lunes, 31 de agosto de 2015

Desigualdad de género: la injusticia que no cesa.

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Cristianisme i Justícia

Son innumerables las formas de discriminación contra las mujeres que persisten en todo el mundo y en todos los ámbitos de la sociedad (empezando por la propia Iglesia católica). La violencia machista, la feminización de la pobreza, la infrarrepresentación de las mujeres en los puestos de decisión y de poder, la brecha digital de género, el feminicidio como fenómeno global, el acoso callejero, la negación de derechos fundamentales, la doble jornada, la precariedad y discriminación laboral, la vulneración de los derechos sexuales y reproductivos o la falta de acceso a la educación, son solo algunas de las formas de violencia y desigualdad de género que podemos observar a diario.

Actualmente las mujeres continúan sin poder disfrutar en condiciones de igualdad respecto a los hombres de sus derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos. Por ello, desde Cristianisme i Justícia, queremos ser también motor de cambio tanto desde dentro de nuestro propio centro (fomentando la participación de más mujeres en nuestros ciclos de conferencias, cursos, jornadas y seminarios; promoviendo los textos de autoras en nuestras diversas publicaciones; visibilizando los aportes culturales de mujeres en ámbitos tan ricos y dispares como la teología, los movimientos sociales o los productos culturales…) como a la hora de alzar la voz fuera de él contra esta flagrante y continua violación de los derechos humanos que se sigue perpetuando en pleno siglo XXI.

En esta línea, durante el curso 2014-15, hemos publicado diversos artículos con perspectiva de género. Recogemos algunos de ellos a continuación:

Una vida con sentido, de Sara Cuentas


María, mujer de a pie, de Tere Iribarren


Subvertir la economía, de Pepa Torres

#25N: No estamos todas, de Cristianisme i Justícia/Sonia Herrera









Nos mataron a María Eugenia, de Sonia Herrera.

Fuente:  Cristianisme i Justícia

domingo, 30 de agosto de 2015

Sin embargo, la cultura también es política.


Extracto de la  Revista SD | La cultura en un país en guerra: violencia modifica la agenda.
Por Mónica Maristain agosto 30, 2015

Decía el nazi Joseph Goebbels, en una frase que se hizo tristemente célebre: “Cuando oigo la palabra ‘cultura’ saco el revólver”, lo que muestra la gran potencia política y de transformación que poseen la literatura, la música, la pintura y todo eso que la humanidad conoce como “bellas artes”.
¿Qué hubiera pasado, por ejemplo, si aquella Feria Internacional del Libro de Acapulco hubiera trasladado su sede a la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, cuna de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala?
¿Cuál hubiera sido el efecto de una sociedad que suele caracterizar –en general– por la anestesia, tan grande es el dolor de los hechos que a diario nos conmocionan?

A la Normal de Ayotzinapa asistieron el pasado 18 de julio actores, escritores y cineastas mexicanos, encabezados por Juan Villoro y Elena Poniatowska, para apadrinar a 117 nuevos maestros rurales egresados de la generación 2011-2015.

La noche del 26 de septiembre de 2014, cuando desaparecieron a los 43 estudiantes, se cernía en el clima de un acontecimiento cultural de honda esencia y de un hecho político militante a todas luces necesario, al punto de que los retratos pintados en óleo de los 43 jóvenes sirvieron de escenario a un acto por demás emotivo.

“Esta lucha ha sido la más difícil y larga. Muchos nos han abandonado y ahora nos culpan de esos hechos, pero en el mundo son millones los que ahora están con nuestro dolor, y seguimos a pesar de los miedos de nuestros padres, porque somos familiares o amigos de los que seguimos esperando su regreso (…) Nunca vamos a olvidar que nos faltan 43 y vamos a seguir con la exigencia de vida”, dijo entonces el secretario general del Comité Ejecutivo Estudiantil, Eduardo García Maganda.

“43 desaparecidos, han muerto otros, han desaparecidos camaradas. Su mirada que se queda, sus manos ya no están. Sus voces las necesitamos, la sangre de los caídos traerá algo nuevo porque callarse no quita el dolor”, dijo el director de la Normal Rural, José Luis Hernández de Rivera.

“Siguen adelante a pesar de tener todo en contra. El delito mayor hoy en México es ser joven, ustedes maestros van a enseñar a leer y a exigir, y defenderse, en un país en donde se sabe leer todo se cuestiona, un país que sabe leer aprende a reclamar lo suyo. Si se lo proponen, serán ilimitados, a su lado todos podemos echarnos a volar”, expresó Elena Poniatowska.

“No olvidar el dolor pero convertirlo en un futuro. Hoy, de las 32 normales rurales solo quedan 17; esto nos muestra la amenaza a estas rurales, solo la resistencia ha mantenido abiertas estas normales. Me parece increíble que en este estado se tenga que luchar para los que buscan enseñar a leer”, precisó Juan Villoro, en un acto al que también dijeron presente el actor Héctor Bonilla, el académico Armando Bartra Verjés, el cineasta Gabriel Retes Balzaretti, el periodista Luis Hernández Navarro, el caricaturista Rafael Barajas Durán “El Fisgón” y la intelectual feminista Marta Lamas.

AYOTZINAPA, EL TERRENO DE LA IGNOMINIA


El 22 de octubre de 2014 cientos de personas marcharon hasta el Zócalo del DF como parte de la Como parte del día de acción global por Ayotzinapa. Foto: Cuartoscuro

Ayotzinapa es y será por mucho tiempo el terreno de la ignominia de un México torturado y torturador. Un terreno al que decidió hacer suyo el escritor zacatecano Tryno Maldonado (autor, entre otros de Temporada de caza para el león negro y Teoría de las catástrofes), quien se trasladó a Iguala para permanecer durante varios meses dando clases a los normalistas.

El resultado fueron varios textos publicados en la revista emeequis y que narran la fuerte experiencia vivida en ese territorio donde la Guerra del Narco, la corrupción de las autoridades y los crímenes innombrables, demenciales, cobran un estado icónico para describir cabalmente la tierra de sangre en que nos hemos convertido.

“Lo que encontré en Ayotzinapa fue la mayor lección de vida que he recibido”, escribe Tryno Maldonado.

“Impartí talleres, lavé ollas, limpié los pisos de la Normal, ayudé en la cocina del campamento, cargué víveres, hice brigadas con los padres, participé en casi todas las marchas y me enfrenté al lado de los normalistas y familiares de los normalistas desaparecidos a la violencia ejercida por el Gobierno mexicano en distintos niveles y formas: desde el robo de mis notas personales y escritos por parte de infiltrados del gobierno; el acoso de los policías de todos los órdenes, hasta el franco ataque de los elementos del ejército, cuando al lado de los padres normalistas desaparecidos, marchamos en enero a las puertas de las instalaciones del 27 Batallón de Infantería en Iguala, el último lugar donde se tuvo la geolocalización del teléfono celular de Julio César Palotzin, uno de los 43 estudiantes desaparecidos”, escribe Tryno en una de sus columnas para emeequis.

Para el joven escritor (nacido en Zacatecas en 1977), no hay que dejar desvanecer Ayotzinapa, pues con ello nos quitarán “la dignidad de todo un pueblo”, el nuestro, el mexicano.

Hay que decir en este punto que la Feria Internacional del Libro en Acapulco tuvo la semana pasada su edición y en dicho marco el periodista y escritor Sergio González Rodríguez presentó el libro Los 43 de Iguala, editado por Anagrama.

“Tengo frente a mí –escribe el autor–, sobre mi mesa de trabajo, fotografías, documentos, informes, transcripciones judiciales, testimonios, grabaciones, videos acerca de la crueldad extrema que aconteció una noche de verano en una ciudad al sur de México, la cual, por un entrecruzamiento avieso de sucesos, predestinaciones, azares, intenciones, se convierte en un ejemplo exacto de la vigencia de lo perverso bajo la apariencia de lo normal: allí donde confluyen el poder y el contrapoder del orden global”, escribe el también autor deHuesos en el desierto.

