jueves, 30 de abril de 2015

Cuando la Ley no protege a los empobrecidos.



A propósito de un texto del Evangelio según Lucas (6:1-11)

Cuando las personas se encuentran en una situación límite, no existe ley divina o humana que les pueda impedir salir de su estado de necesidad cuando tienen a mano la solución. El bien del ser humano está por encima del imperio de la ley.

Esta es una verdad con múltiples aplicaciones, algunas de ellas hirientes para aquellos que sienten que sus “derechos” son vulnerados en aras de la resolución de las carencias básicas de los más desprotegidos. Ante la ausencia de unas leyes que les protejan eficazmente, y sin dilación, de su situación de carencia de lo básico a fin de vivir dignamente, deben acceder por vías en las que no media la Ley, sino el Derecho a la Vida.

Se hace evidente en la Torá que el derecho de los empobrecidos está en el centro de su preocupación (Deut. 15:7; Lv. 25). Sin embargo, los que tienen que aplicarla e interpretarla, dicho centro lo tornan en puro maquillaje a fin de proteger a los poderosos. La existencia de empobrecidos a través de todo el recorrido que Jesús de Nazaret hizo por tierras palestinas así lo demuestra. Exactamente igual sucede en el mundo actual. Y así una sociedad que quiere ser fraterna, se transforma en una sociedad insolidaria donde cada uno busca su propio bien, no el de su prójimo. A pesar de lo dicho, no niego que podemos observar en nuestra actualidad destellos de solidaridad en ciertos momentos críticos.

El Hijo del Hombre, o el ser humano, es señor de la Ley y no esclavo de los que la interpretan favoreciendo, por activa o por pasiva, a los poderosos. Mientras no tengamos leyes que tengan como horizonte prioritario a los desvalidos e indefensos, a los que sufren directamente las crisis del Imperio, éstos, en aras de su dignidad, tendrán que arrebatar sus derechos de manos de los que los usurpan. Y como diría Jesús de Nazaret, “si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes” (Mt. 12:7).

Ante esto, los guardianes de Ley responderán con furor, y buscarán la forma de eliminar a los que son rebeldes al imperio de una ley que no les protege. Desgraciadamente es algo que siempre ha ocurrido a lo largo de historia humana. De ahí que el Profeta galileo dijera en una ocasión, según el evangelista Lucas: “Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis […]¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis” (S. Lucas 6:20-21; 24-25 RVR1960).

Por ello, las cristianas y cristianos oramos de forma constante, “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy...” (S. Lucas 11:2-3 RVR1960). La oración que nos enseñó Jesús de Nazaret ilumina y preside nuestro camino.

Soli Deo Gloria

miércoles, 29 de abril de 2015

Sólo una Iglesia pobre puede ser una Iglesia para los pobres.



José Manuel Vidal

Documento de los obispos españoles sobre los pobres y la crisis. Profético y arriesgado. Desde una Iglesia que quiere situarse como instancia de autoridad moral. Porque sólo así dispondrá de libertad para denunciar a los poderes políticos y económicos que crean empobrecidos. Un documento valiente, que sólo es posible, porque en Roma está el Papa Francisco y porque, en Añastro, ya no manda el cardenal Rouco Varela. Un documento que va a simbolizar el cambio de rumbo de la Iglesia española, que se lanza, con armas y bagajes, a la primavera de Bergoglio.

Sólo se puede edificar "Iglesia pobre y para los pobres" desde la pobreza. O dicho de otra forma, no hay ni puede haber Iglesia para los pobres sin Iglesia pobre. Este principio básico y radical en la eclesiología de Francisco comienza a hacerse carne en la jerarquía española.

Tras mirar durante décadas hacia el lado de la defensa de los privilegios (que algunos prelados siguen llamando 'derechos'), los obispos españoles quieren pasar página. Y comienzan a hablar de una Iglesia pobre, es decir sin privilegios ni prebendas. Sin dineros. Sin áticos ni palacios. Con sueldos de crisis. Y volcada en la solidaridad y en los preferidos de Cristo: los más pobres.

La mayoría de la Iglesia ya venía viviendo en esa dinámica. Porque los curas, todos los curas españoles, no llegan a mileuristas. Curas, frailes, monjas y muchos obispos viven en una asuteridad espartana. Entre otras cosas, porque no pueden permitirse lujos y tampoco los quieren. La mala imagen de una Iglesia rica, prepotente, lujosa, ostentosa y despilfarradora (cuando tanta gente pasa hambre) la proyectaban unos cuantos miembros del alto clero.

Ahora, todos a una, alto clero y católicos de base apuestan por el servicio a los pobres. Al menos, teóricamente. Los obispos españoles no llegan al extremo de los patriarcas griegos de ofrecer sus activos para salvar al país, pero inician el camino de la solidaridad que, algún día, podría llevarlos a realizar gestos de esa envergadura. Porque, como acaba de decir el Papa, "las palabras sin el ejemplo son palabras vacías, son ideas y no llegan jamás al corazón, y es más, hacen mal".

Por ahora, los católicos se conformarían con que sus obispos dejen de aparentar que viven como grandes y viejos ricos. Para eso, tienen que abandonar sus palacios. Grandes palacioss por dentro y por fuera. Monumentos, a los que los pobres ni se atreven a entrar. Que por muy austeros que sean sus inquilinos, sólo su apariencia grita a los humildes: ¡No sois los bienvenidos!

Tras el Concilio Vaticano II, se llevó a cabo, en muchas diócesis españolas, la dinámica de que los obispos abandonaron los palacios y se fueron a vivir a los seminarios o a simples pisos. Con la restauración, el proceso se invirtió y los obispos regresaron a los palacios.¡Es hora de volver a seminarios, conventos o simples casas, donde los pobres no se sientan intimidados a entrar!

Si el Papa vive en una especie de residencia sacerdotal, los obispos no pueden seguir viviendo en palacios. Si el Papa va en pequeños utilitarios, los obispos no pueden circular en Audi o Mercedes. Si Francisco lleva su propio maletín, los obispos no pueden disponer de chófer, secretario y monjas a su servicio. Obispos pobres para los pobres. No obispos príncipes.

José Manuel Vidal

martes, 28 de abril de 2015

Hacia el desafío de una comunicación intercultural.


Argentina: Se realizó Tercer Encuentro de Comunicación en los Territorios.

Servindi, 28 de abril, 2015.- En el pequeño poblado de Cuchiyaco, en la provincia de Salta, Argentina, del 24 al 26 de abril se realizó el Tercer Encuentro de Comunicación en los Territorios. El evento reunió a unos 250 representantes de radios comunitarias y otros proyectos de comunicación popular ubicados en zonas rurales y semi rurales del país.
Además de referentes de proyectos de comunicación popular nacionales, el evento se vio enriquecido con la participación de delegaciones de Bolivia, Ecuador y Paraguay.
En total asistieron medio millar de personas, contando a las familias que viven en esa zona del valle de Luracatao, territorio ancestral del pueblo originario Diaguita.



La apertura estuvo a cargo de las Comunidades Unidas de Molinos (CUM), que brindaron una fiesta de bienvenida con coplas del lugar. Asimismo, organizaron un desfile de modas con prendas de lana elaboradas por la organización con su propia marca. También ofrecieron una cena de comidas típicas que se sirvieron en las fondas que se montaron en el pueblo.

La licenciada Claudia Villamayor, que dirige dos tecnicaturas sobre medios comunitarios en las universidades públicas de La Plata y Quilmes, brindó un taller sobre la historia de la radio popular en América Latina.

Carlos Rodríguez, periodista del diario Página 12 también ofreció un taller sobre el periodismo de denuncia e investigación.

El licenciado Darío Setta, la periodista de Radio Nacional Salta Elena Corvalán y Pepe Frutos, coordinador de Informativo FARCO desarrollaron un taller sobre agencia de noticias, banco de contenidos y manual de estilo.

Los participantes pudieron conocer cómo el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) logró sostener durante más de diez años un noticiero radial nacional, participativo y federal que tiene incluso su propio manual de acuerdos básicos.

Hacia el desafío de una comunicación intercultural.

Otra de las actividades del encuentro fue un conversatorio sobre comunicación con identidad en el que integrantes de distintos pueblos originarios expresaron la necesidad de construir una comunicación intercultural.

