y las mentiras que los medios propagan, las cuales no tendrían ni de lejos el mismo efecto sin ese embotamiento mental programado que las custodia.

Es innecesario que señalemos los innumerables casos de ocultación y falsedad que transmiten prensa, radio y TV, pero como ejemplo podemos dar lo que el profesor Vicenç Navarro dice en el escrito cuyo enlace ofrecemos [2].

Esta manipulación mental que señalamos no sería posible sin la colaboración inconsciente de las personas manipuladas. El engaño es posible porque la persona engañada goza soñando las maravillas que el timador le ofrece, lo cual hace que renuncie de antemano a cualquier reflexión o análisis que pueda llevarle a rechazar eso que tanto le satisface. La gente busca el placer que envuelve a las mentiras, lo cual hace que los medios de difusión sean objetos de negocio tan codiciados como indica el escrito de Ignacio Ramonet [3].

Pero la población mundial no está formada tan solo por esa masa amorfa de mentes obstruidas sino que hay por fortuna en ella cantidad ingente de seres pensantes. Y por fortuna también esas mentes tienen a su disposición medios de comunicar sus conocimientos y reflexiones. Ahí están Facebook, Twitter, YouTube, blogs personales, etc., los cuales son fruto a la vez de la desmesurada necesidad que los opresores tienen de hacer negocio. A través de esas redes, las mentiras del poder van cayendo día a día [4]. Cabe pensar que dentro de un tiempo los poderosos habrán encontrado la forma de establecer filtros censores en esos grandes medios, pero de momento no les queda otra sino batirse en ellos con el pueblo.

En esta guerra sin cuartel que el capitalismo tiene declarada al mundo entero, son muchos los campos de batalla. Además de los medios de comunicación recién vistos tenemos los tradicionales, es decir las acciones personales directas, tales como manifestaciones, huelgas, etc. y la prensa veraz impresa y digitalizada. Prueba de ello nos la dan las múltiples publicaciones existentes que el gran capital no controla y que se sustentan por el esfuerzo de quienes las realizan. Entre tantos encomiables esfuerzos nos complace citar en el día de hoy el de la revista digital e impresa CAFEAMBLLET.COM, que ahora nos llega en edición impresa gracias a la financiación de aportaciones personales de sus lectores y a la tenacidad de quienes la realizan.

Una sola cosa es necesaria para poder dar la batalla en esta guerra: creer en aquello por lo cual luchamos. Creer en la posibilidad de vivir con justicia, en la igualdad de derechos y deberes para todo ser humano, en que podemos y debemos colaborar con el resto de la humanidad en hacer ese mundo de libertad y paz que anhelamos.

Solamente con una clara y bien reflexionada fe en los principios que señalamos podremos dar con alguna posibilidad de éxito la batalla. Mantengamos, pues, despierta la mente y abierto el corazón para que el espíritu que nos alienta nos sostenga.

NOTAS

[1] Manipulacion medios de comunicacion


[2] Las falsedades de los mayores medios españoles en su cobertura de Ucrania


[3] Ignacio Ramonet, “Todos bajo control”


[4] Thierry Meyssan, “Hacia el fin de la propaganda estadounidense”


[5] Revista “cafèambllet.com”


Pep Castelló

Nacido en Barcelona el 12 de febrero de 1935, vivió y padeció la Guerra Civil Española y su posguerra. Maestro de Enseñanza Primaria Especialista en Educación Musical, cursó Electrotecnia en la Escuela Industrial, música en el Conservatorio Municipal y Pedagogía Musical en el Instituto Willems de Educación Musical con el Maestro Jacques Chapuis. Colabora en KAOSENLARED.NET desde mayo de 2004 y en ECUPRES desde setiembre de 2009.

sábado, 26 de abril de 2014

La verdad más insólita y revolucionaria del cristianismo: Dios lo resucitó al tercer día.




Benjamín Forcano, teólogo

La tumba vacia y las apariciones de Jesús a sus discípulos dan razón de la Resurrección de Jesús y fundamentan la nuestra. Esta es la verdad más insólita y revolucionaria del cristianismo.
Estamos en el siglo XXI, mes de abril del 2014.
Y tengo la firme convicción de que esta verdad de la Resurrección de Jesús, repetida por más de 2.000 años en el mundo y, en especial, en la cultura de Occidente, está hoy devaluada sino descartada como verdad antimoderna. Nadie, que presuma de racional y científico, toma en serio esta verdad.

Muchos la admiten, pero como una creencia débil, que no se puede comprender ni asumir en estricto rigor.
En consecuencia, lo que se asienta en la cultura dominante es que la muerte es el hecho cierto, natural e irreversible, que nadie puede remediar. Con ella acaba todo lo que es el ser humano, con el argumento mayor de que el pensamiento y la conciencia son efecto de la materia (del cerebro)y que, una vez la materia deja de estar viva, la vida termina definitivamente.
Es la visión atea y materialista a la vez: Dios es un invento del ser humano (una construcción de su pensamiento) y la vida se identifica con el cuerpo, quien con la muerte perece sin remedio.

Es bueno que podamos comentar algunas cosas.

La primera: pienso que afirmar que la vida se identifica con el cuerpo y que, acabado el cuerpo acaba la vida, es hoy una verdad científicamente controvertida, pues la ciencia actual sostiene que si bien el pensamiento y la conciencia (el alma) se desarrollan dentro del cuerpo, no son producto de la materia sino que son independientes y utilizan el cuerpo como instrumento en esta vida terrena.
El yo, que asiste al instrumento y que dentro de él siente, experimenta, reflexiona, relaciona, decide y lo asume, es quien lo maneja y guía, programa y trata de dar sentido a la vida, no es material y puede vivir desligado e independiente de la materia. Ese yo ha alcanzado tal nivel en el proceso de la evolución que ya la muerte no puede realizar su acción devastadora sobre él.
San Pablo gritaba: ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

“Gracias a Dios, por Jesucristo, nuestro Señor”. Lo cual quiere decir que en Jesús la vida se mostró más fuerte que la muerte e inauguró una sintropía superior.
Jesús conoció e inauguró una evolución (sintropía) superior, en virtud de la cual su vida era un nuevo tipo de entropía , gracias al cual su vida no aparece amenazada por la enfermedad ni por la muerte. Por eso, la resurrección no puede ser entendida como reanimación de un cadáver, sino como una revolución dentro de la evolución, como un saltar a un tipo de orden vital, no sometido a la entropía: desgaste y acabamiento final.

