sábado, 19 de noviembre de 2016

¿Como edificar, en un mundo globalizado, una casa habitable para todos?


Lucia Montobbio. [Dialogal] 
(Entrevista a Jaume Angelats)

“Hay quien considera que Cadaqués es uno de los lugares más bellos del Mediterráneo, pero por discreción y timidez se abstiene de manifestarlo. Otros, empequeñeciendo el Mediterráneo, proclaman a los cuatro vientos que Cadaqués es el pueblo más bonito del mundo”, escribe Josep Pla en Un petit món del Pirineu... Y en Notes disperses, el autor continúa: “Si en los solitarios días de invierno la población ya es un poco misteriosa, cuando llega el atardecer, hasta cuando la luz es fría y precisa, os invade el ambiente. En días de humedad -cuando el viento de garbí vela la oscuridad de las calles, los bordes viscosos, las pizarras mojadas, las luces agónicas, os hacen ir despacio para no romperos la crisma en un resbalón. Entráis en una especie de agitación expectante. Pero, ¿agitación de qué? Todo es solitario, silencioso, muerto. No os espera nadie, ni esperáis alma viviente. Todo es neutro, olvidado y lejano. La pequeña ola que se deshace en el Portitxó, sin hacer ruido, como un trago de agua que expulsa al mar”.

Me ha parecido oportuno empezar así este artículo porque me desplazo hasta este pueblo mediterráneo un atardecer de invierno. Aunque voy despacio por miedo a romperme la crisma, lo que me invade es enojo. Me acabo de dar cuenta de que nos han birlado el tapacubos del coche. Llevamos un Fiat Panda Alessi naranja, un coche demasiado vistoso y apetecible para los coleccionistas de símbolos, letras, antenas y tapacubos arrancados de automóviles ajenos. El próximo será de segunda mano y cuanto más rayado y abollado, mejor. Intento calmarme y recordar que estoy aquí para captar el escenario cadaquesence que acoge el grupo de profundización espiritual Vivarium Gerisena. Intento recuperar la escenografía romántica de Pla y el silencio como atmósfera para dialogar.

Hace tiempo, con un grupo de jóvenes del Casal Loiola nos desplazamos hasta Tavertet. Los acompañantes nos advirtieron que íbamos a escuchar a una persona mística: Raimon Panikkar. Si entonces, adolescente, me parecieron más sorprendentes las vistas panorámicas que el conferenciante, después he sabido apreciar mejor la obra de este sabio. Quizás en la sala con balcones a las montañas, a mi lado, había algún miembro del grupo Vivarium Gerisena. Este colectivo nace en 1999 en Garriguella, bajo la maestría inspiradora de Raimon Panikkar, con quien mantendrá una estrecha relación de amistad. Desde 2005, forma parte de la Xarxa Catalana d’Entitats de Diàleg Interreligiós de la AUDIR. Jaume Angelats, uno de los componentes del grupo, me habla un poco más de esta iniciativa.

Jaume Angelats es cura de la diócesis de Girona, actualmente párroco de Cadaqués, La Selva de Mar y Port de la Selva. Docente en la Facultad de Teología del Ateneu Universitari Sant Pacià y en los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas de Girona y de Barcelona. También es delegado episcopal en la Delegación para el Diálogo Interreligioso.

¿De dónde viene este nombre: Vivarium Gerisena?

Vivarium evoca el lugar de Calabria donde el patricio cristiano Casiodoro fundó un monasterio en el siglo VI, encomendando a los monjes la tarea de recuperar, conservar y transmitir a las generaciones futuras el valioso patrimonio cultural de los antiguos para que no se perdiera. Gerisena es la denominación latina de Garriguella, pueblo del Alt Empordà, en la demarcación de Girona, donde el grupo nació y se reunió los primeros años. Desde 2009 lo hace en Cadaqués.

¿Quien conforma este grupo?

Una veintena de personas de diversas poblaciones gerundenses, exponentes de un abanico interdisciplinario desde el punto de vista formativo (filosofía, historia, antropología, arte, filología, informática, medicina, psicología, teología…), culturalmente cristianas pero con sensibilidades espirituales plurales, que comparten una inquietud de investigación y profundización de la dimensión espiritual de la vida, desde una perspectiva interreligiosa e intercultural.

Recuerdo que en una entrevista que le hice para el Institut Superior de Ciències Religioses hablamos de esta investigación. Decía que ser profesor y tener contacto con alumnos con inquietudes similares ayuda a mantenerse en este camino.