Los participantes reafirmaron que el desafío es fortalecer a las radios comunitarias de las zonas rurales para que puedan servir a la solución de los problemas de sus comunidades.

Varios de ellos asumieron el compromiso de avanzar en la puesta en marcha de una agencia de noticias campesinas e indígenas, que incluya informaciones aportadas por los propios protagonistas desde sus territorios.

Auspicio y autoridades.

El encuentro de tres días contó con el apoyo del Ministerio de Agricultura de la Nación a través del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que dispuso de trabajadores y recursos para las actividades.

El vicepresidente del INTA, José Catalano, participó del acto inaugural y, en representación de Bolivia, asistió a las tres jornadas de trabajo Idón Moisés Chivi Vargas, Director General de Estudios y Proyectos del Viceministerio de Gestión Comunicación.

También estuvieron presentes representantes de organismos como la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, la Comisión Nacional de Comunicaciones y el Ministerio de Trabajo de la Nación, entre otros.

Las tres jornadas estuvieron acompañadas por la IX Feria Campesina donde las familias de la zona ofrecían en sus puestos los distintos productos que elaboran.

FARCO ofreció a los participantes llegados desde todo el país la predisposición para aportar al fortalecimiento de sus proyectos radiofónicos.

Actualmente, FARCO está desarrollando un proyecto junto al Ministerio de Agricultura para la puesta en marcha de radios gestionadas por comunidades rurales en distintos puntos del país.

La presente nota se ha elaborado con información de FARCO, distribuida por Enredando:http://www.enredando.org.ar/2015/04/27/se-realizo-el-iii-encuentro-de-comunicacion-en-los-territorios/

Fuente: Servindi

lunes, 27 de abril de 2015

Gerardi, el obispo mártir de Guatemala.


Redacción de Atrio

Hoy se cumplen 17 años del asesinato del obispo Juan Gerardi, que debe sumarse a la lista de mártires de Nuestramérica: Angelelli, Romero Ellacuría y tantos otros y otras. Lo que tiene de especial el martirio de Gerardi es que no fue en plena dictadura, sino cuando esa ya había concluido y se estaba intentando trabajar por la reconciliación. Pero Gerardi tenía claro que no hay verdadera reconciliación en un pueblo si no se basa en la memoria de las víctimas. Por eso, impulsó el estudio detallado y nominal de los “54 mil casos de violaciones de derechos humanos, torturas, desapariciones, mutilaciones, masacres y estupros”. A los dos días de presentar los cuatro volúmenes que documentaban estos hechos, lo encontraron muerto y desfigurado a pedradas.


El 26 de abril de 1998 fue asesinado el obispo guatemalteco Juan José Gerardi. Su gente lo recuerda con una marcha silenciosa


por ALVER METALLI, desde Buenos Aires en Tierras de América

La marcha silenciosa comenzará dentro de pocas horas en la plaza de la catedral metropolitana y recorrerá las calles del centro de Ciudad de Guatemala hasta la casa parroquial de San Sebastián donde vivía, a poca distancia de la casa presidencial, y donde los pobres restos fueron llevados en abril de 2013. El cuerpo, refieren los testigos, después de la mortal agresión con piedras estaba tan desfigurado que solo pudieron identificarlo por el anillo episcopal y los posteriores análisis de laboratorio. Pasaron 17 años, pero los guatemaltecos no olvidan a Juan José Gerardi Conedera, su combativo defensor. Apenas 54 horas antes el obispo había difundido un informe sobre los actos de violencia que se cometieron entre 1960 y 1996, durante los años de los gobiernos militares, titulado “Guatemala nunca más”, que ya desde el mismo encabezamiento evoca el análogo argentino sobre los crímenes de la dictadura militar.


A la Oficina de Derechos Humanos del arzobispado de Ciudad de Guatemala, que fundó Gerardi y dirigió hasta su muerte, se unirán en la marcha silenciosa el Movimiento Gerardi, formado por grupos católicos, asociaciones de derechos humanos, parroquias y ONG de diversas extracciones, con representantes de las comunidades indígenas por las que tanto luchó el obispo guatemalteco. El resultado del minucioso trabajo al que se había dedicado hubiera podido llevar a juicio a algunos militares, por crímenes de lesa humanidad en los años que siguieron a la firma de los Acuerdos de paz con la guerrilla, suscriptos en 1996. En junio de 2001 fueron condenados a 21 años de reclusión, como autores materiales del asesinato, el capitán Byron Lima, su padre, el coronel retirado Disrael Lima y el sacerdote Mario Orantes. Las organizaciones guatemaltecas de derechos humanos consideran, sin embargo, que todavía no se ha esclarecido la responsabilidad de los autores intelectuales del hecho.


Las analogías del asesinato de Gerardi con el del Romero, en el vecino El Salvador, son muchas. Por esa razón se ha previsto una nutrida participación de delegaciones guatemaltecas en la beatificación de monseñor Romero, el 23 de mayo, a cuarenta minutos de vuelo de Ciudad de Guatemala.


La biografía de monseñor Gerardi que publica el sitio de la Conferencia episcopal de Guatemala, recuerda cuando fue elegido obispo de El Quiché en 1974. “Eran los años en que la situación de violencia crecía mucho en este territorio, uno de los más pobres de Guatemala”. En El Quiché, dice el texto, “la lucha entre el ejército y la guerrilla se volvía cada día más fuerte, alcanzando situaciones terribles entre 1980 y 1983. Cientos de catequistas y directivos de las comunidades cristianas, casi todos mayas, fueron asesinados”.


Otro momento que se menciona en la biografía oficial se remonta a 1980, el año del asesinato de Romero, cuando monseñor Gerardi era Presidente de la Conferencia episcopal de Guatemala. “Aquel año –dice el sitio- viaja al Vaticano para asistir al Sínodo de la Familia. A su regreso, se le prohíbe el ingreso al país, por lo que viaja a San Salvador, donde no le dan asilo, y finalmente a Costa Rica, desde donde siguió siendo el Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala”. Gerardi recién pudo volver a su país en 1982 y dos años después, en agosto de 1984, fue nombrado Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala y párroco, al mismo tiempo, de San Sebastián.


Las circunstancias que sellaron el destino de Gerardi ocurrieron en 1988, cuando la Conferencia Episcopal delegó a Monseñor Rodolfo Quezada Toruño (posteriormente creado cardenal por Juan Pablo II en 2003) y a monseñor Juan Gerardi para participar en la Comisión Nacional de Reconciliación que se forma ese año. Gerardi creó la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, que se ocupa hasta hoy de tutelar los derechos de los desaparecidos o asume nuevos casos de violaciones. En este contexto comenzó el proyecto interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica, al que el obispo se dedicaba casi por completo. Cientos de testimonios desfilaron por las oficinas de la Comisión presidida por Gerardi, permitiendo reconstruir un cuadro de violaciones sistemáticas cometidas sobre todo por el ejército o grupos de civiles que actuaban junto a ellos en la obra de represión. Los cuatro volúmenes de la investigación documentan más de 54 mil casos de violaciones de derechos humanos, torturas, desapariciones, mutilaciones, masacres y estupros.


El resultado del trabajo se presentó al público el 24 de abril de 1998. El 26 de abril de 1998 Gerardi fue asesinado.

Fuente: Atrio

Emergencia en Nepal: se necesitan alimentos, medicinas, mantas.


Misiones Salesianas

El terremoto ya se ha cobrado la vida de 3.600 personas

“Siguen sintiéndose réplicas y la gente tiene mucho miedo. Todo el mundo duerme al raso, los niños y niñas también, por el temor a que se repita”, explica el misionero salesiano Jacob Punneli, que trabaja en el valle de Katmandú.

Los misioneros salesianos que trabajan en este país asiático ya han comenzado a dar los primeros auxilios a las familias más necesitadas. “Se necesitan alimentos, mantas, medicinas, tiendas de campaña, ropa de abrigo… Mucha gente lo ha perdido todo”, añaden los misioneros.