La segunda cosa: la resurrección de Jesús es un hecho real, que nos lleva a reconocerlo como Mesías y Señor y a ver en ella la garantía de nuestra propia resurrección.
Nadie esperaba que a un individuo muerto como Jesús le pudiera ocurrir la resurrección. Ni los mismos discípulos.
El cuerpo de Jesús estaba enterrado, pero nadie se lo llevó ni nada prueba que llegara a corromperse. En la sepultura aparecieron sólo los lienzos, de los que el cuerpo se había liberado. ¿Bastaban los hechos de que la tumba estaba vacía o que se había aparecido a sus discípulos para admitir que había resucitado? ¿No podía ser todo eso efecto de la imaginación o de deseos frustrados?

La realidad es que los discípulos unieron sin dificultad las dos cosas: el Jesús cadáver, con la tumba vacía, era el mismo que se aparecía y encontraba con ellos, una persona previamente fallecida, estaba completamente viva de nuevo.
Si el cuerpo de Jesús hubiera permanecido en la tumba, no se habría producido esta creencia. Pero resulta que la persona fallecida continuaba viviendo de una manera transformada. Jesús aparecido es indudablemente corpóreo pero su cuerpo posee propiedades sin precedentes y hasta entonces inimaginables.

Hay, pues, algo que queda absolutamente claro: la continuidad entre el Jesús terreno muerto y el que en ese momento está vivo, con la transformación operada en la índole de su corporalidad.
Los discípulos no se inventaron lo de la tumba vacía ni lo de los encuentros con Jesús, como si tal cosa les fuera necesaria para fundamentar una fe que ya poseían. Fue todo lo contrario: debido a esos dos fenómenos convergentes –tumba vacía y apariciones- adquirieron esa fe. Nadie esperaba algo así. Decir otra cosa es dejar de hacer historia y adentrarse en un mundo de fantasías personales.

¿Por qué los discípulos no veneraron la tumba de Jesús ni siquiera pensaron en un enterramiento adecuado? La evidencia era que Alguien que estaba perfectamente muerto, volvió de nuevo a estar perfecta y verdaderamente vivo.
La conclusión para el que hace historia es que la tumba vacía y los encuentros con Jesús son acontecimientos históricos , es decir, reales e importantes y que sin ellos, no se puede dar razón del cristianismo.

La tercera cosa: El mundo sería otro sin la resurrección de Jesús
A quien analice nuestra sociedad, tradicionalmente cristiana, le resultará un tanto sorprendente la ausencia en los grandes medios de una reflexión serena sobre el acontecimiento de la Resurrección de Jesús. Se tenga o no conciencia del hecho, en Occidente y en otras partes del planeta, el Domingo es la fiesta no sólo del año sino de cada de semana. Por eso, la extrañeza del silencio extendido sobre el significado de esa fiesta.

¿Un silencio envuelto quizá en la complicidad de una mentalidad posilustrada? – “Hay que dejar en suspenso el hablar de la resurrección. ¿Pero es Vd. tan ingenuo para pensar que pudo suceder algo así?” .
Sin embargo, llega hasta nosotros la razón de esta fiesta, con dos mil años de historia, forjada sobre la creencia primitiva cristiana de que Jesús resucitó de entre los muertos: “Alguien que estaba perfectamente muerto, volvió de nuevo a estar perfecta y verdaderamente vivo”.
Soy de los que están convencidos de que el mundo sería otro de no haber sucedido la resurrección de Jesús. El acontecimiento se refiere a la cuestión misma de la vida y de la muerte y es, por ello mismo, explosivo y subversivo; explosivo desde el punto de vista social, cultural y político porque no se lo puede domesticarla.

La cuarta cosa: el significado de la resurrección de Jesús

El anuncio de este acontecimiento sonaba como un ataque más o menos directo al Cesar de Roma: el Mesías de Israel era considerado por los cristianos como el verdadero monarca de los gentiles también. El símbolo del pez, ICHTHYS, expresado en griego, era un símbolo antiimperial, que devolvía el mundo a quien correspondía: al Dios Creador.
El espacio del dominio del mal, del pecado y del imperio ha sido rescatado por la resurrección corporal de Jesús. Dentro del imperio, los cristianos, fieles al kyrios, se constituían como células rebeldes:

“La muerte es el arma definitiva del tirano; la resurrección no establece una alianza con la muerte, la derroca. La resurrección, en su pleno sentido judío y paleocristiano, es la afirmación definitiva de que la creación importa, de que los seres humanos corpóreos importan.
Esta es la razón por la que la resurrección ha tenido siempre un significado inevitablemente político; esa es la razón por la que los saduceos en el siglo I, y la Ilustración en nuestros días, se han opuesto tan enérgicamente a ella. Ningún tirano se ve amenazado porque Jesús se vaya al cielo, dejando su cuerpo en una tumba. Ningún gobierno afronta la auténtica exigencia cristiana cuando la predicación de la Iglesia intenta basarse en la enseñanza de Jesús, desvinculada del hecho fundamental y dinamizador de la resurrección de Jesús (o cuando, en realidad, la resurrección se afirma simplemente como un ejemplo de “final feliz” sobrenatural que garantiza una bienaventuranza post mortem” ( N.T. Wright, La resurrección del Hijo de Dios, VD, 2008, p. 889).

Los pasajes en que Pablo habla de Jesús como “hijo de Dios” (Rom 5,10; 8,14-17.29.32) tienen el sentido de que Jesús es el enviado por Dios, desde Dios, no sólo como mensajero, sino como encarnación misma de su amor: “El Evangelio de Dios relativo a su hijo, nacido del linaje de David según la carne y señalado como hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de los muertos, Jesús el Mesías, nuestro Señor…” (Rom 1,1,3 s). .
La obra de Jesús hay que entenderla como obra del “hijo de Dios”, así lo declara la resurrección. Jesús vino a nosotros, en la carne, no fue incorpóreo (Filón), sino que fue muerto en la carne ; muerto y enterrado, y resucitado tres días después. Este es el anuncio público: Jesús, hijo, encarna y revela a Dios. La fe en el poder resucitador de Dios es la alternativa a la idolatría.

Quedaba así inaugurada una nueva era: el Espíritu divino de Jesús creaba una familia nueva, universal, integradora de todas las razas y pueblos:
“No es de extrañar que los Herodes, los Césares y los saduceos de este mundo, tanto antiguo como moderno, estuvieran y estén deseos de excluir toda posibilidad de resurrección real. Después de todo, están haciendo valer una contraafirmación sobre el mundo real.
Es el mundo real que los tiranos y los matones (incluidos los tiranos y matones intelectuales y culturales) intentan gobernar por la fuerza, para lo cual, sin embargo, descubren que han de acallar todos los rumores de resurrección, rumores que darían a entender que sus mejores armas , la muerte y la destrucción, no son, después de todo, omnipotentes. Pero, en el pensamiento judío, es el mundo real que el Dios verdadero hizo, y por el cual aún se lamenta

Es el mundo real que, en las primeras historias de la resurrección de Jesús, fue reclamado de manera decisiva y para siempre por ese acontecimiento, un acontecimiento que exigía ser entendido, no como un milagro extraño, sino como el comienzo de una nueva creación” (N.T. Wright, Idem, pg. 897).