“Debo hablar –afirma González Rodríguez– de lo que nadie quiere ya hablar. Contra el silencio, contra la hipocresía, contra las mentiras, habré de decirlo. Y lo hago porque sé que otros como yo, en cualquier parte del mundo, comparten esta certeza: el influjo de lo perverso ha devorado la civilización, el orden institucional, el bien común”, agrega.

¿QUÉ HACER? ¿QUÉ NO HACER?


Una de las imágenes retratadas en la inauguración de la Feria Internacional del Libro Universitario, en Xalapa. Foto: Cuartoscuro

La periodista española Laura García Arroyo, radicada desde hace 15 años en México y conocida entre otras cosas por su trabajo en el programa televisivo La dichosa palabra, organiza todos los años “El librotón”.

“El Librotón es un día del año en el que se recolectan libros que la gente ya no quiere. La idea es que si un libro te ha dado una enseñanza, una experiencia significativa, es muy bonito que la puedas compartir con otra persona”, contó la profesional en entrevista conSinEmbargo.

Los libros van dirigidos a dos bibliotecas del Valle del Mezquital, en Hidalgo, donde se promueven además diversas actividades que tienen que ver con la cultura, para combatir la deserción escolar en una zona semiárida y desértica, marcada por la emigración hacia los Estados Unidos.

La economía castigada de la zona no vence a los pobladores, quienes luchan para estimular la vida comunitaria por medio de la creación de un Centro Cultural en la localidad de Santiago de Anaya, que Laura amadrina.

“Me acerqué a ellos y participé de un Festival de las Palabras que hacen anualmente, también realizan encuentros de gastronomía, muchas cosas destinadas a estimular la vida de la juventud y de la comunidad en general, para que se ilusionen y puedan quedarse allí a desarrollar su trabajo y con ello hacer crecer la región”, explicó.

¿Constituyen actos semejantes una manera más concreta de acercarse con la cultura a las comunidades más vulnerables, que son las que más necesitan los libros, la música, las bellas artes?

Se cita El Librotón para compararlo con el malogrado Hay Festival, otro centro de atención en este debate de la cultura en guerra, toda vez que se llevaba a cabo en Xalapa, en el Estado de Veracruz, hoy tristemente conocida como “tierra asesina de periodistas”, merced a la política de ensañamiento hacia el ejercicio de la libertad de expresión por parte del cuestionado Gobernador priísta Javier Duarte de Ochoa.

El 6 de octubre de 2014, a pocos días de que se conociera la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, los intelectuales reunidos en Xalapa, en el marco del Hay Festival, se pronunciaban en una nota que publicáramos en SinEmbargo.

“Todo el país será una fosa común”, destacaba entonces la escritora Ana García Bergua.

Entre todas las declaraciones sobresalió la de Rosa Maldonado, del Colectivo por la Paz Región Xalapa, “una casi abogada y fundamentalmente ciudadana”, tal como se presentó aSinEmbargo, quien no se mostró sorprendida por los hechos de Iguala, “puesto que suceden aquí también, en el Estado de Veracruz, casi todos los días”.


“Es una política del Estado la represión y la desaparición forzada de personas para acallar movimientos sociales que luchan por la educación o el medioambiente. Se trata de una política que nos ha perjudicado mucho y que infunde el terror en la población”, afirmó la militante.

“Lo que ha pasado en Iguala es vista por los movimientos sociales en los diferentes Estados de la República como una consecuencia lógica de la política represiva de las autoridades. No nos sorprende, desafortunadamente. Acabo de recibir, aquí, en Xalapa, la llamada avisando la desaparición de una joven de 24 años. Sucede todo el tiempo”, afirmó.

En dicho contexto, se presentó cual estrella de rock el escritor británico Salman Rushdie, rodeado de guaruras y otorgando a la prensa unos 15 minutos de oro para dar tres o cuatro declaraciones que fueron reproducidas por todos los medios nacionales.

Sobresalió entonces una anécdota que quedará para la historia: un joven periodista de un famoso periódico del DF montó en cólera y maltrató a la encargada de prensa del Hay Festival porque no arbitró los medios para que él llegara a tiempo a la conferencia del autor de Los versos satánicos.

A un costado, mientras todo esto sucedía, se acercó a SinEmbargo un grupo de muchachos para pedirle que como medio contara “los crímenes contra activistas y periodistas que suceden en Veracruz a diario”.

¿Estaría allí Nadia Vera, la activista asesinada en la Colonia Narvarte, junto al reportero Rubén Espinosa y otras tres muchachas? ¿Estaría allí el propio Rubén?

El Hay Festival, en una reacción tardía de los organizadores provenientes de Inglaterra –tal vez incapaces de reaccionar inmediatamente ante una realidad que desconocían– dejó de hacerse en Xalapa y se comenta que la próxima edición mexicana se llevará a cabo en el Distrito Federal.


¿Qué periodismo es ese que pierde la compostura por Salman Rusdhie pero ignora los ataques y el sufrimiento de los acosados en el mismo territorio donde toda la banalidad de la fama literaria expresa su lado más pirotécnico?

Frente a la suspensión del Hay Festival en Xalapa, numerosos intelectuales de la zona se pronunciaron en contra y entre ellos la directora de la Feria Universitaria de Xalapa, la también escritora Magali Velasco.

“Lamentamos, finalmente, que colegas veracruzanos críticos de la situación, tanto por miedo como por temor a represalias, no hayan firmado la carta. Ellos serán quienes tengan la última palabra en el diálogo al que fuimos invitados. No seré una autoridad en el ámbito periodístico y cultural de la talla de la mayoría de señores y señoras que firman como responsables de esta campaña, pero sí soy veracruzana y, como otros veracruzanos con los que conversé esta mañana, no recibí la invitación al diálogo. Aunque nadie pida mi opinión, ejerzo mi derecho”, escribía Velasco.

“Cuando viví en Ciudad Juárez, sobre todo en el calderonismo, también fui testigo de propuestas de cancelación de congresos universitarios en protesta por la violencia y por los feminicidios; como una forma de repudio a la ingobernabilidad, escritores y personajes declinaron participar en foros. Aquí en Xalapa y allá en Juárez la sensación es la misma: de castigo. El resto de la comunidad termina privada y condenada a la invisibilidad, al silencio. No he visto grandes cambios con estas iniciativas. Todo lo contrario. Espacios ganados para la cultura, el arte, los saberes, son abandonados y difícilmente vuelven a activarse. Y mientras, la situación en nuestro país se torna cada día más indignante y dolorosa. ¿El costo político para el Gobernante en turno? Desfachatadamente mínimo”, agregaba.

“Qué bien que personajes impresionantes como Noam Chomsky presten atención a un fragmento de tierra mexicana golpeada una y otra vez por el cinismo y la tiranía. Tendríamos que firmar la carta contra la celebración de un Hay Festival en Veracruz (el quinto en 2015) y exigir a la vez, entonces y siendo congruentes con los argumentos expuestos por lo firmantes, que no se celebre en ninguna otra ciudad de México porque, ¿en dónde sí hay garantía del respeto a la vida y a la libre expresión?

No se me olvida que 43 muchachos fueron asesinados, tampoco el asesinato de Regina Martínez Pérez que cumple 3 años este abril. Habría que replantear cómo celebrar festivales de cultura, artes y literatura en un país como el nuestro. Habría que replantear también los eventos de la Ciudad de México”, desafiaba la joven intelectual veracruzana.