El terremoto del pasado sábado ya se ha cobrado la vida de más de 3.600 personas y hay más de 6.500 heridos. “Sin embargo, son muchos más los que lo han perdido todo. Tras los primeros momentos de caos, ahora es el tiempo de ver cómo ayudar a toda esa gente”, advierte Ana Muñoz, portavoz deMISIONES SALESIANAS.

Las escuelas y las instalaciones salesianas en Katmandú han sufrido pequeños daños, pero “muchas otras personas no han tenido nuestra misma suerte. Muchas casas se han derrumbado y la gente no tiene donde cobijarse. Además, en Nepal aún hace frío y han llegado las lluvias”, añaden los misioneros.

Los misioneros salesianos trabajan en Nepal desde el año 1995 y cuentan con seis obras en todo el país. Dos de ellas en Katmandú, donde cuentan con escuelas, centros de formación profesional, centros juveniles y dos centros para personas mayores. Los misioneros salesianos trabajan para mejorar la calidad de vida de los más pobres y necesitados.

“Desde MISIONES SALESIANAS estamos trabajando y coordinando la respuesta con la ONGD salesiana Jóvenes y Desarrollopara ayudar a los misioneros en Nepal y a aquellos que lo han perdido todo. No podemos quedarnos con los brazos cruzados ante la emergencia en Nepal”, añade la portavoz de la organización. Para todos aquellos que quieran colaborar pueden hacerlo a través dewww.misionessalesianas.org.

domingo, 26 de abril de 2015

Las tres preocupaciones de Jesús.



José M. Castillo, teólogo

Con frecuencia ocurre que los especialistas y estudiosos de los evangelios afinan tanto en el análisis de los textos, que bien puede ocurrir – y ocurre – que se cumple aquello de que “el árbol tapa el bosque”. Quiero decir, sucede muchas veces que los detalles y discusiones en torno a un episodio, una palabra, la raíz original de un nombre, pueden acaparar la atención de un comentario hasta el extremo de que nos centramos y nos limitamos al detalle, al tiempo que perdemos la visión del conjunto. Con lo cual bien puede ocurrir que lleguemos a saber casi todo de casi nada. Y con el detalle o los detalles, perdemos de vista (o no caemos en la cuenta de) lo más fundamental, que es lo que el gran relato del Evangelio, en su conjunto, nos quiere enseñar. Sin olvidar lo que acertadamente supo formular J. Habermas, siguiendo a Th. Adorno: “el todo no es igual a la suma de sus partes”. Vamos, pues, a pensar brevemente en algo que pertenece a ese “todo” que nos transmiten los evangelios.

Pues bien, si hacemos memoria y pensamos en el conjunto de lo que nos transmiten los relatos evangélicos, pronto se da uno cuenta de que, en esos relatos, se repiten (casi de principio a fin) tres hechos, que sin duda nos revelan las tres preocupaciones fundamentales que vivió y expresó Jesús. En efecto, en los evangelios se habla insistentemente de: 1) curaciones de enfermos; 2) comidas o cuestiones relacionadas con la comida, 3) relaciones humanas, las mejores relaciones que se pueden (y se deben) mantener entre seres humanos. Basta repasar los evangelios, teniendo en cuenta los tres hechos que acabo de apuntar, para tomar conciencia de que, efectivamente, tres temas que aparecen una y otra vez, en el conjunto de los relatos evangélicos, son hechos, situaciones o dichos de Jesús, relacionados con: 1) la salud; 2) la alimentación; 3) las relaciones humanas.

Por supuesto, todos sabemos que estos tres hechos se realizaron y sucedieron de forma que en ellos se implican temas de notable importancia, como es, por ejemplo, la cuestión de la historicidad de los relatos o su significación religiosa, como ocurre – por ejemplo – en el tema de las curaciones de enfermos: ¿son relatos de milagros? ¿son, más bien, un género literario propio de aquel tiempo? Todo esto, y mil cosas más, se pueden discutir. Pero, desde luego, lo que no admite discusión es que Jesús tuvo la enorme fuerza de atracción, que ejerció sobre las gentes más humildes y desamparadas de aquel pueblo, por la sencilla razón de que la gente encontraba en Jesús la respuesta que buscaba para para sus carencias y necesidades más básicas y apremiantes.

Es evidente que a todos los seres humanos nos interesa y nos preocupa el tema de la salud. Como nos preocupa también tener asegurado el pan de cada día. Y que a todos nos interesa el hecho de que nos estimen, nos respeten y nos quieran. Como no soportamos el odio, el desprecio, el abandono, la soledad y el desamparo. Estas cosas son tan básicas, que en ellas se juega nuestra felicidad o nuestra desgracia. Y nadie pone en duda que en estas tres preocupaciones coincidimos todos los seres humanos, sea cual sea nuestra cultura, nuestra educación, nuestras creencias, nuestro nivel económico, social o cultural. Es evidente, por tanto, que Jesús dio en el clavo. Y respondió a las demandas fundamentales de nuestra humanidad.

Pero este asunto no acaba aquí. Es capital, al hablar de estas cosas, tener muy presente que, tal como los evangelios presentan y relatan estas tres preocupaciones de Jesús, seguramente lo más llamativo no es que Jesús se interesara por la salud, la alimentación y las relaciones personales de la gente. Lo más chocante de todo es que Jesús antepuso la solución de estos tres problemas a las normas y exigencias de la religión. No puede ser mera coincidencia o casualidad la insistente repetición de las curaciones de enfermos precisamente en el día (el sábado) que eso estaba prohibido por la religión. Como tampoco puede ser una coincidencia ocasional el hecho de comer cuando los más religiosos ayunaban, o saltarse los rituales de lavatorios y purificaciones que imponían los rabinos, como tampoco pudo ser un mero descuido el hecho de ponerse a frotar espigas de trigo arrancadas en día de sábado. Y así sucesivamente.

Como resumen de lo que vengo explicando, se puede recordar el episodio de la curación del manco en la sinagoga (Mc 3, 1-6; Mt 12, 9-14; Lc 6, 6-11), precisamente un sábado. Jesús le dijo al manco que se pusiera de pié y en el centro. Y “echándoles una mirada de ira” , a los que estaban al acecho para denunciarle (Mc 3, 2 par), les hizo esta pregunta: “¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o hacer daño, salvar una vida o matar?” (Mc 3, 4 par). En realidad, lo que Jesús estaba preguntando es esto: “¿Qué permite la religión, curar y dar vida, o causar dolor y quitar la vida? En otras palabras, ¿qué es lo primero: la religión o la vida? Jesús no lo dudó un instante: “Echándoles una mirada de ira y apenado por su obcecación”, le dijo al manco: “Extiende el brazo” (Mc 3, 4 b). Y el hombre quedó curado. El relato termina diciendo que, al salir, los fariseos se fueron en busca de los partidarios de Herodes, para ver cómo podían asesinar a Jesús. Allí, por tanto, la pasión de Jesús por la vida, por la plenitud de la vida que le faltaba al manco, le costó a Jesús la seguridad de su propia vida. O para decirlo más claro, entre el sometimiento a la religión y la defensa de la vida, Jesús optó, sin dudarlo, por la vida, por la plenitud de la vida, por la alegría y la felicidad que nos proporciona el hecho de saber que tenemos nuestra vida bien asegurada.
Y conste que lo que he dicho sobre la salud y la vida, se podría decir igualmente por la comida compartida con todos y para todos. Lo que quedó patente – por poner algún ejemplo – en la multiplicación de los panes, en las comidas con pecadores y gentes de mal vivir o en el banquete del Reino, al que no entraron los invitados oficiales, mientras que allí se metió hasta el último de los mendigos y vagabundos de los caminos. De la misma manera que aquí tendríamos que recordar la inconcebible generosidad, en las relaciones humanas, que subyace a todo el sermón del monte y a los discursos y parábolas de Jesús, de principio a fin de sus enseñanzas. Hasta terminar con el sobrecogedor discurso del juicio de las naciones (juicio final) (Mt 25, 31-46), en el que ya ni se menciona la religión, las creencias o las prácticas sagradas de cada cual. Sólo queda en pie lo que de verdad le interesó a Jesús y lo que quedará en pie en el momento definitivo, a saber: cómo se ha portado cada cual con sus semejantes, sobre todo con quienes más sufren en la vida. Aquí y en esto se centró y concentró la religión de Jesús.