La quinta cosa: ¿Qué significa, pues, resucitar?

Lo del acabamiento de la vida es un momento propio de cada uno y, como tal, intransferible. A partir de ahí las cosas cambian profundamente. Paradójicamente, los cristianos creemos que el cambio no es tan radical, pues hay una continuidad entre el acá y el allá, la tierra y el cielo. Son vidas distintas pero con una cierta continuidad.
Ningún humano puede evitar el interrogante de la muerte y de lo
que tras ella puede venir. Es lógico que podamos preguntarnos: ¿qué sentido tiene la vida si nada queda de todo lo vivido?

“Constatamos, escribe Leonardo Boff, que la muerte es la gran señora de todo lo que es creado e histórico, pues todo está sometido a la segunda ley de la termodinámica, la entropía. La vida va gastando su capital energético hasta morir.
Y nos toca, como siempre, reaccionar y posicionarnos ante la muerte: la vida es un misterio, dentro del cual ella se erige con un orden superior de autorregulación y reproducción. Donde hay vida, hay energía, autorreproducción y se asegura así la autoconservación.

Sin embargo, la vida, todas las formas de vida, tienen un límite: la muerte. ¿También la vida humana? Todos clamamos por una vida sin fin. Pero, los mecanismos de la muerte no hay quien los detenga. ¿Será por eso que la muerte es para el ser humano drama y angustia? ¿Será por eso que San Pablo gritaba: ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Y respondía: “Gracias a Dios, por Jesucristo, nuestro Señor”.
Es sorprendente, pero en esta frase se encuentra la esencia pura del cristianismo. Este testimonia el hecho mayor de que alguien nos libró de la muerte. En alguien la vida se mostró más fuerte que la muerte e inauguró una sintropía superior”.

RESUCITAR SIGNIFICA 
Que Jesús en la muerte y desde la muerte, entró en el ámbito mismo de la vida divina, realidad primera y última. El Crucificado continúa siendo el mismo, junto a Dios, pero sin la limitación espacio-temporal de la forma terrenal.
La muerte y la resurrección no borran la identidad de la persona sino que la conservan de una manera transfigurada, en una dimensión totalmente distinta. Para hacerlo pasar a esta forma de existencia distinta, Dios no necesita los restos mortales de la existencia terrena de Jesús. La resurrección queda vinculada a la identidad de la persona, no a los elementos de un cuerpo determinado.

Resucitar significa, pues, entrar a través de la muerte en el ámbito mismo de la vida de Dios. Nuestra fe nos asegura que el Dios del comienzo es también el Dios del final, que el Dios , Creador del mundo y del hombre, es también el que consuma a éstos en su plenitud.
Resucitar significa que la persona que muere, continúa, y el cuerpo se disuelve pero entra en una dimensión nueva. Hay continuidad y discontinuidad.
Resucitar significa apostar, como Jesús, por la vida, por la justicia, por el amor, por la libertad, llegando incluso a soportar en esta lucha el vituperio del fracaso de este mundo, pero seguros de que la inocencia del Justo será reconocida y premiada por Dios. Dios tiene siempre la última palabra, no la iniquidad.

Resucitar significa que estamos ya, en una marcha hacia la plenitud de la vida, en lucha contra todo lo que bloquea, merma y mata la vida. El tiempo que se nos da no es para volverse pasivos, indolentes, excépticos, sino para trabajar, ahora, en el minuto a minuto, e ir haciendo que esta tierra sea cada vez más un cielo, el cielo de Dios. La resurrección de Jesús es la meta final, la anticipación de la plenitud que nos aguarda. Y esa plenitud no hay otra forma de hacerla más real y operativa que comprometerse con aquellos que más vida, amor y libertad necesitan: los pobre

N U N C A

D E N A D I E

EN NINGUN LUGAR

SE DIJO LO QUE DE JESUS:

H a r e s u c i t a d o

viernes, 25 de abril de 2014

El futuro de nuestro planeta depende de 58 personas.


Por Roberto Savio

IPS, 24 de abril, 2014.- Aunque para muchos ha pasado inadvertido, el 13 de abril el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicó la tercera y última parte de un informe en el que se advierte sin rodeos que solo tenemos 15 años para evitar superar el umbral de un calentamiento global de dos grados. Más allá, las consecuencias serán dramáticas.

Solo los más miopes no toman conciencia de qué se trata: desde el aumento del nivel del mar, hasta más frecuentes huracanes y tormentas y un impacto adverso en la producción de alimentos.

En un mundo normal y participativo, en el que 83 por ciento de las personas que viven hoy todavía existirán dentro de 15 años, este informe habría provocado una reacción dramática.

En cambio, no ha habido un solo comentario de los líderes de los 196 países en los que habitan los 7.500 millones de “consumidores” del planeta.

Los antropólogos que estudian las semejanzas y diferencias entre los seres humanos y otros animales, hace un buen tiempo que llegaron a la conclusión de que la humanidad no es superior en todos los aspectos.

Por ejemplo, el ser humano es menos adaptable a la supervivencia que muchos animales en casos de terremotos, huracanes y otros desastres naturales. A estas alturas, ellos deben advertir síntomas de alerta y malestar.

El primer volumen de este informe del IPCC, publicado en septiembre de 2013 en Estocolmo, estableció que los humanos son la causa principal del calentamiento global, mientras que la segunda parte, lanzada en Yokohama el 31 de marzo, afirmó que “en las últimas décadas, los cambios climáticos han causado impactos en los sistemas naturales y humanos en todos los continentes y en todos los océanos”.

El IPCC está formado por más de 2.000 científicos de todo el mundo y esta es la primera vez que ha llegado a firmes conclusiones finales desde su creación por las Naciones Unidas en 1988. La principal conclusión es que para detener la carrera hacia un punto sin retorno, las emisiones globales deben reducirse entre 40 y 70 por ciento antes de 2050.

El informe advierte que “solo los grandes cambios institucionales y tecnológicos darán una oportunidad superior a 50 por ciento” de que el calentamiento global no traspase el límite de seguridad, y agrega que las medidas deben comenzar a más tardar en 15 años, completándose en 35.

Vale la pena señalar que dos terceras partes de la humanidad es menor de 21 años y en gran medida son ellos los que tendrán que soportar los enormes costos de la lucha contra el cambio climático.