El 20 de noviembre del año pasado, durante la convocatoria de paro nacional, en Xalapa, Veracruz. Foto: Cuartoscuro

“Desde mi breve experiencia, los espacios para la discusión y para el encuentro como las Ferias de libro, como otros festivales, como el de Chihuahua del que fui testigo de su formación, o el Cervantino, sí sirven, claro que sirven. Y claro que reciben subsidio de las instituciones. Están obligadas a hacerlo. No les dejemos el espacio, no les permitamos que nos retiren, no les demos la grandiosa oportunidad de cerrar lo que con tanto esfuerzo tanta gente ha invertido trabajo y alma. Llámenlo naif, optimismo patético, también hay enojo y cansancio y obligación ética. Un Gobernador no debería ser la reducción metafórica/esperpéntica de una comunidad”, clamaba.

Esta es la cultura en tiempos de guerra, la misma que hizo que durante muchos años recientes en Monterrey, cuna de una importante Feria del Libro, los escritores fueran escoltados a presentar sus libros y conminados a no salir del hotel por nada del mundo, merced a los bloqueos que se hicieron hábito en la querida capital regia.

La misma cultura que en acontecimientos culturales ya institucionalizados como la Feria Internacional del Libro en Guadalajara o la FILO de Oaxaca produce un efecto de una plena libertad de expresión donde los intelectuales participantes pueden decir lo que se les antoje, incluso en contra de las propias ferias.

Tal es el caso de Juan Villoro, quien en 2012, cuando el invitado de honor a la FIL fue Israel, no dudó en llamar “territorio ocupado” al encuentro librero más importante del continente y uno de los más relevantes del mundo.

“Fue muy molesta esta idea de frontera vedada con la implementación de unas medidas de seguridad que no sé si fueron necesarias”.

En la misma línea se pronunció el también escritor mexicano Ignacio Padilla, al marcar “la falta de disenso” en una feria “militarizada”, caracterizada como nunca por medidas estrictas de seguridad, detector de metales en todos los accesos, vallas alrededor de la Expo Guadalajara, destinadas a proteger la presencia de Israel como país invitado de honor.

“Sabíamos que si Israel era el invitado las medidas de seguridad iban a ser excesivas. Con respecto al Ejército en la calle, creo que todo México está militarizado. Lo que no pensaba encontrar en una fiesta de los libros es esa ostentación de armas por partes de las fuerzas de seguridad y a la que lamentablemente nos estamos acostumbrando en este país”, dijo entonces el joven autor del Crack.

Ambos pronunciaron sus opiniones en la propia FIL, sin que ninguna autoridad tomara represalias por ello, porque a nadie a estas alturas se le daría por pensar o afirmar que en tan prestigioso encuentro de las letras caben la censura o la persecución.

¿Es así en todas las ferias de la República?

¿Hay que animar actos culturales que no pongan como eje central el tema de la libertad de expresión, la persecución a quienes piensan diferente y los crímenes que se acumulan a diario como en una verdadera maquinaria de la muerte?

El debate está en el aire. Corresponde nutrirlo y propiciarlo. No menos de eso se merecen tantas víctimas en nuestro querido México contemporáneo.

Fuente: sinembargo.mx

sábado, 29 de agosto de 2015

Los piratas de los montes.




La biopiratería es la práctica en la que grandes empresas patentan recursos utilizados por pueblos indígenas para comercializar. Esta actividad es amparada por el sistema mundial de patentes, aunque múltiples tratados internacionales intentan limitarla.


Por Gaspar Grieco *

“En la naturaleza está nuestro alimento y nuestra medicina”, es una de las principales consignas que esgrimen los pueblos indígenas en sus múltiples reclamos por territorio en América latina. La ayahuasca, la maca peruana, la kava y el frijol amarillo son algunas de las hierbas que integran su dieta y forman parte de sus remedios tradicionales desde hace siglos. Sin embargo, las grandes corporaciones multinacionales hoy se apropian de esos recursos sin compartir los beneficios.

La actividad en la que los grandes laboratorios se adueñan de los recursos naturales y de los saberes de los pueblos indígenas alrededor del mundo es conocida como biopiratería, y a través del sistema de patentes que prima en el mundo occidental, estos piratas cuentan con una gruesa armadura.

El reconocido genetista y presidente de la Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética (Unesco), Víctor Penchaszadeh, opina que “los países centrales, que controlan la economía mundial y las reglas que ellos imponen a través de la Organización Mundial de Comercio, son los que impulsan a sus corporaciones trasnacionales a apropiarse de los recursos biológicos de los países periféricos, para su beneficio económico, político y militar”.

La Organización Mundial del Comercio, en sus Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic), establece en su artículo 27 que “las patentes podrán obtenerse por todas las invenciones, sean de productos o de procedimientos, en todos los campos de la tecnología, siempre que sean nuevas, entrañen una actividad inventiva y sean susceptibles de aplicación industrial (...) las patentes se podrán obtener y los derechos de patente se podrán gozar sin discriminación por el lugar de la invención, el campo de la tecnología o el hecho de que los productos sean importados o producidos en el país”.

Este tipo de legislación protege a quien patenta un nuevo producto; el problema radica en que los pueblos indígenas no establecen sus criterios de esta forma. “El sistema de patentes es un invento de los países del norte para proteger los derechos de las empresas de los países del norte. La propiedad comunitaria de la tierra y los conocimientos tradicionales propios de los pueblos originarios no se protegen por medio de patentes. Simplemente es un sistema que no sirve”, manifiesta Claudio Iglesias Darriba, abogado especialista en marcas colectivas y funcionario del Ministerio de Cultura de la Nación.

Para proteger a los pueblos indígenas de los biopiratas, la Argentina cuenta con un extenso marco legal y está suscripta a numerosos pactos internacionales. Uno de los más celebrados es la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada por la Asamblea General en 2007, y el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992), que brega por la protección de los recursos genéticos y de la utilización de esos recursos por parte de las comunidades indígenas.

“La legislación es bastante completa, pero no hay que olvidar que estamos luchando con un sistema de patentes muy arraigado con leyes que funcionan perfectamente en los países del norte y sería ilusorio pensar que podemos reemplazarlas”, advierte Iglesias Darriba y diferencia a quienes con “esfuerzo y trabajo patentan una marca” de los “monopolios que se manejan de forma ilícita”.

Siguiendo esta lógica, Penchaszadeh se muestra cauto: “La Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética se guía en sus acciones por los lineamientos de la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos de la Unesco de 2005. De esta manera se opone a la biopiratería. Sin embargo, si bien sus acciones contribuyen a difundir la necesidad de que los estados continúen avanzando en medidas colectivas contra la biopiratería, no dispone del poder ni los medios para limitarla”.

El tesoro del pirata

La kava (Piper methysticum) era tradicionalmente utilizada por los grupos indígenas de las islas del Pacífico como desintoxicante para aliviar el estrés, pero luego de que varios laboratorios la patentaron en la década del ’90, hoy es vendida en múltiples formas en tratamientos para la caída del cabello por empresas de cosmética. Los indígenas de las islas del Pacífico nunca participaron de las ganancias que genera.

El cupuaçu (Theobroma grandiflorum) es un árbol pequeño localizado en la selva tropical brasileña cuya fruta ha sido alimento para habitantes indígenas y para animales. La compañía japonesa Asahi Foods la patentó y registró el nombre de la planta como una marca para varias clases del producto en Japón, en la Unión Europea y en Estados Unidos.

La lista continúa y pueden nombrarse cientos de casos en el mundo, pero la biopiratería no se limita al patentamiento de recursos naturales, ya que también se hace de los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios para el tratamiento de esos recursos.

La antropóloga, doctora en Ciencias Naturales e investigadora principal del Conicet María Leila Pochettino explica que “un país puede tener una planta que se puede utilizar para curar el cáncer, otro país tiene el desarrollo tecnológico y pueden hacer un convenio, desarrollan el medicamento y los beneficios se comparten. El problema es que las comunidades originarias que experimentaron con las plantas a lo largo de milenios no forman parte de un país, o los países en donde se asientan no les reconocen sus derechos”.