¿Qué nos vienen a decir estas tres preocupaciones fundamentales de Jesús? Parece que, en sana lógica, de lo dicho se pueden deducir las siguientes conclusiones:

1. Lo que más preocupó a Jesús – y en consecuencia, por lo que más se interesó – no fueron realidades que pertenecen al ámbito de “lo sagrado” (el templo, los rituales, las leyes que dictaban los rabinos…), sino a “lo profano” (la salud de las personas, la comida compartida por todos, las mejores relaciones humanas de todos con todos).

2. Es evidente que, si lo dicho es cierto, de ahí se sigue que Jesús desplazó el centro de la religión. Ese centro, de acuerdo con lo que dice el Evangelio, no está en el templo, sus sacerdotes y sus ceremonias, sino que está en la calle, en el trabajo, en la casa, en la convivencia con los demás, en la profesión y en el descanso, en nuestra conducta y en nuestra forma de vida. Esto es lo central en nuestra relación con Dios, según lo que nos dejó Jesús como recuerdo y memoria de su vida y su destino.

3. En la Iglesia – por causa de un largo proceso histórico que ahora no podemos desentrañar y analizar – hemos cometido el error de pretender armonizar y hacer compatible lo que Jesús vio que era irreconciliable e incompatible, a saber: los rituales sagrados con la ética que nos marcó Jesús. La vida de Jesús fue conflictiva, hasta terminar en su muerte violenta, porque Jesús se dio cuenta de que el obstáculo, que le impedía ponerse de parte de la vida y de la felicidad de la vida (con todas sus consecuencias), era precisamente la sumisión y la observancia religiosa de las normas, los rituales y las prácticas sagradas que imponían los sacerdotes y los maestros de la Ley.

4. De ahí, la incoherencia en que vivimos en la Iglesia. Nos hemos empeñado en mantener las observancias del templo, de los sacerdotes y de la liturgia, con lo cual lo que realmente conseguimos es tranquilizar nuestras conciencias y tener la idea de que somos cristianos creyentes a carta cabal, cuando en realidad lo que hemos conseguido con eso es destrozar la ética que nos marcó Jesús con su forma de vivir y con sus enseñanzas. Y así, ahora nos encontramos con el brutal contraste de tantos cristianos que se confiesan creyentes practicantes, cuando en realidad son ladrones y embusteros que saben armonizar las mejores relaciones posibles con la Iglesia y las peores relaciones imaginables con los pobres, los enfermos, los extranjeros y con todos los que no se someten a lo que a ellos les interesa.

Comprendo que todo esto es duro y difícil de decir. Pero es más duro más difícil tener que sufrirlo.

sábado, 25 de abril de 2015

Jesús contra toda forma de discriminación.



Una vez un intérprete de la ley judía, es decir uno que sabía leer y escribir, alguien que tenía acceso al templo, y que estaba versado en las tradiciones del pueblo de Israel le preguntó a Jesús de Nazaret (Luc 10:25-37): Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Esta fue una pregunta rara viniendo de quien venía, una persona que sabía perfectamente lo que dice la Torá y los profetas. Uno cuyo trabajo era interpretar los códigos y leyes que se encuentran en sus escritos ancestrales y que guiaban al pueblo en la obediencia a su Dios.

Jesús, que no era oficialmente un maestro de la ley, y cuyas actividades se realizaron fuera de los círculos oficiales del poder teocrático, respondió con una pregunta: ” ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?” Entonces el intérprete, que sabía mucho, el reconocido teólogo diríamos hoy, respondió con lo que sabía de memoria, dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.” Y Jesús aceptó su respuesta diciendo: “Bien has respondido; haz esto, y vivirás.”

Pero éste no se conformó con esta respuesta, porque quizá lo que tenía que hacer implicaba demasiado: por un lado amar a Dios radicalmente se podría lograr mediante obediencia a preceptos y reglas, ya que este Creador, este Ser Espiritual, no era un ser tangible con el que se interaccione de forma directamente material, como sería el caso del contacto humano, por eso siguiendo reglas se podría pasar por un buen y obediente hijo/a de Dios. ¿Quién dudaría del amor que una persona tiene a Dios si se guardan todas las normas establecidas que se pueden corroborar?

Entonces el intérprete de la ley judía preguntó: ¿Y quién es mi prójimo? Y Jesús le respondió con una historia, contándole lo que un hombre oriundo del pueblo de Samaria había hecho con otro que encontró herido en el camino. Samaria era un pueblo profundamente despreciado por los judíos de Jerusalén; de hecho no los aceptaban como miembros de la misma fe debido a las diferencias históricas de los dos reinos judíos que existieron antes de la unificación bajo la monarquía del Rey David.

Por eso, el ejemplo de Jesús puede que creara una cierta sensación de desagrado en un hombre que justamente se encargaba de mantener la pureza interpretativa de una fe que excluía a los habitantes de Samaria. Es muy posible que se preguntara: ¿Cómo un samaritano, cómo uno que no es como yo, uno inferior a mí va a cumplir mejor las reglas de obediencia al Dios de Israel?

Efectivamente, la piedad y la bondad de este hombre “impuro” hacia un extraño herido en el camino demostró el amor al prójimo del que hablaban las escrituras.

El pueblo de Samaria era discriminado por el pueblo judío de Jerusalén y considerado inferior. Además estaba separado del templo por orden de las autoridades pero, sin embargo, Jesús usó al buen Samaritano, el rechazado, el alienado, como ejemplo para heredar la vida eterna.

A través de toda la historia de la humanidad hemos visto diferentes formas en las que creamos diferencias que nos separan como seres humanos. Los/as que creemos en Dios como creador de la humanidad y de todo lo que existe no podemos sustraernos de la diversidad que demuestra en su creación. Por ejemplo, simplemente ver los colores, tonalidades, formas, y texturas múltiples de las flores es ya un signo de una creatividad compleja infinita.

La humanidad también fue bendecida con las múltiples formas de la diversidad. El mundo habla en miles de idiomas, se manifiesta en miles de culturas, pero late con la energía de un corazón que quiere vivir en paz, una paz integral que deviene cuando todas las necesidades físicas, espirituales y emocionales son satisfechas. Se trata Shalom del hebreo, que es el saludo para desear esa plenitud de cuerpo y alma.

Nosotras/as hemos creado esas diferencias que nos separan mediante prejuicios. Del mismo modo que Israel pensaba que Samaria no era digna de acercarse a Dios, nosotros/as también hemos creado nuestras propios grupos a través de los cuales excluimos a otros grupos.

Esto quiere decir que en estos tiempos:

1) rechazamos a los extranjeros, olvidando que también hemos sido extranjeros;
2) rechazamos a los pueblos indígenas pero nos apropiamos de su lenguaje cuando queremos enorgullecernos de nuestra raza guaraní en tiempos de competencias deportivas;
3) rechazamos a las personas con piel más oscura que la nuestra, que es trigueñita, porque en nuestra mentalidad muchos todavía creemos que somos europeos y que si nace un niño rubio de ojos azules es más lindo que si fuese morenito;
4) rechazamos a las mujeres y las mantenemos en un rol dependiente y sumiso sin darles las mismas oportunidades de acceso a la educación y a los recursos pero les rendimos homenajes emocionales el Día de la Madre y afines;
5) rechazamos a las personas con capacidades diferentes, las escondemos, y sólo las mostramos una vez al año en Teletón para aplacar nuestra responsabilidad social, aunque no abogamos para que las calles, edificios y medios de transporte se adecuen a sus necesidades, y mucho menos tenemos leyes que regulen su incorporación laboral;
6) rechazamos a las personas de la diversidad sexual, sea cual fuere su orientación o identidad de género, porque creemos que la heterosexualidad es la única manera de vivir, aunque las ciencias y la sociología nos digan que la diversidad humana es lo más natural. Los y las demonizamos con prejuicios sobre la “transmisión masiva de lo gay”, o con mentiras para atemorizar y manipular a la gente. Muchos de estos temores están basados en “interpretaciones de la Ley”, aunque se ignora lo que dicen realmente en hebreo y en griego los versículos usados para condenarlos/as.

A pesar de que la igualdad ante la ley está estipulada en nuestra Constitución, es necesario incorporar nuevas legislaciones que faciliten el acceso a todos los grupos relegados mediante políticas públicas y a través de la intervención del Estado.