La principal recomendación del IPCC es muy simple: las principales economías deben fijar un impuesto a la contaminación con dióxido de carbono, elevando el costo de los combustibles fósiles, para impulsar el mercado de fuentes de energías limpias, como la eólica, la solar o la nuclear.

Diez países son los causantes de 70 por ciento del total de la contaminación mundial de gases de efecto invernadero, mientras Estados Unidos y China son responsables de 55 por ciento de esa magnitud.

Ambos países están tomando medidas serias para combatir la contaminación.

El presidente estadounidense, Barack Obama, trató en vano de obtener el beneplácito del Senado y ha debido ejercer su autoridad bajo la Ley de Aire Limpio de 1970 para reducir la contaminación de carbono de los vehículos e instalaciones industriales, estimulando las tecnologías limpias. Sin embargo, no puede hacer nada más sin apoyo del Senado.

El todopoderoso nuevo presidente de China, Xi Jinping, considera prioritario el medio ambiente, en parte porque fuentes oficiales estiman en cinco millones anuales el número de muertes en ese país por la contaminación.

Pero China necesita carbón para su crecimiento, y la postura del Xi es: “¿por qué deberíamos frenar nuestro desarrollo, cuando los países ricos que han creado el problema actual quieren que tomemos medidas que retrasan nuestro crecimiento?”.

Así se crea un círculo vicioso. Los países del Sur quieren que los países ricos financien sus costos de reducción de la contaminación y los del Norte quieren que estos dejen de contaminar y asuman sus propios costos.

Como resultado, el resumen del informe, que está destinado a los gobernantes, ha sido despojado de las premisas que podrían dar a entender la necesidad de que el Sur haga más, mientras que los países ricos presionaron para evitar un lenguaje que pudiera ser interpretado como la necesidad de que ellos asuman las obligaciones financieras.

Esto debería facilitar un compromiso blando en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Lima, donde se debería alcanzar un nuevo acuerdo global (recuérdese el desastre de la conferencia en Copenhague en 2009).

La clave de cualquier acuerdo está en manos de Estados Unidos. El Congreso de ese país ha bloqueado toda iniciativa sobre el control climático, proporcionando una salida fácil para China, India y el resto de los contaminadores: “¿por qué debemos asumir compromisos y sacrificios, si Estados Unidos no participa?”.

El problema es que los republicanos han convertido el cambio climático en una de sus banderas de identidad. La última vez que se propuso un impuesto al carbono, en 2009, luego de un voto positivo en la Cámara de Representantes controlada por los demócratas, el Senado dominado por los republicanos lo rechazó.

En las elecciones de 2010, una serie de políticos que votaron a favor del impuesto al carbono perdieron sus escaños, lo que contribuyó a que los republicanos asumiesen el control de la Cámara.

Ahora, la única esperanza para los que quieren un cambio es aguardar las elecciones de 2016, y esperar que el nuevo presidente de Estados Unidos sea capaz de cambiar la situación. Este es un buen ejemplo de por qué los antiguos griegos decían que la esperanza es la última diosa…

El cuadro es muy simple. El Senado estadounidense está integrado por 100 miembros, lo que significa que bastan 51 votos para liquidar cualquier proyecto de ley sobre un impuesto a los combustibles fósiles.

En China, la situación es diferente. En la mejor de las hipótesis, las decisiones las toma el Comité Permanente del Comité Central, formado por siete miembros, que son el verdadero poder en el Partido Comunista.

En otras palabras, el futuro de nuestro planeta lo deciden 58 personas de una población mundial de casi 7.700 millones de habitantes.

Roberto Savio, fundador y presidente emérito de la agencia de noticias Inter Press Service y editor de Other News.

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Importante: Esta nota ha sido reproducida previo acuerdo con la agencia de noticias IPS. En este sentido está prohibida su reproducción salvo acuerdo directo con la agencia IPS. Para este efecto dirigirse a: ventas@ipslatam.net
Otras noticias:

Fuente: Servindi

jueves, 24 de abril de 2014

Uruguay: Aires nuevos en la Iglesia Católica.


Expertos en religión y jerarcas de la Iglesia uruguaya señalan que “la renovación” que inyectan el nuevo arzobispo de Montevideo.

"Ustedes, los católicos, se hacen dueños de todo. Ahora parece que la Navidad también es una fiesta católica”, le reprochó, tiempo atrás, un adolescente a un sacerdote montevideano que evangelizaba en la parroquia del Cerro. La anécdota que relató a El Observador Susana Monreal, directora del Instituto de Historia de la Universidad Católica (Ucudal), sirvió a la experta para ilustrar el fenómeno que tanto el papa Francisco, a nivel mundial, como el flamante arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, a nivel local, están generando en la Iglesia Católica. “Los católicos creemos que todo el mundo entiende de lo que estamos hablando y no es así. Vivimos en un mundo multicultural y en sociedades plurales, donde es necesario ser muy didácticos” para hacerse entender, manifestó Monreal.

Para Monreal, “la virtud o la gracia” que tienen tanto Francisco como Sturla reside en que “asumen que el mundo es variado y hablan de lo que le preocupa a la gente”, señaló. “La Iglesia siempre tiene continuidad, pero hay personas que saben interpretar muy bien los signos de los tiempos, es decir, el lenguaje evangélico”. Este es, según la docente de la Ucudal, el talento del papa y del obispo de Montevideo.

Cuando se enteró que el papa Francisco lo había designado arzobispo, Sturla explicó a El Observador que su aspiración es que la Iglesia Católica pueda comunicarse mejor con la gente, y que sea “más misionera”. A su juicio en ocasiones se ha puesto “el arado antes que los bueyes” y es necesario que la iglesia se concentre en el mensaje de Jesucristo. “Lo que sale primero son los ‘no’ de la Iglesia en materia moral antes que el ‘si’, que es el del amor de Dios a todas las personas, piensen lo que piensen, vivan lo que vivan, sean como sean”, señaló entonces.

En este primer mes que lleva al frente de la iglesia montevideana ha demostrado tener “un estilo muy dialogante”, explicó Monreal quien lo comparó con el pontífice. “Ellos no ponen el foco en lo que es anticristiano, sino en el mensaje de Jesús”. Si a esto se suma “su estilo sereno y coherente frente a la complejidad del mundo actual, sus figuras se vuelven muy atractivas y lo que dicen también”, concluyó.

Además, el arzobispo ha cosechado una gran cantidad de gestos y actitudes que han sido bien percibidos por la opinión pública y han acercado la iglesia a la secularizada sociedad uruguaya (ver recuadro).