Limitar la biopiratería a nivel nacional también genera complicaciones, debido a que muchos pueblos originarios extienden su territorio por sobre las fronteras de los países. Por ejemplo, la gran nación mapuche se extiende entre Chile y Argentina, mientras que los guara- níes se asientan entre Argentina, Paraguay y Brasil.

De la península de Florida hasta el norte argentino crece una planta que fue utilizada históricamente por los grupos indígenas para infecciones urinarias, para combatir parásitos y para tratar patologías en la piel, entre otros usos. Los laboratorios se enteraron, pero le dieron otro uso. “Hace unos diez años, tuvo siete patentes en Estados Unidos para medicamentos inmunoestimulantes, que se usan para tratamientos de cáncer y sida. Entonces, ¿quiénes son los poseedores de los saberes o de estas plantas?”, se pregunta Pochettino.

Hoy, los científicos que trabajan en los grandes laboratorios ya no recorren los montes en busca de plantas desconocidas, sino que los desarrollos están basados en la manipulación genética de especies ya conocidas, para encontrar nuevos usos y optimizar recursos.

Memorias del despojo

La búsqueda en la naturaleza a la solución de los problemas de salud, alimento y abrigo es remota. Las célebres expediciones de Marco Polo o Darwin en busca de nuevas plantas y animales conformaron lo que se conoce como bioprospección. Sin embargo, sería erróneo presentar a la bioprospección como el antecedente de la biopiratería ya que esta última supone la protección jurídica a los biopiratas por parte de los países industrializados.

Uno de los ejemplos más emblemáticos de biopiratería es el caso del caucho (Hevea brasiliensis). A finales del siglo XIX, el inglés Henry Wickham seleccionó las mejores semillas de aldeas indígenas para llevárselas de contrabando a Inglaterra. La consecuencia fue desastrosa: en 1919, Brasil, que había disfrutado del comercio del caucho, sólo abastecía la octava parte del consumo mundial. Medio siglo después, Brasil compraba en el extranjero más de la mitad de caucho que necesitaba.

Según Iglesias Darriba, “en Estados Unidos, históricamente, fueron los privados los que instaron al desarrollo mientras que el Estado se limitó a consentir a través de los registros que pudieran llevar adelante estas prácticas sin la suficiente averiguación de los antecedentes del caso”. En Europa, en cambio, “son empresas subsidiadas por los propios estados en las antiguas colonias las que se encargaron del despojo de recursos”, completa.

Con respecto a los tratados y convenios internacionales firmados con el fin de limitar los alcances de la biopiratería, Pochettino opina que son insuficientes por no haber contado con la participación de los pueblos indígenas. “Yo creo que lo central es que estas comunidades tengan participación en cada uno de los convenios que se firmen de ahora en adelante, que estén al tanto de lo que se espera y de cómo se van a utilizar los saberes que poseen y la biodiversidad”, reflexiona.

De esta manera, a pesar de que el extenso marco legal intenta limitar la biopiratería, el modelo extractivista continúa vigente. Pero la lucha constante de los pueblos indígenas no cesa y aquella histórica consigna en la que expresan que en la naturaleza está su comida y medicina sigue impregnando sus pancartas y el color de sus wiphalas.

* Agencia CTyS.

Fuente: Página 12

Colombia: Violencia y discriminación contra población afrodescendiente preocupa a la CIDH.


Servindi, 28 de agosto, 2015.- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció que la población afrodescendiente de Colombia continúa presa de la violencia y discriminación.

Esto lo dio a conocer luego de su visita a ese país entre el 10 y 12 de agosto.

En aquella ocasión la presidenta del organismo supranacional, Rose-Marie Belle Antoine, se entrevistó con representantes del Estado y organizaciones de la sociedad civil que velan por el respeto de los derechos de los afrodescendientes.

A pesar de reconocer la actitud “positiva” y “compromiso” de las autoridades con la referida población, la Comisión consideró que ésta sigue siendo víctima de “patrones de violencia”, especialmente “en sus intentos de defender el derecho a sus tierras ancestrales”.

Indicó también que la población afrodescendiente continúa sufriendo desplazamientos de manera desproporcionada a consecuencia del conflicto armado en sus territorios y por la presencia de proyectos de industrias extractivas.

Frente a esta situación, exhortó al Estado a poner en práctica medidas concretas para abordar las violaciones de derechos humanos, y a adoptar un enfoque diferente.

Igualmente, hizo un llamamiento a las autoridades a investigar y enjuiciar a los responsables de los delitos contra afrodescendientes, tomando en cuenta el contexto de discriminación e inequidad que afrontan.

Demandó también medidas para proteger a los defensores de derechos humanos y líderes de estos pueblos golpeados.

Por otra parte la CIDH subrayó la falta de representación política de este sector de la sociedad en todos los niveles del Gobierno “especialmente en los cargos más altos”.

Por último, exhortó a mantener una comunicación constante con los sectores que trabajan en asuntos relacionados a los afrodescedientes para dar seguimiento a su situación.

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que promueve la observancia de los derechos humanos en la región.

viernes, 28 de agosto de 2015

Como cuidar de nuestra Casa Común.


Leonardo Boff

Hoy, para cuidar de la Tierra, como nos sugirió detalladamente el Papa Francisco en su encíclica “Cuidado de la Casa Común”, se exige «una conversión ecológica global», «cambios profundos en los estilos de vida, en los modelos de producción y de consumo, en las estructuras consolidadas de poder» (n.5). Este propósito jamás será alcanzado si no amamos efectivamente a la Tierra como nuestra Madre y sabemos renunciar y hasta sufrir para garantizar su vitalidad para nosotros y para toda la comunidad de vida (n.223). La Madre Tierra es la base que sustenta y alimenta todo. Nosotros no podemos vivir sin ella. La agresión sistemática que ha sufrido en los últimos siglos le quitó el equilibrio necesario. Eventualmente podrá seguir adelante durante siglos, pero sin nosotros.

El 13 de agosto de este año fue el Día de la Sobrecarga de la Tierra (The Overshoot Day), día en que se constató la superación de la biocapacidad de la Tierra para atender las demandas humanas. Necesitamos 1,6 planetas para satisfacerlas. En otras palabras, esto demuestra que nuestro estilo de vida es insostenible. En ese cálculo no están incluidas las demandas de toda la comunidad de vida. Esto vuelve más urgente nuestra responsabilidad por el futuro de la Tierra, el de nuestros compañeros de recorrido terrenal y de nuestro proyecto planetario.

¿Cómo cuidar de la Tierra? En primer lugar hay que considerar a la Tierra como un Todo vivo, sistémico, en el cual todas las partes son interdependientes y están inter-relacionadas. La Tierra-Gaia fundamentalmente está constituida por el conjunto de sus ecosistemas, con la inmensa biodiversidad que existe en ellos, y con todos los seres animados e inertes que coexisten y se interrelacionan siempre, como no se cansa de afirmar el texto papal, muy en la línea del nuevo paradigma ecológico.

Cuidar de la Tierra como un todo orgánico es mantener las condiciones prexistentes desde hace millones y millones de años que propician la continuidad de la Tierra, un superEnte vivo, Gaia. Cuidar de cada ecosistema es comprender las singularidades de cada uno, su resiliencia, su capacidad de reproducción y mantener las relaciones de colaboración y de mutualidad con todos los demás, ya que todo está relacionado y es incluyente. Comprender el ecosistema es darse cuenta de los desequilibrios que pueden ocurrir por interferencias irresponsables de nuestra cultura, voraz de bienes y servicios.

Cuidar de la Tierra es principalmente cuidar de su integridad y vitalidad. Es no permitir que biomas enteros o toda una vasta región sea deforestada y así se degrade, alterando el régimen de lluvias. Es importante asegurar la integridad de toda su biocapacidad. Esto vale no solo para los seres orgánicos vivos y visibles, sino principalmente para los microorganismos. En realidad son ellos los ignotos trabajadores que sustentan la vida del Planeta. Nos dice el eminente biólogo Edward Wilson que «en un solo gramo de tierra, o sea, menos de un puñado, viven cerca de 10 mil millones de bacterias, pertenecientes hasta a 6 mil especies diferentes» (La creación, 2008, p.26). Por ahí se demuestra, empíricamente, que la Tierra está viva y es realmente Gaia, un superorganismo viviente y nosotros, la porción consciente e inteligente de ella.