Ahora se ha presentado un proyecto de Ley Contra Toda Forma de Discriminación que será sometida a votación en los próximos días. Es bueno saber que en su Artículo 6 dice que: A los fines de la presente Ley, «discriminación» es toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que se establezca por motivos de raza, color, linaje, origen nacional, origen étnico, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, incluida la afiliación a un partido o movimiento político, origen social, posición económica, edad, sexo, orientación sexual, identidad de género, estado civil, nacimiento, filiación, estado de salud, discapacidad, aspecto físico o cualquier otra condición social, que tenga por propósito o resultado menoscabar, impedir o anular el reconocimiento, disfrute o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos, libertades y garantías reconocidos a todas las personas en la Constitución, en los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por la República del Paraguay o en la legislación nacional, así como en cualquier otra esfera de la vida pública. Y añade que “Es obligación del Estado respetar, proteger y garantizar el ejercicio de los derechos reconocidos en la legislación para todas las personas, sin discriminación alguna. Es obligación del Estado prevenir, prohibir y sancionar todas las formas de discriminación cometidas por cualquier persona, grupo de personas, autoridades públicas del gobierno nacional, departamental o municipal, así como por entidades e instituciones públicas o privadas, en materia de derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales, en el marco de lo establecido en la presente Ley.”

Teniendo en cuenta cómo Jesús mismo desafió los prejuicios del pueblo de Israel en contra de un grupo rechazado, reflexionando sobre el ejemplo del Maestro que en varias ocasiones prefirió la compañía de los marginados/as de los templos e instituciones sacerdotales oficiales, te pregunto ¿Qué piensas que Jesús haría si le preguntáramos sobre una Ley Contra Toda Forma de Discriminación? ¿Crees que El se opondría porque tendría miedo de que los samaritanos conviertan a todos samaritanos? ¿O se alegraría de que podamos fomentar la igualdad, la justicia, y la paz mediante leyes que respeten y hagan respetar las diferencias humanas? No creo que Jesús se obsesione con un modelo único de familia, ya que él dijo: “Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.” Mateo 12:50.

Y volvemos al principio, ¿Cuál es la voluntad de Dios según las escrituras y Jesús? ¿Acaso no es “Amar a Dios, y Amar al Prójimo/a como a uno mismo/a.” Rechazarlo/a, negarle derechos fundamentales, alienarlo/a de la sociedad y dejarlo/a sin recursos para defenderse, y no facilitarle el acceso a la educación, a la salud, y al empleo basados en prejuicios NO ES AMAR A DIOS, Y MUCHO MENOS AL PRÓJIMO.

Hermanos y Hermanas, dejemos de lado el fariseísmo que todos tenemos tan interiorizado y reflexionemos sobre los ejemplos que tenemos en la vida y obra de nuestro Señor Jesucristo. Nuestra confianza debe estar depositada en sus palabras y no en nuestros mecanismos de protección por el miedo.

Shalom para todos y todas.



Esther Baruja
Esther Baruja es Psicóloga Clínica. Fue obrera de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (CIEE) en su país natal, Paraguay. Inició sus estudios teológicos en el Seminario ISEDET en Buenos Aires, posee una Maestría en Divinidad de Chicago Theological Seminary. Está en el proceso de ordenación pastoral en la Iglesia Wellington Ave United Church of Christ, colabora con ministerios relacionados con immigrantes indocumentados/as y es miembro del grupo latino LGBT United Latino Pride. Se desempeñará, a partir de agosto del 2014, como Capellana en un Hospital.
Fuente: Lupa Protestante
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viernes, 24 de abril de 2015

La cultura capitalista es anti-vida y anti-felicidad.


Leonardo Boff

La demolición teórica del capitalismo como modo de producción comenzó con Karl Marx y fue creciendo a lo largo de todo el siglo XX con el surgimiento del socialismo. Para realizar su propósito principal de acumular riqueza de forma ilimitada, el capitalismo agilizó todas las fuerzas productivas disponibles. Pero, desde el principio, tuvo como consecuencia un alto costo: una perversa desigualdad social. En términos ético-políticos, significa injusticia social y producción sistemática de pobreza.

En los últimos decenios, la sociedad se ha ido dando cuenta también de que no solamente existe una injusticia social, sino también una injusticia ecológica: devastación de ecosistemas enteros, agotamiento de los bienes naturales , y, en último término, una crisis general del sistema-vida y del sistema-Tierra. Las fuerzas productivas se han transformado en fuerzas destructivas. Lo que se busca directamente es dinero. Como advirtió el Papa Francisco en pasajes ya conocidos de la Exhortación Apostólica sobre la Ecología: «en el capitalismo quien manda ya no es el hombre, sino el dinero y el dinero vivo. La motivación es la ganancia… ganancia… Un sistema económico centrado en el dios-dinero necesita saquear la naturaleza para mantener el ritmo frenético de consumo que le es inherente».

Ahora el capitalismo ha mostrado su verdadera cara: estamos tratando con un sistema anti-vida humana y anti-vida natural. Y se nos plantea este dilema: o cambiamos o corremos el peligro de nuestra propia destrucción, como alerta la Carta de la Tierra.

Sin embargo, el capitalismo persiste como el sistema dominante en todo el globo bajo el nombre de macroeconomía neoliberal de mercado. ¿En qué reside su permanencia y persistencia? A mi modo de ver, reside en la cultura del capital. Eso es más que un modo de producción. Como cultura encarna un modo de vivir, de producir, de consumir, de relacionarse con la naturaleza y con los seres humanos, constituyendo un sistema que consigue reproducirse continuamente, poco importa en qué cultura venga a instalarse. Ha creado una mentalidad, una forma de ejercer el poder y un código ético. Como enfatizó Fábio Konder Comparato en un libro que merece ser estudiado A civlização capitalista (Saraiva, 2014): «el capitalismo es la primera civilización mundial de la historia» (p.19). El capitalismo orgullosamente afirma: «no hay otra alternativa».

Veamos rápidamente algunas de sus características: la finalidad de la vida es acumular bienes materiales mediante un crecimiento ilimitado producido por la explotación sin límites de todos los bienes naturales, por la mercantilización de todas las cosas y por la especulación financiera, realizado todo con la menor inversión posible, buscando obtener mediante la eficacia el mayor lucro posible dentro del más corto tiempo posible; el motor es la competencia impulsada por la propaganda comercial; el beneficiario final es el individuo; la promesa es la felicidad en un contexto de materialismo raso.

Para este propósito se apropia de todo el tiempo de vida del ser humano, no dejando espacio a la gratuidad, a la convivencia fraternal entre las personas y con la naturaleza, al amor, a la solidaridad y al simple vivir como alegría de vivir. Como tales realidades no importan en la cultura del capital, pero son ellas las que producen la felicidad posible, el capitalismo destruye las condiciones de aquello que se proponía: la felicidad. Y así no es sólo anti-vida sino también anti-felicidad.

Como se deduce, estos ideales no son propiamente los más dignos para el efímero y único paso de nuestra vida por este pequeño planeta. El ser humano no posee solamente hambre de pan y afán de riqueza; es portador de otras hambres como hambre de comunicación, de encantamiento, de pasión amorosa, de belleza y arte, y de trascendencia, entre muchas otras.

¿Pero por qué la cultura del capital se muestra así tan persistente? Sin mayores mediaciones diría: porque ella realiza una de las dimensiones esenciales de la existencia humana, aunque la elabora de forma distorsionada: la necesidad de autoafirmarse, de reforzar su yo, de lo contrario no subsiste y es absorbido por los otros o desaparece.

Biólogos e incluso cosmólogos (citemos apenas a uno de los mayores: Brian Swimme) nos enseñan que en todos los seres del universo, especialmente en el ser humano, prevalecen dos fuerzas que coexisten y se tensionan: la voluntad del individuo de ser, de persistir y de continuar dentro del proceso de la vida; para eso tiene que autoafirmarse y fortalecer su identidad, su “yo”. La otra fuerza es la de integración en un todo mayor, en la especie, de la cual el individuo es un representante, constituyendo redes y sistemas de relaciones fuera de las cuales nadie subsiste.

