martes, 15 de agosto de 2017

El pensamiento wayuu y el combate las enfermedades del cuerpo y el espíritu.


Foto: Eduvilia Uliiana
Una mirada desde el pensamiento wayuu a las causas de la desnutrición.

Por Eduvilia Uliiana*

10 de agosto, 2017.- Entre las familias wayuu, los amuyu (cementerios) se proliferan sin distingo de clanes, la vida de niños y niñas menores de 5 años se apagan por la desnutrición, frente al desarrollo que prometen los gobernantes. Las páginas de los periódicos resaltan que la corrupción se come los recursos de estos niños, que las madres wayuu no quieren entregar a sus hijos para ser internados en un centro de nutrición, o que le sirven la comida primero al marido que a los infantes.

Ana, es la abuela de los Epieyu, es artesana y conocedora de plantas medicinales e interpreta sueños, vive en Uchitu muy cerca al Cabo de La Vela, al norte del Departamento de La Guajira, ella tuvo 10 hijos y actualmente vive con una nieta. Desde su saber wayuu, nos cuenta acerca de las causas de la desnutrición que atenta contra la vida de los niños wayuu.


Foto: Eduvilia Uliiana

“Los niños se enferman de diarrea, de poloona ese vómito fuerte que debilita al niño con fiebre, Pulaushi (enfermedades espirituales) ocasionadas por el fuerte Joutay (el viento). Debido a estos espíritus se mueren, sus cuerpos adelgazan rápidamente, la piel se les seca. La sequía es muy fuerte, aquí no llueve, y nos hace falta la lluvia. Aquí es muy difícil cultivar, nos peleamos por el agua, los programas para los niños no son suficientes”, estas son las primeras causas de la desnutrición que identifica Ana.

Para los wayuu, el grupo indígena más numeroso de Colombia y Venezuela, su vida la rigen alrededor de 40 seres espirituales, con diferentes personalidades y espacios en que intervenir. Joutai (el viento) es uno de ellos y es un ser masculino, es mensajero de las malas y de las buenas noticias, su presencia personifica al wanülü (espíritu maligno) llamado Jamu (hambre), al Epichikua (remolino) que es el mal presagio, con su fuerza tumba las hojas de los árboles y arremete contra los niños por donde pasa. Aun con todas estas personificaciones negativas Joutai es quien abre la esperanza de los wayuu al traer a Juya (lluvia).

Yolujaa (espíritu maligno), es otro Wanülü que erradica la vida de los niños , llega representado en cualquier tipo de animal a la comunidad, “llora como ganado o como chivos, conversan como personas, cuando nos asomamos no hay nada, su hora exacta es a las 12:00 de la noche, es cierto, la tierra kalechesü (tiene su mal) y tenemos que tener mucho cuidado” Así relata Ana, en su rol de médica, ha tratado el mal del cuerpo y del espíritu de cientos de niños de su comunidad, ayudada por su don para interpretar los sueños.

Con las prácticas de sus saberes ancestrales, Ana es una mujer que enfrenta y combate la muerte en su familia y comunidad “en nuestra tierra se siente un ambiente diferente, keemionsesu (tiene sombras) y kaawainsu (es pesada), las noches son muy frías, cuando las nubes están negras es necesario cuidar los niños por la tarde, no sacarlos de casa, porque los niños mueren por enfermedades del cuerpo y del espíritu” es la recomendación que Ana le hace a las madres.

El pensamiento de Ana, refleja la necesidad de mirar el asunto de las muertes de los niños wayuu más allá de una cifra, porque las razones las percibe en las dos dimensiones, tal como vive y muere el wayuu. La espiritual es la dimensión que exige el bienestar de los seres del cosmo, ellos necesitan armonía para orientar y guiar los pasos de los wayuu que están sobre la tierra, de manera que la segunda dimensión se refiere a la convivencia entre los mismo wayuu y los alijunas (no wayuu).

Ana, sigue pangando las hojas con unas piedras, está preparando un tratamiento para algún niño enfermo, ella tiene la esperanza que se atiendan las enfermedades del cuerpo y del espíritu como una forma de ganarle a la muerte. Desde su casa alcanza ver como la brisa empolva el rostro de los apalanchi (pescadores) durante su luchan para sobrevivir ante tantas calamidades, muy cerca ve a las mujeres wayuu tejiendo con agilidad para ofrecer su mochila a los turistas que llegan al Cabo de la Vela.

Mientras los alijunas se montan en una carrera en la que despliegan información de todo tipo acerca de la muerte de nuestra niñez, se enceguecen a reconocer que esta también es una realidad.

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*Eduvilia Uliiana es wayuu pertenece al clan Uliiana de la Escuela de Comunicaciones del Pueblo Wayuu

Fuente: Servindi

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