Cuidar de la Tierra es cuidar de los “commons”, es decir, de los bienes y servicios comunes que ella gratuitamente ofrece a todos los seres vivos como agua, nutrientes, aire, semillas, fibras, climas etc. Estos bienes comunes, precisamente por ser comunes, no pueden ser privatizados y entrar como mercancías en el sistema de negocios, como está ocurriendo velozmente en todas partes. La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, inventario pedido por la ONU hace unos años, en la cual participaron 1.360 especialistas de 95 países, revisados por otros 800 científicos, arrojaron resultados aterradores. De los 24 servicios ambientales esenciales para la vida, como agua, aire limpio, climas regulados, semillas, alimentos, energía, suelos, nutrientes y otros, 15 estaban altamente degradados. Esto muestra claramente que las bases que sustentan la vida están amenazadas.

De año en año, todos los índices van empeorando. No sabemos cuando va a parar ese proceso destructivo o si se transformará en una catástrofe. Si hubiera una inflexión decisiva como el temido “calentamiento abrupto”, que haría que el clima subiese de 4 a 6 grados centígrados, como advirtió la comunidad científica norteamericana, conoceríamos destrucciones apocalípticas que afectarían a millones de personas. Confiamos en que todavía vamos a despertar. Sobre todo creemos que “Dios es el Señor soberano amante de la vida” (Sb 11,26) y no dejará que suceda semejante armagedón.

Cuidar de la Tierra es cuidar de su belleza, de sus paisajes, del esplendor de sus selvas, del encanto de sus flores, la diversidad exuberante de seres vivos de la fauna y de la flora.

Cuidar de la Tierra es cuidar de su mejor producción que somos nosotros, los seres humanos, hombres y mujeres especialmente los más vulnerables. Cuidar de la Tierra es cuidar de aquello que ella a través de nuestro genio ha producido en culturas tan diversas, en lenguas tan numerosas, en arte, en ciencia, en religión, en bienes culturales especialmente en espiritualidad y religiosidad, por las cuales nos damos cuenta de la presencia de la Suprema Realidad que subyace a todos los seres y nos lleva en la palma de su mano.

Cuidar de la Tierra es cuidar de los sueños que ella suscita en nosotros, de cuyo material nacen los santos, los sabios, los artistas, las personas que se orientan por la luz y todo lo que de sagrado y amoroso ha surgido en la historia.

Cuidar de la Tierra es, finalmente, cuidar de lo Sagrado que arde en nosotros y que nos convence de que es mejor abrazar al otro que rechazarlo y que la vida vale más que todas las riquezas de este mundo. Entonces ella será realmente la Casa Común del Ser.

*Leonardo Boff es columnista del JB y escritor.

Fuente: Atrio


jueves, 27 de agosto de 2015

México: “Vivimos el fracaso de la política social y del combate a la pobreza”.


– La política pública para pueblos indígenas ha sido ineficaz e ineficiente. Los indígenas siguen siendo los más pobres entre los pobres. Guerrero, Oapobres, xaca y Chiapas siguen siendo los estados con mayor pobreza en México, advierte investigador Marcos Matías Alonso.

Servindi, 27 de agosto, 2015.- Un descarnado análisis sustentado en cifras compartió Marcos Matías Alonso, investigador titular del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) quién afirmó que la política pública en México para pueblos indígenas ha sido ineficaz e ineficiente.

“Los indígenas siguen siendo los más pobres entre los pobres. Guerrero, Oaxaca y Chiapas siguen siendo los estados con mayor pobreza en México” aseveró Matías Alonso.

“Este es el México de los pobres y de las grandes desigualdades sociales; donde las políticas públicas han fracasado. Un país con un panorama oscuro. Una nación que sigue en deuda con sus pueblos indígenas” prosigue Matías Alonso en un artículo donde reflexiona sobre las promesas incumplidas para con los pueblos indígenas.

A continuación compartimos el artículo completo de Marco Matías Alonso:
Día Internacional de los Pueblos Indígenas: promesas incumplidas

Por Marcos Matías Alonso*


27 de agosto, 2015.- Desde 1994, año en que el sistema de la ONU instauró el 9 de agosto como el Día internacional de los Pueblos Indígenas, varios jefes de Estado y de gobierno, las agencias de cooperación internacional, el sistema de las Naciones Unidas y los pueblos indígenas de diversas regiones del mundo celebran año con año dicha efemérides. Las celebraciones son múltiples y diversas.

Año con año es relevante el mensaje del Secretario General de la ONU. En su alocución del 9 de agosto pasado, Ban Ki-moon declaró: “Este Día Internacional estamos centrando la atención en la salud y el bienestar de los pueblos indígenas del mundo…, comprometámonos a esforzarnos más para mejorar la salud y el bienestar de los pueblos indígenas y que no queden a la zaga…”.

No es la primera vez que la máxima autoridad de la ONU lanza un exhorto a la comunidad internacional. Desde 1994 se realiza este protocolo. En 1986 se dio a conocer el Estudio del Problema de la Discriminación Contra las Poblaciones Indígenas (E/CN.4/Sub.2/1986/7 y Add. 1-4). Los resultados del primer estudio de la ONU fueron alarmantes: grandes rezagos sociales en áreas de salud, vivienda, educación, lengua, cultura, trabajo, procuración de justicia y derechos humanos.

Tres décadas después el rezago social continúa siendo alarma mundial. La salud y el bienestar social de los pueblos indígenas es una de tantas promesas incumplidas.

Los esfuerzos de la comunidad internacional han sido insuficientes. Por ello, el 10 de agosto pasado, en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, presentaron la “Agenda después de 2015: garantizar la salud y el bienestar de los pueblos indígenas”. La prioridad de la agenda en salud muestra los limitados avances en las décadas recientes. Crece el rezago, la desigualdad se agiganta y aumenta pavorosamente la pobreza indígena en el mundo.

Al igual que en la esfera mundial, el pronóstico regional y nacional es desalentador. México no es la excepción. Lejos de avanzar hay regresión en varios rubros. Las cifras y la reciente estadística muestran un panorama preocupante.

El mes pasado, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) presentó el inventario de la pobreza en México; sus conclusiones no son nada halagadores. La política social del gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN) no ha mejorado las condiciones de vida de la mayoría de los mexicanos. Entre 2012 al 2014, la población pobre creció en dos millones de personas, al pasar de 53.3 millones de mexicanos (45%) a 55.3 millones (46.2%).

Los datos son contundentes. De acuerdo al estudio del CONEVAL, crece la pobreza en México. Más de la mitad de la población se encuentra en situación de pobreza, es decir, 63 millones 800 mil mexicanos sobreviven en condiciones precarias. El secretario ejecutivo de CONEVAL indicó que entre 1992 a 2014 la pobreza es la misma (Jornada, 26/VIII/15).

El diagnóstico adverso en el país indica el fracaso de la política social y el fracaso del combate a la pobreza. Los indicadores sociales, lejos de mejorar, empeoran. Tan solo en el 2014 se destinaron aproximadamente 457 mil millones de pesos para política social del gobierno federal. Se dilapidaron recursos financieros del país sin obtener resultados óptimos.

Guerrero, Oaxaca y Chiapas siguen siendo los estados con mayor pobreza en el país. En el 2014 Chiapas fue de las entidades más beneficiadas por la Cruzada Nacional contra el Hambre. Recibió 2 mil 358 millones de pesos del Programa Prospera, 2 mil millones de pensiones 65 y más, 319 millones en tarjetas Sin Hambre y 179 millones de Diconsa, entre otros subsidios gubernamentales.