Renovación, no revolución 
Desde la opinión pública y los medios de comunicación se habla de una revolución en la Iglesia Católica presidida por el papa Francisco, de la cual Sturla se ha hecho eco. Sin embargo, Monreal rehusó utilizar ese término y prefirió llamarle “renovación”. El mismo término utilizó Pedro Gaudiano, responsable del área Ciencias de la Religión de la Ucudal. 
“Tenemos un papa que muestra signos visibles, acordes al lenguaje de la gente de hoy y que todos los percibimos muy cercanos. Esto ha producido un cambio en la forma en que el contenido de la iglesia se expresa”, manifestó Gaudiano, quien agregó que la gente también percibe esto del nuevo obispo de Montevideo.

“Es esa cercanía que hace que (Francisco y Sturla) se presenten como uno más, pero que al mismo tiempo la gente perciba una presencia distinta”, explicó Gaudiano a El Observador. 
Para el docente, ambos “reflejan y transmiten una intensa vida de unión con Dios y no una doctrina que hay que aprender de memoria, repetir y defender. Los dos hablan desde su encuentro con Jesús resucitado y lo irradian en la vida más corriente”, expresó.

“Con conceptos teológicos hoy no se convierte a nadie, pero en cambio el encuentro con una persona que me interpela, y que me hace experimentar un amor y una experiencia de vida dentro de mí, y me genera una capacidad de amar, mueve mucho más”, afirmó el experto en Religión.

No obstante, Gaudiano advirtió que la doctrina también es importante y, por eso las figuras de Benedicto XVI y Nicolás Cotugno también son importantes. “Los contenidos del magisterio de Benedicto son los mismos que ahora desde una mirada más práctica, más visible y aterrizados a tierra, está transmitiendo Francisco”, subrayó. Al respecto, afirmó que el magisterio de Benedicto fue muy rico y sentó los precedentes para que naciera una figura como la de Francisco”.

El mensaje no cambia 
Javier Galdona, designado vicario pastoral por Sturla, dijo a El Observador que en este fenómeno “el cambio de lenguaje es esencial”. “El magisterio de la Iglesia en cuanto contenido no cambió. El cambio está en el lenguaje”, aseguró.

En este sentido, enfatizó que la doctrina que transmiten Francisco y Sturla es la misma que transmitieron sus predecesores. Donde hubo cambio es en “los ejes de lo que se comunica”, que no tiene que ver solamente con el modo de hablar.

Otra fuente eclesiástica que pidió no ser nombrada, señaló que la doctrina sobre la homosexualidad no ha cambiado en la Iglesia. “El Catecismo de la Iglesia Católica que tiene más de 20 años, establece que no se ha de discriminar al homosexual, ni a nadie por su condición. Pero Francisco dijo: “Yo no juzgo”, y Sturla dijo cosas similares y se vislumbra una apertura en la Iglesia. Y el pensamiento no cambió. Cambió el lenguaje y las actitudes”, dijo. 
De hecho, el vicario pastoral apuntó que las actitudes de Francisco y Sturla hablan de una iglesia más cercana a otras instituciones de la sociedad moderna.

En este sentido, Galdona advirtió que esto no es algo “radicalmente nuevo” en la iglesia, sino que las personalidades de Francisco y Sturla hacen que “este tipo de gestos sean más visibles y ayuden a disminuir prejuicios”.

Los gestos de Sturla 

Bendición de la sede de Daecpu 

A los diez días de haber asumido como arzobispo, Sturla concurrió a la nueva sede de Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares y bendijo el centro. Sturla concurrió varias veces al Teatro de Verano a los espectáculos de carnaval.

Reunión con comunidad gay 

El viernes de la semana pasada recibió a representantes de la Asociación de Familias Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGBT), y les pidió disculpas por acciones de la Iglesia Católica que los hayan herido o molestado. Además, antes dijo a Búsqueda estar dispuesto a bautizar a hijos de parejas homosexuales.

Legalización de la marihuana

Desde antes de asumir como arzobispo, Sturla aseguró que tiene dudas respecto a la ley de regulación de consumo y venta de marihuana, pero advirtió que no tiene “una posición totalmente contraria”. “Algo diferente a lo que se está haciendo, hay que hacer. La políticas que se han aplicado han sido un fracaso”, dijo.

En el comité israelita

El arzobispo se hizo presente en el acto de nombramiento de Sergio Gorzy como presidente del Comité Central Israelita del Uruguay (CCIU). Explicó que la Iglesia está en un momento de diálogo con la sociedad.






miércoles, 23 de abril de 2014

¿Cómo reconocer al falso profeta?


El discernimiento entre profetas falsos y profetas verdaderos es uno de los problemas más difíciles de la teología y de nuestra vida cristiana. 


Personalmente, creo que Dios habla hoy por medio de mensajes proféticos. ¡Claro que sí! Dios no se ha quedado mudo ni ha dejado de hablarnos por su Espíritu. Creo en el don profético, pero no creo para nada en la mayoría de las adivinaciones maquilladas de "profecía" que abundan en nuestro tiempo. No creo en profetas sin mensaje profético, ni en "movimientos proféticos" en los que se mueve cualquier otro espíritu que no sea el Espíritu que inspiraba a los antiguos profetas de Yahvéh.

A través de la historia, la profecía fiel y verdadera siempre ha estado acompañada por la falsa profecía, como si fuera su propia sombra. Nuestra época no es ninguna excepción.

La profecía es un don muy peligroso e incómodo, por muchas razones. Una de ellas es lo difícil de distinguir entre profecía fiel y falsa profecía. La misma Biblia, desde Deuteronomio hasta Jeremías, da una variedad de criterios muy distintos pero no parecen ser definitivos o incondicionales; casi siempre hay excepciones a cualquiera de ellos. Pero a la vez, la existencia de las dos "profecías", la falsa y la que realmente es de Dios, nos obliga a optar a favor o en contra de cada pretendida profecía. Y en el caso de profecía falsa, la misma exigencia implacable del mensaje profético no nos permite callar. El mismo Espíritu de los profetas nos obliga a levantar la voz en denuncia valiente, pero ... ¿si nos hemos equivocado, como siempre es posible, podríamos estar oponiéndonos a una auténtica palabra de Dios?