La primera fuerza gira alrededor del yo y del individuo y origina el individualismo. La segunda se articula alrededor de la especie, del nosotros y da origen a lo comunitario y a lo societario. Lo primero está en la base del capitalismo, lo segundo, en la del socialismo.

¿Dónde reside el genio del capitalismo? En la exacerbación del yo hasta el máximo posible, del individuo y de la autoafirmación, desdeñando el todo mayor, la integración y el nosotros. De esta forma ha desequilibrado toda la existencia humana, por el exceso de una de las fuerzas, ignorando la otra.

En este dato natural reside la fuerza de perpetuación de la cultura del capital, pues se funda en algo verdadero pero concretizado de forma desmesuradamente unilateral y patológica.

¿Cómo superar esta situación que viene desde hace siglos? Fundamentalmente recuperando el equilibrio de estas dos fuerzas naturales que componen nuestra realidad. Tal vez la democracia sin fin sea la institución que hace justicia simultáneamente al individuo (al yo) pero insertado dentro de un todo mayor (nosotros, la sociedad) del cual es parte. Volveremos sobre el tema.

Traducción de Mª José Gavito Milano.

Fuente: Atrio
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jueves, 23 de abril de 2015

Política y espiritualidad.


Jose Arregi

Con tantas elecciones a la vista y la atención en las encuestas y en el reparto del poder, reivindicar la espiritualidad en la política puede parecer pura ingenuidad o floritura de evasión. Pero lo haré.

Es un grave error pensar que la espiritualidad atañe a la vida privada y que la política se encarga de la vida pública. La espiritualidad –la luz en los ojos, la paz en el corazón, el respiro en el pecho– de las personas y de las comunidades transforma la vida pública.

La política –la calidad del trabajo y del salario, el sistema sanitario o educativo, el cuidado de la naturaleza, la vivienda en que vivimos…– nos configura en lo más íntimo de nuestra vida privada. La política –la grande y la pequeña, ambas inseparables– es el cuidado del bien común de la humanidad, empezando por los últimos, y de todos los seres empezando por los más amenazados. ¿Pero cómo cuidaremos y salvaremos la vida si la política carece de espiritualidad o de alma?

Digo espiritualidad, no religión. De ningún modo querría sugerir, como hemos oído tantas veces a recientes papas y obispos cercanos, que los males actuales de la política se deben a que nuestra sociedad y nuestros representantes han dejado de creer en “Dios” o abandonado la práctica de la religión o desertado la doctrina y las normas morales de la Iglesia católica. El Espíritu no está vinculado a la religión. Lo mismo puede haber una espiritualidad religiosa que una espiritualidad sin religión o una espiritualidad contra la religión. Nada, nadie, tiene el monopolio del Espíritu que habita y alienta, aletea y vibra en el corazón de todos los seres.

Lo que no puede haber es una política verdadera sin espiritualidad. Claro que lo mismo vale a la inversa: no puede haber una verdadera espiritualidad que, de una u otra manera, no se traduzca en praxis política, con la ambigüedad y riesgos que le son inherentes. La “espiritualidad pura” no existe. No existe el espíritu sin carne común de mundo y de acción social estructurada. No puede haber una espiritualidad apolítica. Sería una ilusión alienante. Así es, pero aquí insistiré en el otro polo, inseparable e imprescindible: una política sin espiritualidad carece de alma y lleva a la muerte. Lo sabemos, mejor, lo padecemos de sobra. Abre los ojos y mira.

Espiritualidad es mirar, sentir, vivir en sintonía con el misterio, el fondo, el espíritu que todo lo mueve desde la bondad del ser hacia la bondad de la vida. Ponlo si quieres con mayúscula: Espíritu. Y ponle los nombres que quieras: aire, aliento, dynamis, energía, prana, Qi, musubi, mana, pu-am, nyama… Emana de los bosques y de las nubes, de los átomos y de las estrellas, del fondo de todas las criaturas. Es la fuerza creadora, inteligente, del bien, de la bondad. Es el silencio que todo lo revela. Es atención y conciencia. Es gratitud y asombro. Es piedad y compasión. Es reverencia, respeto, cuidado. Es Lo que Es en todo. Es Dios. Y tú también eres eso. ¿Y qué sería la política sin esa mirada y miramiento al misterio de todo? ¿A dónde nos conduciría una política sin espíritu, desalmada? ¿A dónde nos ha conducido? Todos somos responsables y algunos, los políticos, lo son mucho más, pues nos representan y dirigen.

Mientras vamos descubriendo cada día con estupor nuevos fraudes y robos de quienes han dirigido la pequeña y la gran política, mientras cada día aguantamos las mentiras de los grandes medios sobre, por ejemplo, Oriente Medio y Venezuela, mientras siguen ahogándose centenares de inmigrantes africanos y en cada uno de ellos se nos ahoga el aliento vital común, mientras el gran capital y el FMI –en cuya presidencia se han sentado proxenetas y defraudadores– se empeñan en convencernos de que ya estamos saliendo de la crisis con la misma receta que la provocó –que los pobres sean cada vez más numerosos y más pobres, para que los ricos sean cada vez menos numerosos pero más ricos–, mientras todo eso sucede y para que no suceda, es urgente que los políticos se dejen inspirar por el Alma de Todo. Y es urgente creer profundamente que sí se puede, porque el Espíritu es nuestro ser verdadero, que nos hace respirar, esperar, vivir. En El/Ella todos los seres somos uno.

(Publicado el 19-04-2015 en DEIA y los Diarios del Grupo Noticias)

Fuente: Atrio

Estamos a tiempo de enmendarnos.


Ban ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas afirma que podemos hacer del 2015 un hito decisivo de cambio en el marco del Día Internacional de la Madre Tierra.

Servindi, 22 de abril, 2015.- “Estamos a tiempo de enmendarnos y 2015 nos brinda una oportunidad inmejorable para hacerlo” afirmó el Secretario General de las Naciones Unidas con motivo del Día Internacional de la Madre Tierra.

La definición de una nueva agenda para el desarrollo sostenible después de 2015 y concertar un nuevo acuerdo universal sobre el cambio climático son procesos que podrían encauzarnos hacia un futuro mejor “y redefinir nuestra relación con el planeta y todos y cada uno de los seres vivos que lo habitan” afirmó.

El funcionario de la ONU hizo un llamado para que todos “seamos conscientes de las consecuencias que tienen nuestras decisiones sobre el planeta y lo que supondrán para las generaciones futuras.”
El cambio comienza con nosotros.

Como comunidad mundial, tenemos la oportunidad de hacer que 2015 sea un hito decisivo en la historia de la humanidad.

“Puede ser el año que nuestros hijos y nietos recuerden como el momento en que decidimos construir un futuro sostenible y resiliente, tanto para la Madre Tierra como para todos aquellos que el desarrollo ha dejado rezagados hasta ahora” prosiguió.

“El cambio comienza con nosotros (…). Aprovechemos, juntos, esta oportunidad histórica.”

A continuación el mensaje completo de Ban ki-moon:
Mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas sobre el Día Internacional de la Madre Tierra


La palabra «madre» es sumamente evocadora. Nos trae a la memoria poderosos recuerdos de la mujer que nos trajo al mundo, nos crió y nos ayudó a convertirnos en quienes somos ahora. La Tierra es la madre por antonomasia: un planeta asombroso que desde tiempos inmemoriales ha sustentado la vida en una miríada de formas. Con el tiempo, los seres humanos dejamos de necesitar el cuidado materno constante; sin embargo, nunca dejamos de depender de la Madre Tierra.

Durante toda la vida, necesitamos aire, agua, tierra fértil y la infinidad de otros dones con que nos obsequia el planeta.

Esta dependencia hace aún más sorprendente, si cabe, que hayamos permitido que el rápido y a menudo imprudente desarrollo humano haya hecho peligrar tantos de los delicados sistemas que llevan funcionando en armonía desde hace milenios. Cada vez somos más conscientes de los estragos que ha causado nuestra especie: la contaminación, la progresiva escasez de recursos, la extinción de especies de flora y fauna y la precipitación hacia puntos de inflexión que podrían alterar la forma en que funciona nuestro planeta. Ni sabiéndolo hemos cambiado nuestra forma de actuar.