Antes del levantamiento del EZLN, Chiapas era el estado más pobre del país. El que tenía mayor grado de analfabetismo, carencia de electricidad, con más hacinamiento, donde se ganaba menos de un dólar al día.

Hoy Chiapas es más pobre y con más hambre que en 1994. Chiapas tiene más habitantes sin primaria terminada que antes del levantamiento zapatista. Es la entidad con mayor analfabetismo en el país. El porcentaje de personas que no saben leer y escribir es de 21%, muy por encima del 9% nacional. A pesar de todo, Chiapas dejó de ser el más pobre del país. Fue superado por Guerrero, que tiene los indicadores sociales con mayor atraso.

Ante este desastre nacional, son responsables todas las dependencias del gobierno federal, estatal y municipal. Sin embargo, la SEDESOL y La Cruzada Nacional contra el Hambre son quienes cargan con la mayor responsabilidad social.

En el panorama social de los pueblos indígenas del país tampoco hay avances significativos. Revisemos las cifras relevantes:

En los últimos 8 años, el gobierno federal destinó 453 mil millones de pesos destinados para el desarrollo integral de los pueblos y comunidades indígenas. De éstos, 73 mil millones fueron ejercidos por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). Ver cuadro 1 de estas inversiones.

A pesar de esta derrama millonaria, la política pública para pueblos indígenas ha sido ineficaz e ineficiente. Sustento mi afirmación con los siguientes datos de CONEVAL.

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda del 2010, el volumen de la población indígena era de 18 millones de ciudadanos indígenas, que representa el 16% de la población total del país.

En el reciente estudio de CONEVAL se estimó que las tres cuartas partes de la población indígena se encuentra en situación de pobreza. Es decir, más de 13 millones de indígenas viven en situaciones de pobreza. Los indígenas siguen siendo los más pobres entre los pobres. La política social no ha logrado mejorar el nivel de vida de los pueblos indígenas. La CDI, como organismo rector en materia de desarrollo integral de los pueblos indígenas, tiene que rendir cuentas a la nación de este fracaso inocultable.

Entre el 2012 y el 2014, la tasa de pobreza extrema entre los indígenas se incrementó de 1.2% a 31.8% de la población, más de cuatro veces la tasa de pobreza en la población no indígena. En este mismo período, el porcentaje de población indígena en pobreza pasó de 72.3 a 73.2%. En promedio, un incremento de 8 millones y medio de indígenas pobres. Este es el saldo de la política indígena que impulsa el gobierno de EPN.

La situación de pobreza entre los pueblos indígenas es más grave de la que prevalece en la población en general. El CONEVAL alerta: “La población con algún rasgo de pertenencia étnica se encuentra en mayor precariedad que las personas que no lo presentan. Entre más ‘estructural’ sea el rasgo que da la pertenencia étnica, mayor es la pobreza”.

Crece el rezago social en indicadores como alimentación, vivienda, educación, electrificación, salud, desnutrición, carreteras, analfabetismo, agua potable, producción agrícola, migración, discriminación y acceso a la justicia. En estos rubros los porcentajes se elevan y, de seguir en la tendencia actual, en el futuro próximo la población indígena empeorará aún más.

Comparto otro dato alarmante. En fecha reciente, la Secretaría de Gobernación elaboró un “Estudio de la Minería en México”. Sus conclusiones sobre la intromisión minera en los últimos 20 años son de alta preocupación nacional. De 1993 a 2012 “se han otorgado 43 mil 675 concesiones mineras que representa una superficie territorial de 95 millones, 765 mil 800 hectáreas, lo que significa casi la mitad del país”.

Las concesiones mineras han sido entregadas al capital transnacional: Canadá (74%), Estados Unidos de Norteamérica (15%) y China (8.3%). En la práctica, el Estado mexicano no está dispuesto a cumplir el derecho a la consulta bajo consentimiento libre, previo en informado ni otras disposiciones jurídicas que dimanan de convenios y tratados internacionales del sistema de la ONU. La inversión extranjera viola disposiciones constitucionales al amparo de la ley.

Este es el México de los pobres y de las grandes desigualdades sociales; donde las políticas públicas han fracasado. Un país con un panorama oscuro. Una nación que sigue en deuda con sus pueblos indígenas. Una República en donde las reformas constitucionales en esta materia han sido insuficientes para mejorar la situación social de sus pueblos indígenas. Las promesas se han incumplido tanto en el ámbito nacional como en la esfera internacional.

*Marco Matías Alonso es investigador titular del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

Fuente: Servindi

martes, 25 de agosto de 2015

¿Qué aporta la religión?


Carlos F. Barberá

Consciente de que se trata de un título demasiado pretencioso para las posibilidades de un artículo, trataré de reducir su horizonte. Sin duda cada religión aporta a sus fieles un conjunto de certidumbres y promesas, que otros muchos califican de ilusorias. Pero la intención de la pregunta inicial es distinta. En una sociedad avanzada –secularizada, por tanto– ¿es la religión un fenómeno marginal, una de tantas dedicaciones de los humanos, como la astrología, el culturismo o la devoción a Elvis Presley? Aun siendo la sociedad moderna fundamentalmente homogeneizadora, genera en su seno movimientos y modos de vivir especiales, que afectan sobre todo a sus adeptos ¿Es la religión únicamente uno más entre ellos?

Jesús transmitió a sus discípulos una afirmación vigorosa: vosotros sois la sal de la tierra. Con ello pareció formular no una promesa (llegará un momento en que seréis la sal de a tierra) ni mandato (esforzaos en ser…) sino una realidad, un hecho comprobable.

Como cualquier metáfora, también ésta es susceptible de interpretaciones. Acaso sin embargo la más literal pueda tenerse por la más acertada. La sal es lo que desparece en un guiso, haciendo en cambio más sabrosa la comida. ¿Cumple ese papel la religión?

Para responder a esa pregunta quiero remontarme a un panorama más general. Parece que hay ya un acuerdo en que la historia carece de sentido. “Este mundo, república de viento,/ que tiene por monarca un accidente”, dijo Bocángel. La historia es una sucesión de acontecimientos provocados y gestionados por los seres humanos, felices unos, otros desdichados, cuyo futuro ya nadie es capaz de prever ni prevenir. Es cierto sin embargo que la humanidad ha ido proponiéndose metas y arbitrando remedios para vivir mejor, para hacer la vida más soportable, menos trabajosa, para aliviar en definitiva el sufrimiento y generalizar el disfrute.

Ha habido momentos en esa historia en que se ha querido romper con modelos que mostraban su definitiva inoperancia y proponer remedios nuevos y pretendidamente definitivos. Nosotros somos herederos de algunos.

Cuando Kant animaba a salir de la minoría de edad culpable, lo hacía con el convencimiento de que la razón, común a todos, era el instrumento ineludible para la felicidad humana. Cuando se vio que la razón que se había impuesto era la razón burguesa, Marx propuso la política y la revolución como camino para salir definitivamente de la prehistoria. Ya hemos conocido los resultados favorables y también los ominosos de tales intentos.

¿Qué diremos hoy, en plena posmodernidad? Sin saber a dónde vamos ¿qué debemos hacer para que el mundo mejore? Me atreveré a proponer una hipótesis. El mundo se hace más humano cuando medidas a favor de lo humano logran formar estados de opinión muy extendidos. Si hoy hay una preocupación por el futuro ecológico, si se convocan reuniones y se toman resoluciones es porque la intuición ecologista ha logrado llegar y convencer a muchos. Si la mujer, trabajosamente, va logrando cotas de igualdad con el sexo masculino es porque la idea de la igualdad de género se va imponiendo a pesar de prejuicios y costumbres ancestrales aún vigentes.