En mi lucha personal por ser fiel al Señor, al Yahvé que también hoy nos habla, lo que más me ha ayudado es medir a todo supuesto profeta por su prototipo normativo, o sea, compararlos con los profetas bíblicos para ver si se parecen. Si no corresponden a ese modelo, tengo razones para sospechar que estoy frente a un caso de profecía falsa. Sin pretender dar respuestas finales, me permito sugerir algunas de las pautas bíblicas que nos pueden orientar para reconocer a los falsos profetas:

(1) Cuando un dizque profeta se limita al vaticinio, sin traer un mensaje de Dios para nuestra vida, hay que dudar de él o ella. En la Biblia, la profecía predictiva nunca es una finalidad en sí sino que es sólo una parte, casi siempre (o siempre) muy secundaria, del mensaje profético. El mensaje no está en las predicciones mismas, sino ellas vienen en función del mensaje. Los profetas no son astrólogos sino predicadores. No más de cinco por ciento de los escritos proféticos tiene que ver con el futuro, visto desde el tiempo del profeta, y menos de un por ciento puede ser futuro todavía para nosotros hoy. ¿Y qué del otro 95 por ciento? Bueno, junto con las mismas profecías predictivas, todo eso tiene carácter ético, como mensaje al pueblo y sus líderes. Podemos decir, sin exagerar mucho, que frente a un cinco por ciento que es predictivo, un cien por ciento de los escritos proféticos es ético, mayormente social, económico y político. Basta leer esos libros, y los relatos de Samuel, Natán, Elías y Eliseo, para descubrir esta verdad muchas veces olvidada.

Jeremías plantea muy claramente un criterio ético para reconocer a los falsos profetas: "Si hubieren estado en mi consejo, habrían proclamado mis palabras a mi pueblo: lo habrían hecho volver de su mal camino y de sus malas acciones" (Jer 23:22). Cuando oímos o leemos supuestas profecías, siempre debemos preguntarnos: ¿Cuál es el mensaje ético de esta profecía? Los profetas fieles no perdían tiempo en simples predicciones; dejaban eso a los adivinos. Profecía predictiva sin mensaje ético profético, huele muy fuertemente a profecía falsa. Casi seguro es adivinación en vez de profecía fiel. Cuando Dios habla proféticamente, es para algo serio, no para entretenernos o impresionarnos con predicciones triviales.

Una buen prueba para las profecías puede ser preguntarnos, ¿Cómo obedezco esta profecía? Claro, una profecía falsa puede exigir también una obediencia errada, pero si una profecía no exige ninguna acción de obediencia, muy probablemente es adivinación y no verdadera profecía.

(2) Los profetas bíblicos profetizaban a partir de un profundo conocimiento de la realidad de su nación y generalmente daban razones bien fundadas para su mensaje. Cuando uno lee a los profetas hebreos con una óptica socio-política, resulta sumamente impresionante su dominio analítico y crítico (o sea, profético) de las condiciones imperantes de la sociedad y de la historia de su tiempo. Otro tanto puede decirse de Juan de Patmos. Por su análisis económico del imperio romano, por ejemplo, Juan merece un doctorado en ciencias económicas (Ap 6:5-6; 13:16-18; 17:4; 18:3,7,11-17,23; ver "Apocalipsis y el imperio romano", en este sitio web). Los profetas eran los sociólogos, economistas y politólogos de su tiempo, aunque por la inspiración divina eran más que sólo eso.

Igualmente, con las profecías de hoy, debemos plantearnos tres preguntas: ¿En qué análisis de la realidad histórica se basan? ¿Qué actitud asumen hacia esa realidad? y ¿Qué acción proponen para nosotros en medio de la coyuntura que vivimos?

La profecía bíblica no ocurre en el vacío, sino en medio de la historia y vinculada esencialmente con la historia de la salvación. Cualquier "profecía" desconectada de la historia, y de la voluntad de Dios para nosotros en medio de ella, muy probablemente es profecía falsa. Mejor entonces recurrir a Nostradamus o el horóscopo, y no meter a Dios en tales especulaciones.

(3) Los profetas falsos se acomodaban al sistema vigente, muchas veces poniéndose incondicionalmente a las órdenes de los poderosos. En cambio los profetas verdaderos, debido a su honestidad, vehemencia y valentía, mantenían relaciones muy tensas con las autoridades y con los profetas del sistema. Las palabras del rey Acab a Elías valen para todos los profetas: "¿Eres tu el perturbador de Israel?" (1 R 18:17). Me parece que la gran mayoría de las profecías que escuchamos hoy día son sedantes y no podrían perturbar a nadie, ni mucho menos a los poderosos.

Más adelante, cuando los profetas profesionales de la corte profetizaron sólo bendiciones y éxito para Acab, éste quiso rechazar al profeta Micaías ben Imlá porque "me cae muy mal, porque nunca me profetiza nada bueno: sólo me anuncia desastres" (1 R 22:8). El rey envió a un mensajero para traer a Micaías, y éste le dijo, "Mira, los demás profetas a una voz predicen el éxito del rey. Habla favorablemente", a lo que Micaías respondió, "Tan cierto como que vive Yahvéh, ten la seguridad de que yo le anunciaré al rey lo que Yahvéh me diga" (22:13-14). Micaías lo hizo, después de mofarse del rey y de los falsos profetas, y el rey se enojó tanto que ordenó al gobernador "echar en la cárcel a ese tipo, y no darle más que pan y agua" (22:27).

Amós ofendió tanto a los ricos y cómodos de Samaria que lo sacaron por la fuerza del reino del norte. (¡Qué ofensivo, llamar a las ricas de Samaria "vacas de Basán"!). Cuando el falso profeta Jananías profetizó, en nombre de Yahvéh Todopoderoso, que Dios iba a quebrar el yugo del rey de Babilonia, para devolver a los exiliados y los utensilios del templo, Jeremías le respondió; "A pesar de que Yahvéh no te ha enviado, tú has hecho que este pueblo confíe en una mentira. Por eso, así dice Yahvé: 'Voy a hacer que desaparezcas de la faz de la tierra. Puesto que has incitado a la rebelión contra Yahvéh, este mismo año morirás'" (Jer 28:16). En el capítulo 23 Jeremías lanza una feroz denuncia contra los reyes como "pastores que destruyen el rebaño" (23:1) y después contra los profetas mentirosos (23:9-32) y contra las profecías falsas (23:33-48).

De los falsos profetas exclama Jeremías, "En cuanto a los profetas: Se me parte el corazón en el pecho y se me estremecen los huesos. Por causa de Yahvéh y de sus santas palabras, hasta parezco un borracho... Los profetas corren tras la maldad, y usan su poder para la injusticia. Impíos son los profetas y los sacerdotes... Entre los profetas de Jerusalén he observado cosas terribles... viven en la mentira; fortalecen las manos de los malhechores... Los profetas de Jerusalén han llenado de corrupción todo el país" (23:9-15). ¿Qué diría Jeremías de nuestros profetas de hoy? ¿Y de nuestros partidos cristianos y políticos evangélicos? (Todo el capítulo de Jeremías 23 está lleno de enseñanzas para la iglesia hoy).