Pero estamos a tiempo de enmendarnos y 2015 nos brinda una oportunidad inmejorable para hacerlo. Este año, el mundo se propone acabar de definir la agenda para el desarrollo sostenible después de 2015 y concertar un nuevo acuerdo universal sobre el cambio climático que sea constructivo. Estos procesos podrían encauzarnos hacia un futuro mejor al erradicar la pobreza extrema en todas sus formas y redefinir nuestra relación con el planeta y todos y cada uno de los seres vivos que lo habitan.

Las grandes decisiones que tenemos por delante no corresponden solo a los legisladores y los dirigentes mundiales. Hoy, en este Día de la Madre Tierra, hago un llamamiento para que todos nosotros seamos conscientes de las consecuencias que tienen nuestras decisiones sobre el planeta y lo que supondrán para las generaciones futuras. No todos tenemos a nuestro alcance obrar de manera sostenible, pero quienes tenemos esa posibilidad podemos transformar el mundo, entre los miles de millones de personas que somos, con simples decisiones como optar por bombillas de bajo consumo o comprar solo lo que vayamos a consumir. El cambio comienza con nosotros.

Como comunidad mundial, tenemos la oportunidad de hacer que 2015 sea un hito decisivo en la historia de la humanidad. Puede ser el año que nuestros hijos y nietos recuerden como el momento en que decidimos construir un futuro sostenible y resiliente, tanto para la Madre Tierra como para todos aquellos que el desarrollo ha dejado rezagados hasta ahora. Aprovechemos, juntos, esta oportunidad histórica.
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Otras noticias:

Fuente: Servindi

miércoles, 22 de abril de 2015

Cuando los pueblos remueven las instituciones de poder.


Oscar Fortín

SOMOS PUEBLOS DE DIOS

La ultima cumbre de las Américas en Panamá puso de relieve cuanto importante estuvo la Cumbre de los pueblos que se realizo al mismo tiempo, en la misma ciudad para tratar de los mismos temas. De un lado, 35 jefes de Estado que no logran entenderse sobre una declaración común porque 2 de estos jefes, Estados Unidos y Canadá, se opusieron a lo que los cancilleres de todos estos países habían redactado en un común conceso. Del otro lado, centenares de representantes de organizaciones sociales, de movimientos ligados a todo lo que toca a uno u otro aspecto del desarrollo de las personas como de los pueblos, lograron firmar una declaración final.

Lo que nos revela esta Cumbre de las Américas es que los pueblos están allí para quedarse tanto como poder democrático que como expresión de sus intereses, independiente de los jefes de Estado. No es que andan en contra o en pro de estos poderes, sino que desarrollan un pensamiento que nace de sus propias experiencias y que aclara el camino por el cual los pueblos y sus dirigentes tienen que caminar. No tienen dependencias a grandes capitales como ocurre a menudo con los jefes de Estado. Los pueblos son libres.

Esta experiencia de los pueblos que asumen la responsabilidad del poder que les corresponde me hizo pensar que así debiera actuar el Pueblo de Dios en la Iglesia con relación al poder eclesial que se expresa a través el Vaticano y las jerarquías. Si cada vez que hay un sínodo o un encuentro de los representantes de las jerarquías para tratar una problemática de la Iglesia, el Pueblo de Dios se movilizaría para discutir de lo mismo al partir de su propia realidad, alcanzaríamos mas rápido los cambios que se imponen y se alumbraría con mas claridad los caminos por donde pasan el testimonio de Jesús y él de sus seguidores.

El Pueblo de Dios se encuentra en las comunidades de base, en los movimientos sociales y en muchos otros movimientos que interpelan, como es el caso de los profetas y teólogos, la institucionalidad y orientaciones de la Iglesia.

En el Evangelio de Mateo tenemos la confirmación de esos dos poderes. Hay el poder dejado por Jesús a Pedro (Mt. 16,18) y hay el poder dejado al pueblo, del cual poco hablamos (Mt,18,18). En esta ultima referencia, Jesús entrega a la comunidad el poder de decidir de lo correcto cuando hay divergencias o problemas en la comunidad.

« De cierto os digo que todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo. » (Mt.18,18)

Me parece que ha llegado la hora para que el Pueblo de Dios tome consciencia de este poder y que lo asume en la Iglesia con toda legitimidad.

Cuando Pablo, en su carta a los Efesios (2,20) habla de las dos columnas a base de la Iglesia, hablando de la columna de los Apóstoles y la de los profetas, expresa algo de estos dos poderes. En general, los profetas andan con el pueblo de Dios, mientras tanto los apóstoles se dedican al anuncio de la buena noticia del Reino de Dios.

"Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo"

Al actuar así, Jesús impide toda forma de exclusividad del poder. Los dos poderes deben concertarse sin nunca olvidar que Jesús sigue siempre la cabeza de la Iglesia y ,su Espíritu, él que distribuye sus dones como bueno lo entiende. El único monopolio que existe es el de Jesús resucitado, y de su Espíritu. Los dos poderes tienen que andar mano en mano para mejor servir la humanidad en sus anhelos de justicia, de verdad, de solidaridad, de compasión y de misericordia. Importa que estos dos poderes pueden expresarse en las mismas condiciones que les corresponde al poder del Vaticano y de las jerarquías.

Aquí tengo que poner de relieve un articulo, “Los guardianes de la Iglesia”, recién publicado en Redes cristianas que me llamo la atención y con el cual estoy completamente de acuerdo.

“Todas las instituciones o departamentos de la Iglesia que he citado sirven para el bien del Pueblo de Dios, (y si no sirven para eso, ¡no tienen sentido en la Iglesia!), para su crecimiento, mantenimiento y cultivo.

En conclusión, quisiera sugerir que una parte de los fondos del Banco del Vaticano sirva para sostener esta participación y movilización del Pueblo de Dios al igual que sirve a las jerarquías para cumplir su misión al servicio de todos los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo.

La única manera de liberar la Iglesia-institucional del poder que la mantiene presa de los poderes del mundo, es que la Iglesia-Pueblo de Dios intervenga cada vez que se reúne la Iglesia-institucional para dar su opinión y exigir, si necesario, los cambios que se imponen.

No podemos dejar por mas tiempo entre las manos de un grupo de cardenales y obispos, la exclusividad de la responsabilidad de los dos poderes que Jesús dejo a su Iglesia. Al pueblo de Dios le corresponde alzar su voz para hacer entender lo que Jesús y su Espíritu dicen con relación a la buena noticia del Reino de Dios para todas la personas de buena voluntad. La Iglesia en su conjunto es, ante todo, un compromiso para servir la justicia, la verdad, la compasión, la solidaridad, la misericordia, liberando así la humanidad de las injusticias, de las mentiras, del fanatismo, del individualismo y del farisaísmo.

Oscar Fortín
El 18 de abril 2015



martes, 21 de abril de 2015

Desaparecen 700 africanos en el mediterráneo en su intento de llegar a Europa.


Juan Cejudo

Hoy han sido 700 los africanos desaparecidos, es decir, ahogados, en su intento de llegar a las costas europeas. El pasado martes, fueron 400 los africanos que dejaron su vida en el mar. 1.100 en 6 días.

Desde comienzos de este año son ya 1.500 los africanos que mueren en el mar, sólo en las costas italianas o maltesas.Habría que sumar los que también han perdido su vida al intentar cruzar el Estrecho de Gibraltar- Una verdadera tragedia humana.

Pero no dicen nada de las causas de esa salida masiva, multitudinaria de africanos hacia Europa. No dicen nada de las causas profundas de tanta miseria, hambre, guerras y desolación.Me llama la atención que los medios informativos, culpan a las mafias que organizan estos viajes de muerte cobrando 6.500 euros o 3.000, según los medios utilizados, negociando con ellos. Sin duda.

No dicen nada que han sido las potencias europeas y norteamericanas quienes, a través de sus grandes multinacionales, han dejado a África en la miseria. Son ellas mismas las que provocan guerras internas, desestabilización de gobiernos y caos organizativo buscando sólo lo que le interesa: sus materias primas muy importantes para sus industrias, sea oro, diamantes, coltan o petróleo….