Cuando una idea ha logrado asentarse en amplios estados de opinión, se toman decisiones, se aprueban leyes que ayudan a hacerla real. Siempre habrá sin duda quienes la combatan, a veces con medios poderosos. y contra ellos serán necesarios pregoneros, luchadores, profetas. Para decirlo con una palabra hermosa y olvidada, serán necesarios los militantes.

De ningún paso adelante en lo humano puede asegurarse que está ya definitivamente establecido. Lo hemos podido comprobar con la democracia, ese avance poderoso en la historia. Los aspirantes a dictadores seguirán acechando y los que suspiran por una nación exclusivamente blanca o musulmana o de este o aquel idioma. Si los convencidos de los valores democráticos no los defienden, las dictaduras volverán a asentar su trono y los excluyentes derivarán en terroristas.

Pues bien, mi convencimiento es que la religión –o, si se quiere, la religión cristiana– por el hecho de existir y de implantarse en una sociedad, irá permanentemente dejando anuncios de solidaridad, de respeto, de perdón. Permanentemente irá engendrando militantes, predicadores y gestores de esos mensajes. Permanentemente asegurará que el otro ser humano es un prójimo. Ese es, a mi modo de ver, el papel de la religión en el mundo tecnificado en el que vivimos.

Se argumentará en contra que el cristianismo ha creado y apoyado dictaduras y en gran medida se ha apuesto a avances sociales. No es posible negarlo. Lo ha hecho siempre que se ha contaminado de la lógica del poder. Pero en pleno reinado de Luis XIV Vicente de Paul se hacía defensor de los pobres, de los presos, de los galeotes. En un siglo XIX contento de sí mismo Leon Bloy encarnaba la voz de los olvidados. En el siglo XX del progreso Simone Weil se alienaba con los desheredados y les daba su voz.. Son sólo ejemplos eminentes de lo que otros muchos, a menor escala, sembraban aquí y allá.

Al terminar quiero acogerme para apoyar mi tesis a la palabra de Jürgen Habermas. En los años 70 el filósofo alemán sostenía: “La religión ya ni siquiera se puede considerar como una cosa privada”. “La evolución hacia el ateísmo de masas apenas se puede negar ya empíricamente”.

Con el paso del tiempo Habermas ha ido modificando su opinión. En su libro Naturalismo y religión (2003) afirma lo siguiente: “Las tradiciones religiosas consiguen hasta el día de hoy la articulación de una conciencia de aquello que nos falta. Mantienen viva una sensibilidad para lo que no logramos conseguir, para lo que se nos escapa. Protegen del olvido aquellas dimensiones de nuestra convivencia social y personal en las que los progresos de la racionalización cultural y social han causado todavía abismales destrucciones”. Yo no lo sabría decir mejor.

Fuente: Atrio

lunes, 24 de agosto de 2015

Algunos Sacerdotes argentinos quieren renovar su compromiso con el proyecto común de un mundo nuevo.


Quieren hacer memoria de los obispos Enrique Angelelli y Carlos Ponce de León

Se oponen, como el Papa Francisco, a la megaminería, la sojización, los desmontes y la polución del aire y el agua.

Raúl Juárez (corresponsal en Argentina)

A favor de la memoria histórica

(Raúl Juárez, ).- Los sacerdotes argentinos autodenominados, Curas en la Opción Preferencial por los Pobres, acostumbran a reunirse anualmente en el mes de agosto a nivel nacional. Es un grupo que comenzó a reunirse en el año 1986 con la vuelta a la democracia en la Argentina, y muchos de sus miembros, eran parte del conocido Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, hoy ya casi todos fallecidos. El grupo se siente continuador de toda esta tradición.

Este año se reunieron en San Fernando (Florencio Varela, Gran Buenos Aires), y dado el contexto que se vive en el país, optaron por reflexionar sobre la "Fe y la política", para hacer un discernimiento teológico-pastoral. Normalmente, al finalizar su encuentro anual, los Curas en la Opción Preferencial por los Pobres sacan un comunicado dirigido a las comunidades y a la opinión pública.

Partiendo del hecho de ser pastores que decididamente hacen una opción por los pobres, el foco principal para su discernimiento fue la preocupación por los más empobrecidos del país, y por eso recomiendan a las comunidades tener presente cuánto dolor ha causado el modelo neoliberal en la historia del país, proceso negativo que llegó a su punto mayor a comienzos de este siglo.

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La mentira sobre el martirio de Angelelli

Como un trauma en el inconsciente colectivo "no podemos olvidar todas aquellas dramáticas circunstancias que sumieron a nuestra Patria en una noche oscura donde los pobres, sus familias y sus trabajos fueron las principales víctimas del modelo económico neoliberal, instalado en el 76 y consolidado en los 90, que algunos candidatos intentan reeditar".

Sin embargo, con ánimo esperanzado, motivan a los cristianos "a que en el futuro que nos espera sepamos aportar con responsabilidad, haciendo memoria del pasado y con mirada esperanzadora en un futuro que soñamos cada vez más inclusivo, cada vez más justo, cada vez más solidario".

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Revitalizan una vez más su opción pastoral por Latinoamérica, como realidad socio-política, eclesial-cultural, y por eso declaran que "queremos renovar nuestro compromiso con el proyecto común de un mundo nuevo, una patria (grande) donde todos podamos "bien vivir" y construir juntos un mañana mejor para todos".

El grupo de Curas en la Opción Preferencial por los Pobres, quiere el año que viene centrarse a "hacer memoria de los obispos Enrique Angelelli y Carlos Ponce de León, de Pancho Soares y los padres y seminaristas palotinos, y los mártires de La Rioja Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y Wenceslao Pedernera, quienes junto a otros miles, católicos o no, vieron sus vidas truncadas por el odio que defendía un modelo económico genocida como el que pretende volver".

Tenemos como telón de fondo, el hecho de que el año pasado y después de casi 40 años, dos altísimos cargos militares de la última dictadura militar argentina, fueron condenados por el martirio de Mons. Angelelli. Esto constituye un hecho inédito, dado que miembros civiles y militares de la dictadura militar, y sorprendentemente muchos, eclesiásticos, incluyendo hermanos en el episcopado de Mons. Angelelli, habían intentado desviar el martirio de Angelelli hacia un simple caso de accidente automovilístico. Dado que la parte civil está concluida, faltaría la voz oficial de la iglesia católica que permita tener al Pastor de La Rioja argentina entre los fieles a Jesús que dieron la sangre por la fe y por la dignidad de sus hermanos.

Así mismo, los participantes del encuentro dicen sentirse sumamente identificados con laencíclica Laudato Si´, pues recoge denuncias que ya desde hace tiempo vienen realizando, como ser "la urgencia de control y dedicación del Estado en temas de la hermana madre Tierra, y en especial las víctimas de la sobreexplotación de los bienes naturales (megaminería, sojización, desmontes, la polución del aire y el agua...), el descontrol, y el modelo económico que lo provoca".

También reconocen en esta etapa del país, como dos signos de los tiempos, que en principio son considerados positivos: primero, el hecho de acceder de nuevo al ejercicio del derecho al sufragio, como "una nueva instancia democrática libre y participativa," y por otro lado, destacan como muy importante, una positiva "proliferación de militancia juvenil que desde diferentes corrientes y espacios políticos y sociales aportan nueva sangre y esperanzas al mañana mejor que deseamos".


Comunicado de los CURASOPP aquí: www.curasopp.com.ar

domingo, 23 de agosto de 2015

El derecho al mar.


por Pepe

Uno de los éxitos del actual presidente de Bolivia, Evo Morales, es haber colocado en la mesa de las discusiones mundiales que manejan los poderosos, el tema del mar: Bolivia quiere mar. No solamente como acceso a él sino con dominio sobre algún territorio costero: lo que se llama tener acceso “soberano” al mar.

Siempre estuvo en la conciencia nacional boliviana esa demanda pero ha sido en los últimos siete años que su voz se está escuchando cada vez más fuerte en los foros mundiales. Es un logro del gobierno de Evo. Ha sabido desplegar un abanico diplomático con una idea, un proyecto, un proceso inclaudicable. Y le ha dado frutos.