Para los profetas fieles, callarse no estaba dentro de sus posibilidades. La Palabra de Dios ardía en sus corazones y martillaban sus huesos (Jer 23:29). No todos los profetas vaticinaron el futuro, pero todos ellos denunciaron el pecado, la corrupción y la injusticia. Profeta no puede ser quien encubre o calla esas cosas. Por eso, los profetas sufrieron la persecución, la cárcel, el exilio y hasta el asesinato (Mt 23:30-31). Los profetas falsos tuvieron mucho mejor suerte, porque sólo decían lo que la gente quería escuchar y se cuidaban especialmente de no ofender a los poderosos. "Curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz., paz; y no hay paz" (Jer 6:14). Igualmente los profetas de hoy, si nunca ofenden a nadie podemos estar seguros de que son profetas falsos. Un "profeta inocuo" es una contradicción de términos.

(4) Este mismo capítulo de Jeremías nos da otra clave para contestar nuestra pregunta: los falsos profetas pueden reconocerse porque usan livianamente el nombre de Dios. En un sorprendente epílogo al capítulo 23, Dios prohíbe tajantemente que se usa la expresión "Oráculo (o Carga) de Dios" (23:33-40 hebreo). Aunque ese mismo término es muy frecuente en otros pasajes, queda obvio del pasaje que los seudo-profetas la repetían frívola e irreverentemente para cualquier opinión caprichosa que se les ocurriera, y por eso el Señor les prohibió totalmente hablar en su nombre.

Hoy en día es alarmante la facilidad ligera con que nuestros profetas anuncian que "el Señor me ha dicho" o "tengo una palabra profética de Dios". ¿No será eso tomar en vano el nombre del Señor? Debe preocuparnos que nuestra situación se parezca tanto a los falsos profetas del tiempo de Jeremías. ¿No sería mejor un moratorio sobre las pretensiones de hablar en nombre de Dios, como el que Yahvé, evidentemente enojado, impuso sobre Israel?

(5) Para los profetas fieles, su misión era un sacrificio, más que un privilegio. En ningún momento buscaban su beneficio propio. Muchos de ellos no querían ser profetas (Moisés, Isaías, Jeremías), pero Dios los obligó. En cambio, los falsos profetas disfrutaban como privilegio su oficio y su rango, y hasta lucraban de él. Se creían dueños de su carisma, que empleaban no para servir sino para servirse, como seguidores del mercenario Balaam. Por eso buscaban siempre agradar al público y complacer a los ricos y poderosos a quienes debían más bien denunciar. Para los mismos fines pretendían manipular a la gente, y aun manipular a Dios.

¡Qué parecido a nuestro tiempo!

CONCLUSIÓN
El discernimiento entre profetas falsos y profetas verdaderos es uno de los problemas más difíciles de la teología y de nuestra vida cristiana.

No hay fórmulas mecánicas ni criterios invariables; todos tienen alguna excepción, incluso los que planteamos aquí. En eso está la libertad de Dios de actuar dónde, cuándo y cómo él quiere. Pero creo, y he visto, que estas orientaciones nos ponen el alerta contra abusos del oficio profético. Al fin es un acto de fe, en la sincera convicción del corazón de cada cual, aceptar o no una supuesta profecía.

Pero estamos obligados a optar, y creo que es mayor el peligro de creer y seguir una falsa profecía que el de posiblemente mantener sanas reservas ante una profecía incierta, aunque pudiera ser verdadera. En ese caso, Dios podrá seguir hablándonos y guiándonos hacia mayor certidumbre.


Autores: Juan Stam

martes, 22 de abril de 2014

La solidaridad como sentido más profundo de la Cruz.



(2 Cor 5:21; Gal 3:13)[1]

Con razón dijo Pablo que la cruz es una locura y un escándalo (1 Cor 1:18-23); si su “irracionalidad” no nos escandaliza, no hemos comenzado a entender su significado. La tradicional teoría de “substitución” (yo debo dinero en el almacén pero un amigo lo paga en mi lugar; estoy preso bajo sentencia de muerte, pero un amigo me visita en la celda, cambiamos de ropa, yo salgo libre y el amigo muere en mi lugar) es una simplificación que traiciona los datos bíblicos, y hace de la muerte de Jesús una crasa injusticia (Camus, Bernard Shaw, Domenic Crossan). La muerte de Cristo no puede entenderse como una transacción externa y objetiva, una especie de intercambio o trueque.

Sin pretender “explicar” la cruz, dos puntos importantes pueden por lo menos comenzar a aclarar su sentido. Primero, nunca debemos olvidar que en el plano humano e histórico, la muerte de Jesús en la cruz no fue un mero episodio desconectado de toda su vida sino que fue la consecuencia inevitable de su manera de ser y de vivir. Polemizaba osadamente con los líderes y toda la “buena gente”, y defendía a los que eran “mala gente” ante los ojos de la sociedad. Comenzó la semana final de su vida con una marcha pública, seguida por un violento acto de protesta en el mismo templo. Su manera de ser y su conducta eran insoportables para las autoridades. Así entendido, lo mataron por subversivo.

La segunda pista, que ayuda aun más, nos la proporciona Juan Calvino, junto con otros. Calvino introduce el tercer libro de Institución de la religión cristiana,precisamente sobre la salvación, con un párrafo muy importante:

Ante todo hay que notar que mientras Cristo está lejos de nosotros y nosotros permanecemos apartados de él, todo cuanto padeció e hizo por la redención del humano linaje no nos sirve de nada, no nos aprovecha en lo más mínimo. Por tanto, para que pueda comunicarnos los bienes que recibió del Padre, es preciso que Él se haga nuestro y habite en nosotros. Por esta razón es llamado “nuestra Cabeza” y “primogénito entre muchos hermanos”; y de nosotros se afirma que somos “injertados en Él” (Rom 8.29; 11. 17; Gál 3.27); porque, según he dicho, ninguna de cuantas cosas posee nos pertenecen ni tenemos que ver con ellas, mientras no somos hechos una cosa con Él (Calvino Inst 3.1).

Resulta interesante notar que sólo en la última edición de su magnum opus Calvino introdujo este fuerte énfasis sobre la identificación solidaria de Cristo con nosotros como clave a su obra redentora.[2] Parece que le fascinó tanto el tema, que acuñó una serie muy rica de expresiones latinas al respecto (“nostrae cum Deo coniunctionis” 3.6.2; “cum ipse in unum coalescimos” 3.1.1; “in Christi participatione” 3.16.1; Cristo “se nobis agglutinavit societatem” 3.2.24 etc.). Para Calvino, el Cristo que nos justifica y redime no es un “Christus extra nos” sino que nos redime en “la más íntima coalescencia” con nosotros (3.11.10), en un “sagrado matrimonio” (3.1.3 “sacrum coniugium“) entre él y nosotros. No debemos considerar a Cristo “como separado de nosotros” (procul stantem) sino “más bien habitando en nosotros” (3.2.24). Por la ” habitatio Christi in cordibus nostris” (3.11.10) compartimos “vita in consortio” (3.8.1; cf. 3.6.5). Esta relación es una especie de amalgama aglutinada, en que el Espíritu Santo es el “vinculum” (3.1.1). “Incorporados nosotros a su cuerpo, nos hace partícipes, no solamente de sus bienes, sino incluso de sí mismo” (3.2.24).