La vida misma te sitúa a menudo en una actitud de búsqueda, aunque no sabemos muy bien qué buscamos. Si vislumbramos fácilmente la complejidad de la existencia, el estudio muestra que es aún más compleja de lo que parece a primera vista. Y la perspectiva espiritual posibilita una forma atendible de conocimiento, de percepción de la realidad. El mejor feedback de la docencia es que los alumnos te estimulen en una actitud permanente de búsqueda. En este sentido, a menudo me encuentro diciéndoles que, más que de respuestas, la Biblia es tal vez un libro de preguntas. Considero importante tener siempre presente que la vida ofrece un aprendizaje constante.

El estudio y la reflexión seguro que también tienen un papel importante en los encuentros de Vivarium Gerisena.

Sí, nosotros nos reunimos una vez al mes, de septiembre a junio. Las sesiones de Vivarium Gerisena se estructuran en dos momentos: media hora de meditación y silencio, seguida de un par de horas largas de diálogo dialogal a partir del estudio compartido de una temática previamente consensuada. Después de unos años haciendo camino juntos, aparte de este trabajo académico y de reflexión conjunta, los miembros del grupo hemos ido tejiendo también un vínculo gratificante de amistad, que facilita la comunicación recíproca de experiencias personales.

Hablas de búsqueda, silencio, diálogo, reflexión, ¿qué otras características destacarías del grupo?

Nos gusta cultivar tres dimensiones existenciales. En primer lugar, el silencio. Como decíamos, iniciamos los encuentros con un rato de meditación en silencio. Luego viene la palabra: dialogar, reflexionar a partir de textos y contextos, compartir experiencias, escucharnos y contrastar perspectivas… Finalmente puede llegar la acción. Desde el silencio y el diálogo dialogal se suelen generar dinámicas que pueden ayudar a transfigurar y transformar aspectos personales y sociales.

Una de las acciones que ha coordinado Vivarium Gerisena ha sido el VI Parlament Català de Religions. ¿Sobre qué temas trabajasteis?

La conferencia marco desplegó el lema de la sexta edición de este Parlamento: “Signos de los tiempos. Tiempo de símbolos”. La sensibilidad espiritual capta dos vertientes entrelazadas de la realidad. Una mirada profética procura identificar los signos de los tiempos en que vivimos, los indicadores de por dónde va el mundo, las características del momento presente, con todos los claroscuros que se desee. Una mirada más mística procura percibir los símbolos luminosos actuales que permiten vislumbrar caminos de futuro.

En un segundo momento de la jornada se abrieron tres ámbitos dialogales simultáneos, asociados con la dimensión religiosa de la vida. Y relacionados con los elementos configurativos de las sesiones de Vivarium: palabra, silencio y acción.

El silencio nos sumerge en el misterio, horizonte que vislumbran todas las tradiciones espirituales, asombro y respeto ante la vida de donde brota la sensibilidad religiosa. Paideia, la expresión clásica relacionada con la palabra, la educación, la cultura, la transmisión de valores, la comunicación… Aspectos que también tienen mucho que ver con la experiencia religiosa, sobre todo hoy en día. Oikonomía, la acción económica, social y política entendida en el sentido primigenio y profundo de organización de la casa: la de cada uno y la de todos. ¿Cómo edificar, en un mundo globalizado, una casa habitable para todos? Casi todas las religiones concuerdan en la necesidad de fomentar -aunque no resulte fácil- valores de justicia, de paz, de solidaridad, de respeto, de acogida, de fraternidad…

Desde el primer Parlamento Mundial de las Religiones, que se celebró en Chicago en 1893, hasta este sexto del ámbito territorial de habla catalana que se ha celebrado este año en Girona, ¿qué retos quedan por resolver en cuestión de diálogo interreligioso?

Las personas y las situaciones van cambiando, pero los retos dialógicos siguen siendo los mismos. A medida que se articula el diálogo interreligioso, se va viendo que este debe ser un diálogo continuo… El reto principal es no desfallecer nunca en esta actitud de apertura y de reciprocidad, que es a la vez profundamente religiosa. Por más que haya comprensiones diferentes referidas al mismo diálogo. Y sabiendo que cada día se perfilan nuevos retos. Ahora mismo nos encontramos de lleno con el fenómeno de la inmigración, personas y grupos provenientes de marcos sociales, políticos, culturales y religiosos muy diferentes.

¿Qué piensas de la acogida de refugiados sirios en Cataluña?

De entrada, se trata de un deber humanitario y ético. Sobre todo si asumimos la parte de responsabilidad que nos corresponde en cuanto a los conflictos bélicos generadores de tanto sufrimiento. A pesar de la complejidad que supone y la necesidad de articular adecuadamente esta acogida, también puede ser oportunidad de enriquecimiento cultural, social, económico, político y religioso para nuestro país. Sin olvidar las palabras de saludo de Raimon Panikkar a los miles de participantes del Parlamento Mundial de las Religiones celebrado en Barcelona en 2004: “Bienvenidos todos, inmigrantes de esta tierra donde todos hemos llegado sin papeles”.

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