Desde su nacimiento como nación Bolivia tuvo mar propio. Los antiguos mapas así lo señalan. El mismo gobierno de Chile así lo reconoció; de lo contrario no hubiera tenido cónsul en Antofagasta hasta 1879.

El borde costero lo perdió Bolivia con la guerra extrañamente llamada “del Pacífico” (porque lo verdaderamente pacíficos no hacen guerras). Perdió el litoral y así quedó zanjado con la firma del Tratado de paz en 1904.

A ese Tratado se aferra Chile. En ese documento se le da a Bolivia amplio acceso a los puertos de la costa no solamente aquellos que fueron ganados en la guerra sino a todos los puertos del país. De hecho así se ha venido actuando por más de cien años: facilidades de acceso al mar, garantías para el uso de rutas, gratuidad en el comercio de las mercancías hacia otros países. Todo eso y algunas otras ventajas ofrece el Tratado al que Chile se aferra, que Evo Morales dice respetar, pero que le sigue pareciendo injusto. Tiene razón al creer que un Tratado puede ser superado por otro Tratado si hay buena voluntad.

Bolivia quiere un acceso soberano al océano. Es legítima su aspiración.

En 1982 la Convención de la UN sobre el derecho al mar, al que Chile está adherido, dice que el mar es un bien común de toda la humanidad y ningún país puede ser privado del libre acceso a él.

En este sentido Chile señala que eso lo está cumpliendo: Bolivia tiene libre acceso. Lo que no tiene es soberanía sobre algún punto del territorio que le dé derechos sobre el mar.

Es difícil el tema porque hasta ahora no se han presentado propuestas imaginativas. Es comprensible que Chile no puede ceder una franja que divida su territorio en dos. De otorgar un acceso solamente podría ser por la línea fronteriza con Perú.

Pero ahí entra un tercero en el problema. El presidente peruano Leguía, en 1929, exigió un Protocolo complementario en donde se señala que Chile no podría ceder a Bolivia ningún territorio que hubiese sido peruano, sin consultar primeramente a Lima.

Ante este estado de cosas todos estamos metidos en un zapato chino. Bolivia reclama acceso soberano al mar. Chile podría darlo solamente en la frontera con Perú. Perú se reserva el derecho a ser consultado.

En la catedral de La Paz el papa Francisco hizo un llamado al diálogo en este tema. Pero no se puede seguir dialogando eternamente. El asunto requiere solución.

¿No habrá entre tanta gente creativa alguna pista de solución que haga justicia, disipe los resquemores, ayude a fortalecer la paz y la amistad entre tres pueblos hermanos?

Nuestro país, que es tan celoso de su mar chileno, no ha tenido empacho en privatizar los 57 puertos nacionales y entregar los recursos pesqueros a siete familias de empresarios con apellidos largos, durante la administración de Sebastián Piñera.

¿No podría Chile inventar algo que nos aminore el mote de prepotentes, egoístas y leguleyos? Hoy día que todos nos necesitamos mutuamente para tener mejor calidad de vida en esta aldea global que es nuestro mundo ¿qué objeción habría para dar un enclave soberano en algún punto costero y acordar libre tránsito de mercaderías y personas (lo que favorece a Bolivia) a cambio de un enclave con derecho a aguas y petróleo con libre acceso (lo que favorece a Chile)?

Cuando Francisco habló de diálogo seguramente pensaba en conversaciones para solucionar las necesidades y no para tener una tertulia.

sábado, 22 de agosto de 2015

El Evangelio de los empresarios.



José M. Castillo, teólogo

Fuente: Teología sin censura

El conocido empresario multimillonario Warren Buffet lo dijo seguro de sí mismo: “Durante los últimos 20 años ha habido una guerra de clases y mi clase ha vencido”. Este multimillonario voceaba el triunfo de los empresarios desde su sólida instalación en lo que el Nobel de Economía, Paul Krugmann, ha calificado como “el moderno conservadurismo (que) se entrega a la idea de que las claves de la prosperidad son los mercados sin restricciones y la búsqueda sin trabas del beneficio económico y personal”. Esto es lo que importa. Y esto es lo que manda ahora mismo en la economía y en la política mundiales. Y si no, que se lo pregunten a los millones de parados, de desplazados, de inmigrantes y de gentes que cada día se mueren de hambre y de desesperación, como vemos y escuchamos en los informativos que nos dicen lo que realmente está ocurriendo en este momento.

Por eso esta mañana, leyendo el Evangelio, encontré un texto genial que me ha dado que pensar. Me refiero a la parábola del propietario que buscaba trabajadores para su viña (Mt 20, 1-16). No entro en las cuestiones discutidas que analizan los especialistas en el estudio del Nuevo Testamento. Sea lo que sea de esas cuestiones, yo encuentro en la parábola tres cosas que – según creo – están muy claras: 1) El empresario de la viña se pasó el día buscando parados para darles trabajo. 2) El empresario de la viña apostó por la igualdad de todos a la hora de pagarles el jornal. 3) El empresario de la viña empezó por los últimos (Mt 20, 8) y privilegió a los últimos (Mt 20, 16), los que, habiendo trabajado menos, ganaron lo mismo que los que había trabajado más. Es evidente, por tanto, que lo importante, para este extraño empresario, no era la ganancia, sino remediar el paro, acabar con las desigualdades y, si es que queremos privilegiar a alguien, a los primeros que tenemos que privilegiar es a los que están más abajo, a los últimos de este mundo.

¿Es esto realmente posible ahora mismo? Un empresario de nuestro tiempo y que tenga los pies en la tierra, ¿puede realmente asumir, con todas sus consecuencias, el proyecto de empresario que nos presenta esta parábola? Y sobre todo, ¿se puede aplicar a los empresarios una parábola que, en realidad, de quien hablaba es de Dios y no de ningún empresario de este mundo?

Por supuesto, que la interpretación tradicional de la parábola nos habla del comportamiento que tiene Dios con los mortales, no de las relaciones de los empresarios con sus trabajadores. Pero, ¿quiénes somos nosotros para ponerle limitaciones al Evangelio, en su fuerza y en sus posibilidades, para decirnos, a nosotros hoy, una palabra elocuente y exigente para la situación que estamos viviendo? Yo comprendo que es más cómodo poner al “empresario” en el cielo; y quedarnos nosotros con nuestras manos libres aquí en la tierra, para organizar las cosas como nos interesa o nos conviene. Pero, ¡por favor!, seamos honestos y no le pongamos límites al Evangelio. Ya nos advirtió el gran exegeta, que es Ulrich Luz, que, desde Orígenes hasta nuestros días, los intentos de aplicar esta parábola a situaciones actuales, indican las “nuevas potencialidades de sentido que tiene el viejo texto”. Y así lo suelen hacer no pocos profesores y predicadores cuando explican las parábolas.

En todo caso, los más serio y apremiante, que tenemos que afrontar en este momento, es que la economía y la política actuales, tal como vienen funcionando, lo que hasta ahora han conseguido es crear una brecha tan asombrosa entre ricos y pobres, que ya es (y será) insalvable durante décadas y quizás siglos. ¿Tiene esto arreglo? Está visto que ni la economía, ni la política, tal como funcionan actualmente, son capaces de resolver, ni siquiera detener, el asombroso desastre. Esto sólo tendrá arreglo en la medida en que surjan personas que, con un espíritu grande y al margen de cuanto nos dicen economistas y políticos, sean capaces de emprender con firmeza un nuevo camino. El camino que nos marca el Evangelio de los empresarios.

Ya sé que esta solución no es realista. Es una auténtica utopía. Pero también es cierto que, en situaciones límite, sólo quienes tienen el coraje y la audacia de emprender en serio caminos de utopía, ésos son los que pueden ofrecernos una palabra de esperanza con futuro.