Todo eso puede entenderse como lo que hoy llamamos “solidaridad”. Cristo se hizo carne y uña con nosotros, y nos hizo a nosotros carne y uña con él. Puede verse como una especie de “trasplante total”. Cristo tomó nuestro pecado porque nos tomó a nosotros dentro de sí y entró él dentro de nosotros, en un mismo cuerpo solidario. El fue más que un “representante” y mucho más que un “sustituto”. Su solidaridad llegó a tal grado de identificación, que sería más fácil para dos gemelos siameses separarse que para él separarse de nosotros.[3]

Jesucristo manifestó y practicó esta solidaridad en su nacimiento, en su estilo de vida y en su muerte.

Cuando el Verbo fue hecho carne, identificándose así con toda nuestra fragilidad, pasó también, como todos nosotros, sus nueve meses como feto pre-natal. Es más, fue concebido en el vientre de una madre soltera, lo que a los y las vecinas seguramente no les parecía un milagro sino un escándalo. Por eso después sus enemigos se lo echaron en la cara diciendo, “nosotros no hemos nacido de fornicación” (Jn 8:41), y posteriormente algunos rabinos lo llamaban “el bastardo de Nazaret”. Al octavo día Jesús fue circuncidado (sin duda sangraba, como cualquier niño) y después sus padres ofrecieron dos tórtolas para la purificación del niño y su madre (Lc 2:21-23; el padre no tenía culpa en el asunto y no necesitaba purificación). Como joven, Jesús tuvo ciertos roces con sus padres (Lc 2:48-49) y trabajó unos dieciocho años de carpintero como uno más de la clase obrera. Al iniciar su ministerio, se sometió al humillante “bautismo de arrepentimiento” de Juan el Bautista, “para cumplir toda justicia”. Aunque él no tenía pecados de que arrepentirse, en esto también se identificó con nosotros los pecadores para nuestra redención (“toda justicia”).

En su conducta y su estilo de vida también Jesús se identificaba con los pecadores; los fariseos le condenaban por ser amigo de pecadores (Lc 15:1-2; 5:29-32; 7:33-39). Extendió su mano para tocar a los enfermos, los leprosos y los muertos, lo que le contaminaba ceremonialmente y le incapacitaba para entrar al templo. Era amigo de la “mala gente”, por lo que fue mal visto por la “buena gente”. Fue tierno y compasivo con los pecadores, pero muy severo con los hipócritas, agresivo e insultante; hasta afirmó que los publicanos y las prostitutas entrarían al reino de Dios antes que los fariseos (Mt 21:31). En todo eso, ante los sacerdotes y maestros de la ley, él fue “hecho pecado” por la vía de su solidaridad inseparable con pecadores.

Esa clase de solidaridad con los marginados y los desvalidos de la sociedad nunca está bien vista por los poderosos. No sorprende en absoluto que muy pronto comenzaran a confabular para matarle. Y mucho menos cuando se dejaba llamar “Rey de los judíos”, defendía siempre a las víctimas del sistema, entró en la ciudad capital en una marcha triunfal y trastornó el sucio comercio de los poderosos en la misma casa de Yahvé, denunciándoles a ellos por convertir el templo en una cueva de ladrones. Toda esa solidaridad profética le granjeó la muerte. La cruz fue instrumento de ejecución pública de los enemigos del sistema. Fue el precio de su solidaridad con nosotros, en servicio osado al Reino de Dios y su justicia.

Finalmente, la misma muerte fue la expresión definitiva de esa solidaridad que comenzó con su nacimiento. Al asumir la condición humana, lo hizo incondicionalmente, sin reservas en su solidaridad (“Acepto nacer y vivir en carne, pero no morir, porque soy Dios y Dios no muere, mucho menos puedo hacerme pecado y maldición”. ¿Cómo es posible eso para Dios mismo?). Ahí podemos ver la locura y el escándalo de la cruz.

Pero en Cristo la cruz tiene también su lógica, y es la lógica de la solidaridad incondicional. Humanamente hablando, esa muerte violenta fue la consecuencia lógica e inevitable de una vida que los poderosos jamás iban a tolerar. Pero evangélicamente hablando, Cristo hizo suyos nuestros pecados para hacer nuestra su justicia; hizo suya nuestra muerte, para liberarnos de ella. Cristo fue desamparado por su propio Padre (de nuevo, lo incomprensible para el entendimiento humano; “¡Dios desamparado por Dios! ¿Cómo puede ser?”, exclamó Lutero. “No lo puedo entender”). Pero él fue desamparado por su Padre, para que nosotros nunca lo seamos. Y en esa muerte solidaria, “Dios mostró su justicia, para que él [Dios] sea justo y el que justifica a los injustos”, con los que se ha solidarizado (cf. Rom 3:25-26).

“Oh Cristo”, dijo Lutero, “Yo soy tu pecado, y tu eres mi justicia” (2 Cor 5:21). Y eso, no por alguna transacción externa y abstracta, sino por su solidaridad hasta las últimas consecuencias. “Fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil 2:8). Habiéndonos amado, nos amó hasta el fin (Jn 13:1).

[1] La traducción de 2 Cor 5:21 en la Nueva Versión Internacional, “Dios lo trató como pecador”, no refleja del todo el sentido del texto griego, huper hêmôn hamartian epoiêsen; “por nosotros lo hizo pecado”.

[2] El primer capítulo del Libro III (3.1) es completamente nuevo en la edición de 1559, como es también el lugar definitivo asignado a la unión con Cristo en todo el tercer libro (Barth, Church Dogmatics, IV/3: 552-3).

[3] Sin duda estas formulaciones pueden prestarse a exageraciones o malos entendidos, pero captamos mejor su fuerza y su profundo sentido, según Calvino mismo, si lo sobreformulamos.


Juan Stam

Costarricense, Doctor en teología por la Universidad de Basilea, Suiza. Por muchos años fue profesor del Seminario Bíblico Latinoamericano (hoy UBL), de la Universidad Nacional Autónoma de Costa Rica, y de otras instituciones teológicas en San José. Es autor de muchos artículos y varios libros, en especial, el comentario a Apocalipsis de la serie Comentario Bíblico Iberoamericano.