Nada dicen de todo éso. No dicen que África es el continente olvidado, como ya dije en un artículo que publiqué en este mismo blog y que luego recogieron algunos medios de prensa que lo publicaron:http://juancejudo.blogspot.com.es/2014/08/africa-el-continente-olvidadohasta-que.html.

Es este sistema económico mundial cruel e injusto el que provoca estas muertes. Es Europa que vive de espaldas a la vecina África que sólo tiene a 14 kms de sus fronteras. Esa Europa que sólo le importa gastarse los millones de euros en controlar la llegada de africanos a sus costas. Esa España que llena de cámaras de última generación las costas andaluzas para vigilar las embarcaciones que intentan llegar huyendo de la muerte segura. Esa Europa, esa España que pone vallas metálicas con cuchillas afiladas que matan a quienes pretendan cruzarlas. Esa Europa y esa España que aprueba leyes migratorias antihumanas.

Me llama la atención la hipocresía de unos líderes europeos que ahora, demandan a Europa que haga algo para terminar con estos espectáculos de muerte porque les va en juego su reputación y su prestigio…¡Hipócritas! Habéis sido vosotros los culpables con vuestras políticas económicas egoístas e injustas.

Ahora queréis actuar..Cuando han muerto 1.100 africanos en 6 días. Vosotros tenéis los medios para que esto no suceda. Vosotros sois los responsables de estas muertes.

Desde este pequeño blog mi firme denuncia y mi indignación con esta Europa de la que uno, por muchas razones, se avergüenza.

Fuente: Atrio

lunes, 20 de abril de 2015

Empresas extranjeras arrebatan las tierras a los pobres en África.



Jeffrey Moyo

Una nueva lucha se libra en África. Las élites políticas y las empresas extranjeras expulsan a los habitantes pobres de sus hogares a medida que se apoderan de grandes extensiones de tierra en todo el continente, denuncian activistas.
“Nuestros antepasados ​​protestaron… cuando los colonialistas se apoderaron de sus tierras hace más de un siglo, pero hoy la historia se repite, ya que nuestros propios líderes políticos y compatriotas ricos están saqueando la tierra”, afirmó Claris Madhuku, director de la Plataforma por el Desarrollo de la Juventud (PYD, en inglés), una organización no gubernamental (ONG) de Zimbabwe.

El activista Owen Dliwayo, de la Red de Acción Diálogo Juvenil, otra ONG de Zimbabwe, sostiene que las empresas transnacionales tienen la culpa de la apropiación de las tierras que aqueja a la mayoría de los países africanos.
“Le puedo dar el ejemplo del proyecto de combustible de etanol en Chisumbanje, aquí en Chipinge”, en el sudeste del país, indicó.
“El proyecto resultó en el desplazamiento de miles de aldeanos para allanar el camino para una plantación de azúcar” mediante la liberación de “miles de hectáreas de tierra para… la producción de etanol”, explicó Dliwayo a IPS.
La plantación de caña de azúcar de 40.000 hectáreas, que comenzó en 2008, desplazó a más de 1.754 familias, según PYD

Hace 15 años, Zimbabwe aplicó un controvertido plan de reforma agraria para resolver los desequilibrios en la tenencia de la tierra heredados de la época colonial.
“Decir que naciones africanas como Zimbabwe resolvieron el problema de la tierra es faltar a la verdad porque la tierra… confiscada a los agricultores blancos fue repartida entre las élites políticas a costa de… los campesinos”, denunció Terry Mutsvanga, un reconocido activista de los derechos humanos, en diálogo con IPS.
“La confiscación de las tierras en África ayudó a perpetuar desigualdades económicas similares a los desequilibrios económicos de la época colonial”, agregó

En 2010, el servicio de noticias ZimOnline informó que unos 2.200 zimbabwenses negros pertenecientes a la élite del país controlan casi 40 por ciento de las 14 millones de hectáreas de tierras confiscadas a los granjeros blancos, y que el presidente Robert Mugabe y su familia poseen 14 fincas con una extensión de 16.000 hectáreas, al menos.
En Uganda sucede un patrón de desigualdad similar, según un informe realizado en 2011 por Joshua Zake, coordinador del Grupo de Trabajo Forestal de la organización Alerta Ambiental

La sospecha de la presencia subterránea de petróleo y otros recursos minerales fomenta el acaparamiento de las tierras en África, y especialmente en Uganda, como sucedió en los distritos ugandeses de Amuru y Bulisa, según Zake.
Lo mismo se aplica en Zimbabwe, donde el gobierno desplazó a más de 800 familias de la localidad de Chiadzwa, en la oriental provincia de Manicaland, tras el descubrimiento de diamantes en la zona en 2005.
Pero la apropiación de tierras también se produce en el ámbito urbano, según urbanizadores privados africanos.
“Existe una gran demanda de tierras para la construcción de viviendas en los pueblos y las ciudades de África, debida a la fuerte migración rural”, explicó Etuna Nujoma, un empresario inmobiliario de Windhoek, la capital de Namibia

“Los ricos y los poderosos, así como los políticos corruptos, se aprovechan de la demanda de la tierra y… suelen repartirse los terrenos urbanos entre ellos para su reventa a precios exorbitantes a costa de los pobres”, sostuvo.
En estas circunstancias, en 2014 un grupo de habitantes de asentamientos informales en las afueras del balneario costero de Swakopmund, en Namibia, ocuparon terrenos municipales.
Mientras tanto, en Mozambique, los pobres están perdiendo la partida frente a los inversionistas extranjeros a pesar de que en ese país no existe la propiedad privada de la tierra.
La constitución mozambiqueña establece que el Estado es el único propietario de la tierra y de sus recursos derivados, pero las leyes otorgan a los particulares el derecho al usufructo y al beneficio de las tierras, aunque no tienen un título formal

Una encuesta realizada en 2014 por la Unión Nacional de Agricultores de Mozambique reveló que en el país se producía una apropiación de tierras al estilo colonial, ya que empresas con vínculos políticos confiscaban a los agricultores cientos de miles de hectáreas de tierras de cultivo.
Según GRAIN, una organización internacional que apoya a los pequeños agricultores y los campesinos del norte de Mozambique tienen dificultades para mantener sus tierras a medida que compañías extranjeras se instalan con sus agronegocios a gran escala.
A los mozambiqueños se les dice que estos proyectos les traerán beneficios, pero esa no es la opinión de César Guebuza y otros campesinos.

“Las inversiones agrícolas de la empresas extranjeras no nos han beneficiado. En cambio, perdimos las tierras ante estas empresas que invierten aquí y nos tratan como extranjeros en nuestra propia tierra”, comentó Guebuza a IPS.
“El gobierno de Mozambique es conocido por ponerse del lado de los inversionistas extranjeros, que ahora ocupan grandes extensiones de tierra para su propio uso, mientras que los campesinos locales pierden las suyas, que son su derecho de nacimiento”, subrayó Kingston Nyakurukwa, un economista independiente de Zimbabwe.
Este año, la organización humanitaria ActionAid Tanzania indicó que, a través de la Unión Europea y Estados Unidos, la Nueva Alianza para la Seguridad Alimentaria y la Nutrición planea invertir unos 8.200 millones de dólares en el desarrollo agrícola de África

Sin embargo, estas iniciativas empresariales les quitarán a los africanos su dinero bien ganado, cuando compren los productos agrícolas, aseguró Nyakurukwa.
Del mismo modo, en Nigeria, Mozambique y Tanzania, los pequeños agricultores son desplazados de sus tierras con el fin de liberarlas para las plantaciones de caña de azúcar, arroz y otros cultivos destinados a la exportación, con el respaldo del dinero de la Nueva Alianza, según ActionAid Tanzania

En Tanzania, las grandes inversiones podrían gradualmente dejar a los campesinos sin tierra.
“El dinero de los inversores parece estar empujándonos de nuestras tierras aquí en Tanzania, ya que a nadie se le ofreció la posibilidad de elegir si quiere ser reubicado o no porque, a la fuerza, se nos ofrece dinero o tierras de reasentamiento”, dijo el campesino Moses Malunguja.
Editado por Phil Harris / Traducido por Álvaro Queiruga
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2015/04/empresas-extranjeras-arrebatan-las-tierras-a-los-pobres-en-africa/

Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales